Cada cumpleaños requiere su dosis de regalos, y más cuando se celebran aquellos considerados emblemáticos, como lo es un trigésimo aniversario.

El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) actualmente celebra sus 30 años de existencia, tres décadas dedicadas a administrar, proteger y avanzar en el sistema de propiedad intelectual (PI) del país. Este aniversario demanda regalos considerados, no solo para honrar su trayectoria, sino para fortalecer su adaptación a la rápida evolución de la sociedad y la economía del conocimiento en la que hoy vivimos.

El mayor obsequio que el IMPI recibe no solo en su aniversario, sino a diario, es el compromiso, dedicación y esfuerzo de cada uno de sus integrantes. Esta entrega ha posicionado al registro público de la propiedad más valiosa del país, como garante del sistema de propiedad intelectual, aplicando las leyes federales con precisión, convirtiéndose en un referente nacional e internacional y manteniendo sus principios y objetivos en alto.

En estos 30 años, el IMPI ha sido testigo y ha superado una serie de desafíos, desde desastres naturales y pandemia, hasta ataques malintencionados e infundados. Sin embargo, a pesar de ello, ha mantenido firme su convicción de ser el organismo público que garantiza la protección y defensa de los frutos de la innovación, otorgando a sus titulares la seguridad jurídica necesaria para el legítimo aprovechamiento de sus derechos. Ideologías y formas de gobernar van, vienen y vendrán, pero el objetivo siempre ha sido, y será, el mismo: el desarrollo y bienestar del país.

Si bien podría considerarse que el regalo de sus integrantes podría ser suficiente, un aniversario emblemático como éste demanda otras acciones conmemorativas, máxime cuando al cumplir 20 y 25 años, el IMPI recibió regalos de gran significado.

En su vigésimo aniversario, se le encomendó participar activamente en las rondas de negociación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (CPTPP). Esta participación no solo se debió por contemplar un capítulo de PI, sino por la relevancia de las responsabilidades futuras que recaerían en el instituto.

En su aniversario de plata, el IMPI recibió regalos de gran alcance: las reformas más ambiciosas a la entonces Ley de la Propiedad Industrial respecto a signos distintivos y diseños industriales. Estas reformas abrieron las puertas al Instituto para ingresar al sistema internacional de diseños (Arreglo de La Haya) y expandieron significativamente su competencia, incluyendo marcas no tradicionales como las olfativas y auditivas, la gestión de la imagen comercial, la autorización de marcas de certificación y, finalmente, la inclusión de las esperadas indicaciones geográficas.

Otro gran regalo para el IMPI al cumplir 25 años fue sin duda la firma en Buenos Aires del T-MEC con la consecuente promulgación, casi dos años después y como legislación de armonización, de la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial.

No obstante, en este 30 aniversario, la ausencia más notable ha sido la del reglamento de la nueva ley. Más allá de poder ser un regalo simbólico, este reglamento es vital para el sistema de PI y es una obligación ineludible para cumplir con los compromisos establecidos en el T-MEC.

La demora en la publicación de este reglamento no solo estanca el progreso del IMPI en materias cruciales, como la aplicación de multas o la resolución de casos de violación de derechos, sino que también retrasa las obligaciones del T-MEC, como lo son las relativas al sistema de vinculación con Cofepris en asuntos de patentes farmacéuticas, limitando las medidas negociadas y alcanzadas para fomentar la innovación en salud.

Además, un regalo adicional que el ejecutivo podría ofrecer al IMPI es la dotación de más recursos humanos. El aumento en la cantidad y complejidad de las solicitudes, y el que al IMPI se le haya dotado de mayores competencias en el área de observancia de los derechos de PI, demanda un incremento en personal para garantizar una gestión más eficiente y efectiva.

En este marco de celebraciones por sus 30 años, el ejecutivo tiene en sus manos la oportunidad de fortalecer aún más al IMPI, no solo con regulaciones y normativas, sino también con los recursos humanos necesarios para enfrentar nuevos desafíos y garantizar un eficaz desempeño en la protección de la PI en México.

Aunque los regalos no hayan llegado en el día exacto, la recepción de estos en un futuro cercano será gratamente apreciada y agradecida.

Especialista en propiedad intelectual y protección de innovación, socio de ECIJA México

X: @MA_Margain

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