Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Texto: Ruth Gómez y Carlos Villasana

En febrero de este año algunas zonas del país resultaron afectadas por cortes de luz que provocaron “ apagones ”; a diferencia de otros tiempos, durante la pandemia de la Covid-19 la energía eléctrica se ha vuelto necesaria no sólo para el funcionamiento de los electrodomésticos o para el entretenimiento al interior del hogar, sino también para poder estudiar o trabajar.

Sin embargo, por difícil que parezca imaginarlo para las nuevas generaciones hubo un tiempo en el que no había energía eléctrica y en la Ciudad de México la vida se “transformaba” a partir de las 9 de la noche.

El cronista Luis G. Urbina escribió que cuando la Catedral daba campanadas anunciando esa hora, las calles y avenidas de la capital empezaban a vaciarse: “todo comienza a estar triste, los teatros vacíos, los salones cerrados, la ciudad silenciosa, las linternas de los gendarmes brillando de trecho en trecho parecen farolillos de retablo pues, puestos en mitad de la calle para alumbrar la soledad de la noche”.

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Postal nocturna de la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional en la década de 1940. Colección Carlos Villasana.

En un libro del Departamento del Distrito Federal se dice que el primer sistema de alumbrado público en la ciudad fue establecido por el Conde de Revillagigedo el 15 de abril de 1790; sin embargo, las primeras lámparas eléctricas se colocaron en el Porfiriato el 11 de diciembre de 1881, fecha en que las calles de la capital se iluminaron de manera artificial por primera vez.

Tiempo después, el 12 de febrero de 1905, El Mundo Ilustrado' publicó un texto donde se describió cómo fue regresar a una urbe sin luz ; de acuerdo con el autor —cuya firma no aparece en el artículo— los ciudadanos volvieron a mirar hacia el cielo por la noche y, asombrados, contemplaban cómo las estrellas iluminaban las calles:

“La costumbre de vernos siempre iluminados por esas lácteas y callejeras claridades, nos habían hecho olvidar casi por completo, que existía como dijo Hugo, una cosa formidable: la noche. (...) Mas, como de mucho tiempo atrás vivíamos esperando el día sin preocuparnos de la sombra, sucedió que, de pronto, nos sobrecogió el espanto a lo negro, a la tiniebla que se espesa, a la bruma que se cierra, al caos ciego, al pesado cortinaje de la nada”.

En días previos —debido a un incendio — la energía eléctrica había dejado de correr por la red de suministro y el ambiente que se tenía era de angustia ante estar, de nuevo, en la obscuridad: “el sistema nervioso de la capital estaba paralizado, ni una palpitación, ni un sacudimiento, ni un rayo”.

Para esos tiempos, las calles ya tenían vida después de las 9 de la noche y cuando la luz dejó de iluminarlas, el autor narraba que sólo los atrevidos caminaban por ellas y se dejaban sorprender por “un sutil y frágil hilo de plata”, que delimitaba una casa de otra.

Nuevos postes de una de las calles de la colonia Irrigación, que era de las zonas más modernas de la ciudad y cuyo alumbrado era ejemplo del “progreso de la ciudad”. Colección Carlos Villasana / D.D.F. Diseño web: Rodrigo Romano.

1909: México en tinieblas

Según el cronista Héctor de Mauleón , en su artículo “ México en tinieblas ”, el diario El Imparcial publicaba el 24 de mayo de 1909 que “ México sin electricidad sería un infierno de desesperación”. Esto debido a fallas que hubo en la presa Necaxa , encargada de dotar de energía eléctrica a la capital, aquel apagón duró varios días:

La vida en la metrópoli se paralizó. Las fábricas y algunos periódicos , “por carecer de fuerza motriz”, suspendieron sus labores; cuatro mil obreros dejaron de trabajar —y, por tanto, de cobrar— y numerosos tranvías de la ruta Juárez, Loreto, así como de La Viga, Guerrero y San Rafael, quedaron varados en las calles”.

