En los últimos días hemos vuelto a escuchar con frecuencia el término de “chapulines”, que en cuestiones políticas se refiere a aquellos personajes que van “brincando” de un partido a otro para no perder el poder o seguir ganando dinero al mantenerse en la nómina de estos órganos.

En el deporte, para ser más precisos en la política del deporte, no existe lo de “chapulines”, pero también existen personajes que una vez que han probado la impunidad con la que se pueden manejar, no quieren soltar cargos en los que han estado por años y lo que menos han hecho es velar por el verdadero desarrollo deportivo de sus diferentes disciplinas.

Se acercan elecciones en diferentes federaciones deportivas de nuestro país y lamentablemente, seguimos sin que funcione el órgano que regule estos procesos. El Consejo de Vigilancia Electoral Deportiva (Coved) no se encuentra activo y sin un verdadero árbitro para todo lo que se desprende de estas elecciones, aquellos que buscan eternizarse en el puesto se siguen manejando como mejor les conviene. Sin competencias en este 2020 por cuestiones de la pandemia, estos personajes se han mantenido escondidos pero, desde las sombras, se han dedicado a ir acomodando todas las piezas que necesitan para volver a ganar. Así ha ocurrido en el caso de la natación mexicana, en la que el abandono en los últimos meses ha sido total; no se sabe de un plan concreto para retomar el trabajo de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio (después de que se aplazaron) y se mantienen las amenazas para los que realmente buscan un cambio.

Política del deporte, pero política al fin y al cabo, aunque hay que decir que es de la política más ruin y barata que puede existir en un medio ya de por sí golpeado por la incompetencia de muchos.

En el deporte no hay “chapulineo” o lo hay de otras formas como, por ejemplo, todos aquellos presidentes que forman el Consejo Directivo de la Federación Mexicana de Natación que solamente buscan su beneficio en viajes y prerrogativas que les da el Presidente sin tener ningún derecho. Ese sería su “chapulineo”, como es el caso que el presidente de la Asociación de Natación Zacatecana, Ricardo Villegas, quien además es el tesorero de la FMN (y quien debería saber en dónde están los más de 400 millones de pesos que han recibido en los últimos nueve años). Canceló la asamblea de su asociación el pasado viernes con el pretexto del coronavirus y se quiere reelegir cuando su propio estatuto lo prohíbe. Resulta terrible impunidad con la que se manejan estos individuos, que no quieren soltar el poder, no quieren dejar de sacar beneficio propio del cargo que ocupan y buscan las estrategias que sean necesarias para lograrlo. Por eso es que atletas, entrenadores, familias, y presidentes de las asociaciones estatales, en el caso del deporte y sus federaciones, deben estar atentos a lo que ocurra en las distintas elecciones para que realmente tengan a un dirigente que busque su desarrollo.

Profesor

Google News

TEMAS RELACIONADOS