Ahora que entramos a la recta final del ciclo olímpico rumbo a los Juegos Olímpicos 2020 y tras el análisis de las buenas actuaciones en los pasados Juegos Centroamericanos Barranquilla 2018 (primer lugar histórico) y los Juegos Panamericanos Lima 2019 (mejor actuación fuera del país tras quedar en tercer puesto), me parece oportuno que la comunidad deportiva de México sepa que no estaríamos hablando de estos buenos lugares, de no ser por uno de esos accidentes que resultan en algo muy positivo.

Desde su creación en el sexenio de Ernesto Zedillo, la Olimpiada Nacional se ha convertido, casi sin querer, en sistema de desarrollo deportivo vital para nuestro país, una fuente de atletas que inconscientemente todos los dirigentes que hemos pasado por la Conade no hemos reconocido como tal, lo cual es un terrible error.

Sin embargo, tras las últimas participaciones de México puedo decir que esas Olimpiadas Nacionales han cocinado en sus 25 años de existencia a los atletas que tanto en Barranquilla como en Lima nos dieron grandes satisfacciones y que esperamos ver en Tokio.

Otra de las explicaciones para llegar a lo que hoy tenemos, es la exagerada inversión de los gobiernos para sus atletas que participarán en esta justa. A los gobernadores no les gusta ver a su entidad en los últimos lugares (salvo a los antes delegados de la Ciudad de México que, después de ganar las cuatro primeras ediciones, perdieron el interés y de ahí sus malos resultados), por lo que hay apoyo y, claro, resultados.

Hay mucho por revisar en el deporte mexicano, pero no pueden dejar perder esta competencia que ahora se llamará Juegos Nacionales y mucho menos dejar que se convierta en un botín para la gente que maneja el dinero. Esperemos que siga con el desarrollo del deporte tanto en los estados como a nivel federal, ya que me queda clarísimo que la Olimpiada Nacional ha sido el detonador del desarrollo deportivo de México.

Gracias también a la ON se preparó a buenos entrenadores, a jueces, a árbitros, a toda la gente que estuviera inmersa en la organización de este evento que fue creando un círculo virtuoso que no pudieron detener a pesar de que hubo varios intentos por deshacerla. Hasta ahora que nos hemos dado cuenta que de ahí han salido los deportistas que pelearán por medallas en los próximos olímpicos es que debemos empujar para que se mantenga la inversión de todos los involucrados.

Es cierto que con el nuevo formato con el que se llevará a cabo hay que darle algunas adecuaciones y mejorarlo, pero cuidarlo como lo que ha sido en todos estos años: el eje del desarrollo deportivo de México, después de 25 años de producir atletas desde los 12 años, produciéndolos sistemáticamente por todos los estados, municipios, a veces sin saberlo, pero que hoy gozamos.

Por supuesto que esto no es lo único que necesita el deporte mexicano, pero es algo que debemos de cuidar. Mientras tanto, a la par, que no se nos olviden los pendientes que se tienen para mejorar las condiciones de todos los involucrados. Tal es el caso de la necesidad de fortalecer el Sinade, de poner en marcha y respetar el Coved (el órgano encargado de las elecciones a nivel federativo), también se necesita restablecer a la CAAD (encargada de impartir justicia) y recuperar algo tan fundamental como el laboratorio antidopaje de la Conade, con todo lo que significa contar con éste. Son muchas cosas por hacer, ojalá poco a poco se vayan resolviendo sin olvidarnos de seguir desarrollando a nuestros atletas.


Profesor

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