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Hace 100 años, el primer concurso de aparadores en la CDMX

El esmero en la decoración de los aparadores de tiendas de todo tamaño y giro era motivo de entusiastas concursos en la Ciudad de México. Fue en 1921 que se registró el primero de ellos organizado por las autoridades capitalinas y con la participación de más de 30 concursantes, aquí te contamos la historia

Hace 100 años, el primer concurso de aparadores en la CDMX
23/12/2021 |00:00
Redacción El Universal
Periodista de EL UNIVERSALVer perfil

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Recorrer las zonas comerciales de la Ciudad de México supone una serie de fugaces "visitas" a los aparadores que "enganchan" al peatón. Una labor que hoy quizá pasa desapercibida por algunos era motivo de concursos hace cien años. En la imagen se aprecia un aparador de la empresa Mexicana de Aviación a finales de los años 60. Foto: Cortesía.

>Convocatoria oficial del primer Concurso de Aparadores en la Ciudad de México, convocado por EL UNIVERSAL, publicado el 28 de agosto de 1921. Hemeroteca EL UNIVERSAL.>> A finales de la primera semana de septiembre, las páginas de este diario pronosticaban éxito en este concurso a celebrarse en el marco de las fiestas por el aniversario de la consumación de la Independencia.>> El mismo cartel hacía énfasis en que las vialidades principales de la ciudad se verían “artísticamente decoradas”, gracias al entusiasmo de los negocios que para entonces ya figuraban en la lista de inscripción. Desde zapaterías, ópticas, papelerías y hasta las llamadas “droguerías”, todas con domicilio en calles de lo que hoy conocemos como el Centro Histórico.>> Una tienda que se integró a este primer concurso y continúa activa es El Nuevo Mundo, que además aprovechó para promocionar su propia participación. El pequeño anuncio, como se ve a continuación, describió su aparador de ropa concursante como “una exposición de arte”.>>Compara el antes y el después deslizando la barra central (clic aquí para ver más grande)>>
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>La fotografía en blanco y negro corresponde a un aparador de Mexicana de Aviación a finales de los años sesenta, que es una foto de cortesía, contrasta con la imagen anterior, un aparador actual al interior de la sucursal de El Nuevo Mundo en el Centro Histórico, que como hacen las grandes tiendas departamentales, se vale de estrategias visuales como la paleta de color y el cuidado en la iluminación. Foto: Angélica Navarrete R./ EL UNIVERSAL.>> Al tratarse del año de 1921, la ciudad se preparaba para la celebración del Centenario de la Consumación de la Independencia de México, por lo cual se entiende que este concurso se programó para llevarse a cabo en fechas que hoy aún demuestran atraer la atención del público.>> De forma simultánea hubo concursos de carros alegóricos o “enflorados”, de fachadas, de arcos del triunfo, entre otros.>> El sábado 17 de septiembre se retiraron las cortinas que cubrían los aparadores concursantes, para que el público y jueces los vieran por igual. Este diario reportó en los siguientes días dificultades de tránsito en las vialidades por la cantidad de público que asistió al evento. Desde los cotidianos peatones hasta señoras de alcurnia que llegaban en carro asistieron en masa para conocer el trabajo de los contendientes.

El premio al mejor aparador es para…

>Retratos de los aparadoristas Paulino Rodríguez de El Nuevo Mundo (izq.) y Juan Zárate de La Suiza (der.) publicados en este diario desde el 6 de septiembre de 1921. Hemeroteca EL UNIVERSAL.>> El jurado calificador del concurso tuvo tres integrantes: Eduardo Mestre, miembro de la Confederación de Cámaras de Industriales, además de Regidor del Ayuntamiento; Salvador Tarazona, pintor conocido por sus escenas del Segundo Imperio Mexicano; y Rubén Martí, jefe del departamento de publicidad de EL UNIVERSAL. Vale la pena citar las palabras con que se describió el trabajo de los participantes:>>‘Debemos decir que, en todos los casos, los “aparadoristas” hicieron gala de sus conocimientos comerciales y de su gesto artístico, imprimiendo cada quien a su escaparate además de la atrayente presentación, todo lo que en términos comerciales se dice con la frase de “fuerza vendedora”.’>> A final se premió con $250 a los tres ganadores del primer lugar; con $150 al trío del segundo lugar; y con $100 a los terceros lugares. Aunque no se entró en detalle, este diario reportó que los dueños de algunas de las casas comerciales tomaron la iniciativa de compartir en partes iguales la suma del premio con sus aparadoristas.>>Haz clic en el enlace para conocer los centenarios acuñados el mismo año del primer Concurso de Aparadores. De acuerdo con Banxico, en esa década un dólar se compraba en poco más de dos pesos. Elaboración Video EL UNIVERSAL.>> Más allá de incentivar el comercio en la capital del país y contribuir a la decoración de espacios públicos durante las fiestas patrias, el Concurso de Aparadores aportó también una tradición que continuó vigente por varias décadas y con el tiempo la organización y desarrollo del evento evolucionaron poco a poco.

