Mi casa EL UNIVERSAL reportó una noticia buena. Algo raro, porque en este oficio del periodismo la mayoría son malas noticias y así el asombro natural tiene que ser alimentado diariamente y generalmente con cosas amargas. Por eso un dulce sorprende y ese dulce fue recién Claudia Sheinbaum.

En medio de una época malhadada para la mujeres y los niños con el advenimiento de la 4T, la jefa de Gobierno de la CDMX anunció que mantendrá las escuelas de tiempo completo en la capital del país luego de que la secretaria de Educación Pública, a cargo de la impresentable Delfina Gómez, anunciara que en nuestro país estaban canceladas esas escuelas de tiempo completo para dar el mantenimiento a los colegios públicos al que la SEP está obligada.

Se trata de un pequeño respiro entre las malas noticias que tenemos que escuchar, leer, ver y vivir todos los días. Porque recién hemos tenido que reportar cómo los niños con cáncer no tienen medicamentos, cómo se cancelan las estancias infantiles que le daban certeza a los chiquillos y a sus madres trabajadoras y atestiguar de manera se habla desde Palacio Nacional de las mujeres feministas a quienes se ve como opositoras sólo por reclamar sus derechos.

Por eso hoy no debe haber empacho en elogiar a Claudia Sheinbaum por mantener las escuelas de tiempo completo en la Ciudad de México. Su decisión es una reivindicación de las madres trabajadoras y los niños solos.

¿Alguien se pone a pensar en el dolor de no saber qué hacer cuando no sabes si tu mamá te va a poder recoger después de la escuela o si te van a dar de comer? ¿Saben de la angustia de tu mamita porque no le alcanza el tiempo para ir por ti y cuidarte porque tiene que trabajar?

Por eso hay que aplaudir a Claudia Sheinbaum, porque ha tendido el carácter y compromiso de reivindicar a la escuela como un espacio de integración y formación pero también de cuidado y protección, a pesar de que desde la mismísima Secretaría de Educación Pública se decretó el abandono de tres millones 600 mil niños acogidos por el programa de escuelas de tiempo completo.

Ahora la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum ha demostrado lo que vimos en los auditorios de la UNAM durante la huelga estudiantil de 1986-87, una mujer comprometida con la gente. No abandonar a los niños y a sus madres es una muestra de que mantiene los valores que nos movieron para defender la educación pública en el movimiento estudiantil del Consejo Estudiantil Universitario.

Y parece gracioso, no deberíamos agradecer esta determinación de Sheinbaum, debería ser la constante dentro de un gobierno que se autoproclama como del pueblo. En fin, por lo menos en la Ciudad de México miles de niños y niñas tendrán espacios seguros, una comida garantizada y una comunidad que los proteja. Una lucecita dentro de las sombras.

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