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Una toma nocturna del “Ángel de la Independencia” en la década de 1940, entonces no tenía la misma iluminación que hoy en día. Colección Carlos Villasana.

De Mauleón cita que al tercer día sin luz, un redactor de El Imparcial escribía que si las cosas seguían así, la ciudad colapsaría y el caos se apoderaría de la capital: los tranvías se quedarían varados siempre y los ciudadanos pelearían un cupo en los transportes de la época como carruajes, coches o canoas para cumplir ya sea sus obligaciones o sólo llegar a casa.

Que sin luz seguramente se incrementarían las ventas de velas y de petróleo o aceites para lámparas caseras y los automóviles estarían inmóviles por miedo a no encontrar gasolina. La producción de tortillas o pan se vería afectada y, quienes quisieran aprovecharse de la situación, elevarían de precio artículos básicos y con ello empezarían más problemas y saqueos.

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Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Vista nocturna del Castillo de Chapultepec en la década de los años 40. Colección Carlos Villasana.

El miedo se apoderaría de todos al caer la noche; la falta de electricidad haría más sencillas las fugas y motines al interior de las cárceles. Los días se llenarían de robos a transeúntes o bancos; teatros, restaurantes o cines permanecerían cerrados y otras industrias o tiendas se irían a la quiebra por falta de energía.

“Al volver la luz, México estaría en medio de ruinas, de sangre, de sombras. Quedará lacerado por mucho tiempo”. Parecería que hubiera pasado por sus calles “un huracán de desgracia”, escribió De Mauleón citando lo publicado en El Imparcial.

Para 1917, la ciudad contaba con 987 lámparas eléctricas y en 1922, la cifra se elevó a 2,018; en 1952 la capital ya contaba con 35 mil lámparas y para 1964, había más de 151 mil.

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Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Postal del Palacio Nacional con su iluminación nocturna en la década de 1940. Colección Carlos Villasana.

1965 y 1970, años de grandes apagones

Ya entrada la segunda mitad del siglo XX hubo diversos apagones , de poco más de una hora de duración en toda la capital, que dejaron ver la desesperación de quienes la habitaban o transitaban.

Por ejemplo, en septiembre de 1965 la luz se fue de las 18:45 a las 19:50 dejando interrumpidos todos los servicios; sin embargo, los semáforos funcionaron gracias a su sistema de emergencia y sólo se reportaron embotellamientos en la zonas donde habían quedado parados tranvías y trolebuses.

A nivel mundial y en noviembre de aquel 1965, ocho estados de Estados Unidos y algunas ciudades de Canadá se quedaron sin energía eléctrica por 12 horas; lo que provocó pánico a millones de personas.

En Nueva York , uno de los estados afectados, hubo saqueos en locales, la gente quedó atrapada en elevadores o en el subterráneo ; se registraron accidentes de tránsito , se reportó que hombres habían intentado ingresar a dormitorios de estudiantes universitarias y en las calles, mientras se vendían hot dogs preparados con cirios, había expresiones como que “habían llegado los rusos”.

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
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El 10 de noviembre de 1965, EL UNIVERSAL daba a conocer el caos, confusión y abusos que había provocado un gran apagón en la ciudad de Nueva York y en siete estados más de los Estados Unidos. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.

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Al día siguiente del apagón, la primera plana de este diario informaba del temor en medio del cual la ciudad de Nueva York había regresado a sus actividades, ante la posibilidad de que se registrara otro, así como del “misterio total en torno a la falla eléctrica”. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.

En diciembre de 1965, Buenos Aires también se vio sorprendida por un apagón de media hora, en la que la radio se dejó de transmitir y “simultáneamente se apagaron millones de aparatos de televisión” y “sólo el hecho de ser domingo” —día del apagón— salvó a la capital de presentar tráfico.

Cinco años después, en 1970, la capital mexicana viviría un apagón parecido al de las grandes ciudades mencionadas anteriormente y que la dejó paralizada.

