El pasado 11 de noviembre fue un gran día para quienes, como bien lo señaló el senador Ernesto Pérez Astorga (maestro en Innovación y Desarrollo Empresarial por el Tec de Monterrey), estamos convencidos que la innovación es la razón y el motor del desarrollo en la economía del conocimiento, pero fue aún mejor día para quienes estamos interesados y comprometidos con el avance, modernización y fortalecimiento del sistema de propiedad intelectual en nuestro país. En esa fecha, el legislador presentó su iniciativa para una, muy esperada, nueva ley de la propiedad industrial.

La presentación de la nueva ley tuvo una muy buena y nutrida convocatoria, desde legisladores hasta los presidentes de la Concanaco y de la Concamin pasando por autoridades federales y profesionistas especializados en propiedad intelectual, las y los cuales han venido contribuyendo, directa o indirectamente, a que esta nueva ley sea ya casi una realidad.

El trabajo de estas autoridades y profesionistas, tanto en las rondas de diferentes tratados, ya en las mesas de negociación o en el famoso cuarto de junto, como en las últimas tres reformas de la actual ley, ha sido y será clave en la consecución y aplicación de la nueva legislación.

De manera general, pues en artículos posteriores me referiré a temas particulares, la iniciativa —ya publicada en el portal electrónico del Senado— resulta oportuna, alineada, útil, eficiente y efectiva.

Como bien se indica en la exposición de motivos, el objeto de la iniciativa es contar con un nuevo ordenamiento federal de propiedad industrial que se acople a los altos estándares previstos en el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP 11) y sobre todo en el capítulo 20 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Ya lo habíamos dicho en esta columna, el “20” traerá grandes beneficios a México, pues estaremos cumpliendo con los compromisos que México ha adquirido internacionalmente.

Durante la presentación se enfatizó en la utilidad y eficiencia que la nueva ley representa al restructurar y reordenar el contenido de las disposiciones actuales y las nuevas.

La actual ley que nació con 229 artículos, después de varias reformas con las consecuentes derogaciones y adiciones, cuenta hoy con más de 300 pero con una numeración que la hace muy compleja.

En la nueva ley sólo encontramos artículos con número únicos, dejando a un lado los bis y ter.

De igual manera, es eficiente la iniciativa al reconocer que aspectos como lo pudiesen ser en materia de marcas, la oposición, los registros obtenidos de mala fe, la distintividad adquirida, fueron objeto de recientes reformas (2018) y por tanto se conservan como tal.

En la nueva ley se prevé y regula de manera general el uso de las nuevas tecnologías para la presentación y seguimiento de los trámites no sólo de registro, sino también de procedimientos administrativos. Esto, junto con dotar a la autoridad encargada de mayores facultades en temas de observancia y defensa de los derechos de propiedad intelectual, incluso en la posibilidad de pronunciarse respecto a los daños y perjuicios sin necesidad de un juicio por separado, hacen que la iniciativa sea eficiente y efectiva.

Si bien la iniciativa representa lo anterior, también acarrea áreas de oportunidad para los involucrados e interesados en el tema. Aceptar la invitación del senador Batres de “… abrirnos al máximo posible para escuchar los puntos de vista y tomar decisiones acertadas…”, permitirá complementarla, clarificarla, fortalecerla y asegurar que la misma pueda contar con las condiciones necesarias para su óptima aplicación y generación de resultados.

Twitter: @MA_Margain

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