Un concurso acorde con las tendencias

Un ejemplo de esta evolución es la edición de 1939, que se realizó entre enero y febrero. Para este momento, el Concurso de Aparadores en “Las Fiestas del Carnaval” ya tenía la necesidad de agrupar a los competidores de 24 giros comerciales distintos, mismos que iban desde “Librerías”, “Dulcerías y Pastelerías” y “Droguerías y Perfumerías”, hasta “Automóviles y Autocamiones”, “Abarrotes en General” y “Curiosidades Mexicanas”. Para la década de los años 40 la convocatoria del concurso de septiembre hizo obligatorio incluir en los adornos del aparador los colores de la bandera nacional. El jurado entonces lo conformaban representantes de la prensa de la ciudad, del Departamento del Distrito Federal y de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México. Para 1942 el concurso se realizaba como parte de los eventos de la Feria Potosina que se extendía desde la última semana de agosto a la primera de septiembre, y tenía de uno a cinco eventos programados por día, de modo que en la misma fecha de la inauguración del Concurso de Aparadores tenían lugar también un certamen de natación y verbenas populares en distintos puntos de la ciudad. El día de su clausura hubo espectáculo de fuegos artificiales. 📷 En 1949, la tendencia en el espíritu festivo de la Ciudad de México fue coronar a una reina de la primavera. Convocatoria publicada el 8 de febrero de 1949. Hemeroteca EL UNIVERSAL. Años más tarde, en 1949, el marco del concurso eran los eventos en torno a la primavera a celebrarse del primero al 15 de marzo, en el cual los ganadores recibirían medallas de oro, plata y bronce durante la ceremonia de coronación de la Reina de las Fiestas de la Primavera. Para el año de 1951, llega una pausa para las actividades del concurso, del que no es posible encontrar registros o convocatorias dirigidas a la capital del país. A pesar de ello, estados de la República, como Veracruz y Monterrey, organizaron concursos temáticos del mismo carácter, sólo que a nivel local. En 1953 se retoma la celebración al relanzar la competencia, de modo que para finales de esta década el concurso regresó a las fiestas patrias, organizado y patrocinado por diversas instituciones, desde PEMEX hasta la propia Cámara de Comercio Nacional de la Ciudad de México. Entre los ganadores de 1958, es posible reconocer marcas como Casa Viana o Van Heusen México. A lo largo de la década de los sesentas se aplicaron estrategias como provocar entusiasmo en el público al ofrecer premios monetarios por enviar comentarios sobre los aparadores participantes. 📷 En el Centro Histórico de la ciudad las banquetas abarrotadas son una escena común en épocas festivas. En esta imagen de finales de la década de los sesenta puede verse un momento entre compras navideñas. Archivo EL UNIVERSAL. Para el año de 1966 se colaboró con la mismísima Secretaría de Marina para anunciar el concurso como un evento en el marco del Día de la Marina. Quizá por tratarse de una instancia gubernamental es que esta vez los premios económicos alcanzaron cifras tan altas como 10 mil pesos para el primer lugar. Es a partir de mediados de la década de los setentas que deja de haber registro de concursos similares. Además, poco a poco las páginas del Aviso Oportuno de este diario y demás anuncios mencionan con menor frecuencia los aparadores. Por supuesto, tras medio siglo de concursos, es natural que este oficio se volviera parte de la cultura urbana de la Ciudad de México. Prueba de ello es un extracto de 1971 que describe una tienda de ropa con el trabajo de su aparadorista como punto de partida: “Si tuviera que participar en un concurso de aparadores, el de Marisa Ruby, el de su boutique en las calles de Niza 45, se sacaría sin duda el primer premio. Ella misma lo realiza con esmero, exhibiendo sus más finas y delicadas creaciones de alta moda, siempre en esta gran vitrina…”

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Los aparadores cien años después

>Es común que un árbol monumental reciba a la clientela de las grandes tiendas departamentales, quienes aprovechan la visita para tomar fotografías, un atractivo más para los asistentes. Crédito: Angélica Navarrete R./ EL UNIVERSAL.
  1. Fuentes:
  2. Hemeroteca EL UNIVERSAL
  3. Entrevistas con Enrique Galicia Cortés y Antonio Muñoz de la tienda departamental EL NUEVO MUNDO.