De acuerdo con el El Gran Diario de México, la tarde del 22 de octubre la ciudad estuvo “a oscuras” por 84 minutos aproximadamente. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) informaron que el percance se debía a una falla del aislamiento de la red.

El caos se desató a las 18:26 horas y la oscuridad se extendió hasta diversas zonas del Área Metropolitana , a pesar de que después de una hora se fue restableciendo el servicio, la luz regresó en su totalidad hasta después de las 19:50, siendo los últimos sitios en recuperarla el sur de la capital y el Sistema de Transporte Colectivo Metro .

Según el reporte de este diario, la psicosis y el pánico se apoderaron tanto del tránsito como de los transeúntes: los cláxones no paraban de sonar en cualquier rumbo y los cuellos de botella no tardaron en presentarse en Madero, Reforma, Tlalpan, el Anillo Periférico o 20 de Noviembre. Si hoy en día cuando un solo semáforo falla suele haber contratiempos, ¿se imaginan no tener ninguno?

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
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Alumbrado público en una calle de San Ángel, en 1964, donde se siguió una estética de “faroles” que quedaran ad hoc con el corte colonial de la zona. Colección Carlos Villasana / D.D.F.

Se narra que las ambulancias de las cruces Roja y Verde cruzaban de un lado a otro la capital para atender emergencias . Durante el apagón , un policía perdió la vida por una riña en Tacubaya y también había preocupación por el estado de salud del compositor Agustín Lara quien se encontraba hospitalizado en la zona, pero el nosocomio funcionó sin contratiempo gracias a su planta de luz.

Ese mismo día, hubo oficinistas que se quedaron atrapados al interior de los elevadores y también de los vagones del Metro de las Líneas 1 y 2. El calor sofocante que suele sentirse actualmente cuando los trenes se detienen “de vez en cuando”, lo experimentaron por más de una hora decenas de usuarios aquella tarde de 1970.

Nuestros compañeros de El Gran Diario de México redactaron que, al detenerse el tren, intercambiaron miradas entre ellos —mujeres, niñas, niños y hombres— y minutos después vinieron los gritos cuando ni siquiera las luces de emergencia funcionaban de forma inmediata: había claustrofobia , una sensación de asfixia y calor .

Una vez con las luces de emergencia, el miedo masivo se tranquilizó gracias a la voz del conductor, que con calma les reportó la razón del “frenón”, a través de las bocinas; después les explicó que tendrían que desalojar el vagón y caminarían, juntos, hacia la estación por el túnel del Metro.

Después de 4 minutos —que seguramente parecieron una eternidad—, el conductor abrió las puertas del vagón y les pidió que procuraran caminar sin tocar los rieles o cualquier cosa de metal: “desgraciadamente, el pánico hizo que los hombres trataran de ganar primero la salida que las mujeres y los niños y, olvidándose de la cortesía, empujaron y se atropellaron para salir del Metro”.

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Usuarios del metro, línea 1, en 1970. Archivo de EL UNIVERSAL.

Los pasajeros del tren caminaron por una total oscuridad muy “pegados a la pared” guiados solo por una lámpara que el conductor tenía y, cuando los primeros de la fila veían la estación “corrían como si hubieran visto agua en un oasis”.

Una vez en tierra, el personal del Metro les preguntó si se encontraban bien; según las cifras reportadas el 23 de octubre, se desalojaron 13 trenes de la Línea 1 y 21 trenes de la Línea 2, cada uno con un promedio de 600 personas.

A las afueras del Metro, los pasajeros se encontrarían con otra aventura: transportarse a casa en medio del caos vial .

La luz se restableció primero en la periferia, en las colonias más humildes de la capital, y después en el Centro; con ello, los semáforos regresaron a la normalidad y poco a poco las demás máquinas.

El 28 de junio de 1971 se reportaba otro apagón provocado por un cortocircuito en la pista del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México , donde los controladores de tráfico aéreo tuvieron que desviar por hora y media vuelos procedentes de Madrid, Amsterdam, Bélgica y también de diversas rutas domésticas.

