Leonardo González Tafolla

Apatzingán se ha caracterizado por estar en un entorno carente de seguridad humana. Continúa siendo uno de los municipios más violentos del país vinculado a la producción y trasiego de drogas, con una cultura social de violencia, miedo y apatía.

Actualmente el comportamiento estadístico de los indicadores de delitos de alto impacto en Apatzingán muestra una preocupante tendencia al alza, después de haber observado en 2017 y 2018 una tendencia a la baja. Desde mayo 2019, se inicia un incremento de los delitos.

En abril 2020 el homicidio doloso tuvo una tasa por cada cien mil habitantes del 4.54, ocupando el 6º lugar estatal. En robo de vehículos una tasa 21.17, posicionado en el 6º lugar estatal. La tasa del robo con violencia fue de 10.58, en 5º lugar estatal. Los demás delitos de alto impacto no son denunciados por la población por desconfianza en las autoridades y temor a represalias.

Nuestro gran desafío es liberarnos del miedo a la violencia y tener el derecho a ser libres de querer y de vivir con dignidad humana. Para ello al Observatorio Regional de Seguridad Humana de Apatzingán le queda claro que la única forma de alcanzar la seguridad humana es desarrollar un proceso de activación sostenible de la sociedad, establecer estrategias y mecanismos efectivos de comunicación comunidad-gobierno y, como consecuencia, propiciar el fortalecimiento del Estado en seguridad humana y desarrollo económico.

El Observatorio tiene la misión de propiciar la reconstrucción del tejido social para el bien común y el buen convivir, midiendo su impacto en la seguridad humana de los apatzinguenses. La estrategia ha sido tomar como base la Agenda de Seguridad Humana de Apatzingán y como metodología de cambio el Programa Reconstrucción del Tejido Social (RTS) de Jesuitas por La Paz, de quienes hemos recibido un gran apoyo. La Dra. Jenny Pearce (London School of Economics), el Sacerdote Jorge Atilano González, director de Jesuitas por la Paz y del presidente municipal, Lic. José L. Cruz Lucatero.

Como primer paso, se ha iniciado el proceso de activación social. El reto es vencer la apatía y miedo crónico de los apatzinguenses, impulsando el emprendimiento social autogestivo. Durante 2019, el Observatorio gestionó la capacitación de 22 personas, de todos los sectores, como líderes sociales en el programa RTS por el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de Tancítaro. Sus integrantes fundaron y coordinan la ONG “Sentimientos de Apatzingán por la Paz” (SAP).

Su misión es impulsar el RTS a través de comités vecinales, sectoriales y consejos ciudadanos. Actualmente hay veintidós comités vecinales y sectoriales. Se está trabajando con el programa “Buen Convivir en la Familia”. Los comités reciben capacitación del Padre Jorge para difundirlo con sus vecinos, asistidos por integrantes del equipo coordinador de SAP.

Paralelamente, se inició un proceso de implantación de la cultura del buen convivir en estudiantes niños y jóvenes. El Observatorio gestionó la capacitación de 35 maestros de todos los niveles en Estrategias Pedagógicas del Buen Convivir a cargo del CIAS Cherán. Su misión, iniciada en agosto de 2019, ha sido desarrollar una cultura de convivencia armónica en casi 1,000 estudiantes del Instituto del Valle de Apatzingán en los municipios de Apatzingán, Buenavista, Coalcomán, Ario de Rosales, La Huacana y Tacámbaro.

Ahora ya se observa un cambio cultural: la violencia ha sido sustituida por el buen convivir en los estudiantes. El compromiso del Instituto es invitar, en este ciclo escolar próximo, a escuelas públicas y privadas a adoptar este programa y asistirlas de manera altruista.

El primer reto del Observatorio es continuar impulsando la activación social responsable en todos los apatzinguenses de manera sostenible y autogestiva, desde los estudiantes, las familias y los vecinos. Ha sido una tarea difícil porque, como es natural, hay gran resistencia al cambio por miedo, incredulidad y apatía social. Esto nos obliga a mantener un proceso continuo de innovación de estrategias de acercamiento y formativas.

El segundo reto es desarrollar estrategias y mecanismos efectivos de comunicación entre la comunidad, sociedad civil organizada y el Estado, que es muy débil e ineficaz. El tercer reto es propiciar el fortalecimiento del Estado en el municipio. Necesitamos accesibilidad y confiabilidad en la justicia, mejoramiento de la capacidad de las autoridades en seguridad humana ante el poder de los grupos delincuenciales y que se instaure un proceso de desarrollo económico sostenible y competitivo.

Director del Observatorio de Apatzingán
@ObsNalCiudadano

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