Por: Alan A. Almeralla Barreto

Todos o casi todos los ciudadanos queremos ser escuchados y tomados en cuenta, ¿pero cuántos de nosotros queremos interactuar verdaderamente con nuestras autoridades? Somos realmente conscientes de nuestra responsabilidad social hacía la función de las autoridades, de que la participación ciudadana es una herramienta vital en el desarrollo de los estados modernos, y de que la democracia se ejerce de forma efectiva y solo a través de esa participación.

Son momentos difíciles, es una idea que todos tenemos claro. No sólo por las cuestiones de seguridad, gobernanza o de estado de derecho, que han estado en crisis en los últimos años y que a inicios del actual gobierno (tanto el estatal como el federal), no han tenido atisbos de cambio o si quiera de mejora; pero son realmente momentos difíciles por la crisis de salud pública que atraviesa el mundo entero como consecuencia de la pandemia del SARS-COV-19, y que se han ido sumando a las otras crisis ya mencionadas.

Esta crisis nos ha obligado a repensar todos los aspectos primordiales de nuestra vida privada, sobre lo que es realmente importante o en lo que verdaderamente tendríamos que centrarnos. Reevaluar nuestra vida y nuestras prioridades; pero sin duda, esta pandemia nos tendría que obligar repensar también, nuestra vida pública.

Hoy que echamos de menos la interacción social, la vida pública y retomar los espacios públicos de forma libre y despreocupada; la ciudadanía tiene el importante reto de adaptarse a esta “nueva normalidad”, pero también deberíamos tener la imperiosa necesidad de relacionarnos de forma que nuestra comunicación sea más efectiva. Hacemos uso de las redes sociales para interactuar, pero no lo hacemos de forma responsable para informarnos o comunicarnos con los distintos órganos del estado.

Casi todos los ciudadanos queremos retomar nuestra vida pública, pero ¿que conciencia hemos tomado sobre la forma en cómo nos comunicamos y nuestra responsabilidad sobre aspectos como la salud pública, el consumo, el cuidado de los espacios públicos, entre otros? Lo mismo pasa con la forma en cómo nos comunicamos con nuestras autoridades.

Todos o casi todos los ciudadanos queremos ser escuchados y tomados en cuenta, ¿pero cuantos de nosotros queremos interactuar verdaderamente con nuestras autoridades? Somos realmente conscientes de nuestra responsabilidad social hacía la función de las autoridades, de que la participación ciudadana es una herramienta vital en el desarrollo de los estados modernos, y de que la democracia se ejerce de forma efectiva y solo a través de esa participación.

Hace pocos días, fuimos invitados a la presentación de un proyecto de inclusión social por parte de la Academia Estatal de Estudios Superiores (AEESS) en Seguridad, dependiente de la Comisión Estatal de Seguridad del estado de Morelos; el proyecto lleva por nombre “Tu seguridad depende de mis acciones, ven y conóceme”, un trabajo propuesto para generar espacios de interacción con diversos grupos de la sociedad en la entidad.

Un proyecto que, dicho sea de paso, esta liderado por dos personas que han sido miembros de organizaciones de la sociedad civil y que ahora hacen funciones de servidor público. Por un lado el Contralm. Ret. Luis Enrique Barrios Ríos, ex Director del Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos Veracruz, hoy Director General de la AEESS, y por otro con el liderazgo de la Dra. Cristina Rumbo Bonfil, ex Directora del Observatorio Ciudadano de Morelos. Un esfuerzo importante por abrir espacios institucionales para incidir afirmativamente en las tareas de profesionalización policial.

Sin embargo, la mitad de las butacas del Auditorio (los espacios estaban reducidos a la mitad para cuidar los protocolos de sana distancia) donde se había invitado a presenciar la presentación de dicho programa, se encontraban vacíos. Los nombres de autoridades, Diputadas y diputados federales y locales, empresarios y miembros de organizaciones de la sociedad civil, yacían solos evidenciando el llamado no atendido. Y es entendible quizá la ausencia, pues sin saber los motivos, mucho se ha de suponer que los riesgos de contagio siguen latentes, mientras la pandemia no sea contenida.

Pero acaso, ¿no era este el momento que los distintos grupos sociales estábamos esperando? Hoy celebramos que detrás de los cargos públicos, existan personas conscientes de la importancia de la comunicación efectiva y directa, esa sin intermediarios y sin agendas, que exige la toma de decisiones y la suma de esfuerzos.

Que hacen falta muchas cosas para mejorar la seguridad, la gestión gubernamental o la procuración de justicia, sí muchísimo. Pero debemos ser corresponsables de la función que cómo ciudadanía tenemos, pues no debemos olvidar que somos precisamente nosotros los ciudadanos, los sujetos activos de la relación estatal. Reclamar espacios públicos es relevante, pero ejercerlos es todavía más importante.

Investigador del Observatorio Ciudadano de Morelos

@AlanAlmeralla
@OBCIJU

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