Gran expectativa causó, y seguirá causando, el reinicio del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) entre Estados Unidos y México. El anuncio del restablecimiento de este mecanismo por parte de los Presidentes, la reunión sostenida el pasado 9 de septiembre y los trabajos que seguirán a ésta, marcan una nueva etapa en la relación multidisciplinaria entre ambos países.

La propiedad intelectual es una de las disciplinas que ha estado y estará presente en este diálogo. No podría ser de otra manera si tomamos en cuenta que el DEAN, desde su fundación en 2013, en aras del crecimiento económico, la creación de empleos y la reducción de la pobreza, tiene como pilares fundamentales el fomentar la productividad y la innovación, así como promover la competitividad, inversión y conectividad. Para su consecución, es indispensable contar con un adecuado sistema de propiedad intelectual.

La reunión de Washington no podía dejar a un lado la materia, desde las cartas de cúpulas empresariales de Estados Unidos a su vicepresidenta para que tomará en cuenta temas como los biotecnológicos, la radiodifusión y los derechos de autor en el entorno digital, hasta el discurso del canciller mexicano en el que hizo alusión expresa a los productos farmacéuticos.

En materia de propiedad intelectual, México llega al DEAN, si bien con la fortaleza de haber cumplido con la mayoría de las obligaciones contraídas en el T-MEC, con temas que preocupan a nuestros socios. Tanto en el reporte del clima de inversión en México 2021, preparado por el Departamento de Estado, como en el reporte especial 301 del representante comercial de Estados Unidos (USTR) se reconoce que, en cumplimiento al tratado, adecuamos nuestro marco normativo con una nueva ley para patentes, marcas y observancia y defensa de los derechos de propiedad intelectual, así como con una reforma a las leyes de derechos de autor y penal federal para la defensa de éstos en el entorno digital.

Son varios los temas que inquietan a nuestros vecinos del norte y sobre los cuales nos tendremos que ocupar para hacer que el DEAN y el tratado rindan frutos. Uno de estos temas, que si bien es cierto no es propiamente de propiedad intelectual, pero que tiene mucha relación y relevancia en ésta, es el retraso que se ha tenido en el trámite y concesión de los registros sanitarios necesarios para comercializar medicamentos patentados.

En materia de derechos de autor, no obstante haberse reformado la legislación para defender, prevenir y sancionar su violación en el entorno digital, preocupa de sobremanera la acción de inconstitucionalidad presentada por la CNDH y que actualmente se encuentra en estudio en la Suprema Corte. Los ministros deberán, al analizarla y resolverla, tener presente que los derechos de autor son derechos humanos, y que, al protegerlos, no hay violación alguna al derecho de acceso a la información.

Sin duda, el tema que más preocupa es la piratería. En el combate a ella no hay que escatimar recursos. Ya se cuenta con la estructura; contamos con un instituto de propiedad industrial con facultades que ninguna otra oficina de propiedad intelectual en el mundo tiene; es el dotarla de recursos humanos y materiales en lo que hay que concentrarnos e insistir. La inversión que en dichos recursos se haga, se verá reflejada y multiplicada en poco tiempo.

Así, nuestra materia será tema en la agenda de seguimiento del DEAN. No puede entenderse el fortalecimiento del ecosistema de inversión al que hizo alusión la señora Harris sin la propiedad intelectual. El trabajo y resultados no pueden hacerse esperar.

@MA_Margain

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