Para junio de 1975, El Gran Diario de México daba a conocer que en repetidas ocasiones los choques automovilísticos contra los postes de luz habían generado apagones de varios minutos y hasta de horas en ciertas colonias de la capital debido a que derribaban las líneas conductoras de energía.

Aunado a ello, las autoridades de la CLyF daban a conocer que tanto “objetos extraños” que se colocaban en los postes —popularmente conocidos como “ diablitos ”— o las lluvias también podían provocar “escurrimientos en las líneas conductoras de energía, lo que provoca cortes de circuito que causan apagones”.

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Así lucía la vistosa iluminación de la Antigua Basílica de Guadalupe a inicios de los años cincuenta. Del lado derecho se ve parte del ex Convento de Capuchinas antes de su renivelación en 1978. Colección Carlos Villasana.

Este recorrido histórico de los “ apagones ” citadinos permite a todo lector imaginar cómo sería un día sin luz en una de las urbes más grandes del mundo en la que, aún con energía eléctrica, se dice que se vive en constante “caos” e imprevistos.

En Guanajuato la primera planta de electricidad

Al interior del Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2018 - 2032 de la Secretaría de Energía (SENER), se explica que en 1879 se instaló en León, Guanajuato, la primera planta generadora de electricidad y que “hacia 1890, la Ciudad de México contaba con 2,054 focos para alumbrado público. Posteriormente, el alumbrado público se instaló en las principales ciudades del país, en Guadalajara en 1884, en Monterrey en 1888, y Veracruz y Mérida en 1889”.

En 1889, la energía ya se distribuía a través de 60 plantas, de la cual el 72% se utilizaba en servicios públicos y lo restante en servicios privados; en ese mismo año, se instaló en Batopilas, Chihuahua, la primera planta hidroeléctrica en el país.

Fue en el siglo XX que se desarrollaron plantas o centrales eléctricas de diferentes fuentes a lo largo del país destacando las siguientes: en 1905 se inauguró la central hidroeléctrica Necaxa, que en ese tiempo, “fue considerada la planta hidroeléctrica más grande de Latinoamérica”.

A finales de 1959 se inauguró en Hidalgo la primera planta geotermoeléctrica —que concluyó operaciones en 1973— y en 1965 entró en operaciones la central hidroeléctrica de Infiernillo, Michoacán:

“A partir de 1960 se propició la expansión de una red constituida por regiones de generación hidroeléctrica y termoeléctrica, así como de transmisión, desarrollando en diversas etapas la interconexión de sistemas aislados para constituirse un Sistema Interconectado Nacional (SIN)”, explica la SENER.

Actualmente, al Sistema Eléctrico Nacional lo integran 10 regiones y está compuesto por el Sistema Interconectado Nacional (SIN), el Sistema Eléctrico Baja California (BC), el Sistema Eléctrico Baja California Sur (BCS) y el Sistema Eléctrico Mulegé (SEM).

Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México
Los apagones que provocaron pánico y caos en la Ciudad de México

Regiones de control del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).Fuente: Sener.

La fotografía principal muestra un paso a desnivel en Barranca del Muerto con alumbrado público que, según el D.D.F.: “No existe un solo lugar de la ciudad así transformada que no tenga resuelto este problema en favor de la seguridad de la vida humana” y, también que “con adecuada intensidad, luce el sistema eléctrico de alumbrado que facilita, con mayor fluidez, el tránsito capitalino”. Colección Carlos Villasana / D.D.F.

Fuentes:

  1. Luis G. Urbina para El Mundo Ilustrado.
  2. Sección “La Semana” de El Mundo Ilustrado, 12 de febrero de 1905.
  3. Libro “La Ciudad de México. Departamento del Distrito Federal 1952 - 1964”, D.D.F.
  4. Archivo Hemerográfico El Universal.
  5. Artículo “México en tinieblas” de Héctor de Mauleón.
  6. Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2018 - 2032 de la Secretaría de Energía del Gobierno de México.
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