No hay manera de negar que el inicio de octubre de 2022 ha sido “turbulento”. El hackeo del cual hemos sido ampliamente informados –el cual conlleva violaciones de propiedad intelectual (PI)– es la plática del momento. No se habla de otra cosa más que de los 6 terabytes, como de los documentos que en ellos se contienen, y que versan desde seguridad nacional, salud de personas públicas hasta transportes.

La creación por el gobierno de México de una nueva línea aérea ha causado gran revuelo. Esto es tan cierto, que –casi para finalizar la mañanera del 4 de octubre– el propio jefe del Ejecutivo confirmó que se está trabajando en ello y que, de concretarse, la aerolínea contará con 10 aviones –más el avión presidencial– y será administrada por la empresa Olmeca-Maya-Mexica.

El Presidente fue más allá, pues además de traer a colación las consideraciones y motivos que justifican el proyecto, al ser abordado respecto al nombre que llevará la aerolínea, no dudó en responder que le gustaría que fuese Mexicana.

Palabras más, palabras menos, señaló que lo ideal sería que la línea aérea lleve ese nombre, pues ello significaría “…regresarle a la nación un símbolo, un emblema”. Tras esto, mencionó, por un lado, que para que ello ocurra, los trabajadores o quien tenga la marca deberán estar de acuerdo en recibir una cantidad. Por el otro, aludió a la posibilidad de que la misma pudiese ser propiedad pública, instruyendo que deberá hacerse una investigación al respecto.

Gracias al sistema y base de datos del IMPI, la investigación no toma más de 15 minutos. De una simple búsqueda, se desprende que, tanto la marca Mexicana por sí sola, como las marcas Mexicana con diversos diseños, y algunas relativas a la extinta aerolínea –como VTP– no son de propiedad pública, pues se encuentran debidamente registradas a favor de Compañía Mexicana de Aviación, S.A. de C.V.

Como es bien sabido, la que en su momento fue la primera y más grande e importante aerolínea de México dejó de operar en agosto de 2010, siendo declarada en quiebra en abril de 2014. No obstante, las marcas Mexicana están amparadas por registros vigentes. Al respecto, la sindicatura ha actuado con la mayor diligencia, no sólo en preservar y mantener los registros, sino en defenderlos de varios tiradores que han querido apropiarse de ellos.

Tanto celo se tiene por la marca que, en 2018, la sindicatura solicitó la declaratoria de fama. Fueron muchas y diversas las pruebas aportadas: publicidad y boletos de avión de cada una de las décadas de existencia; diversos registros de marca; análisis del valor de la marca y estudios de mercado que muestran que en 2017 un 65% de los encuestados no solo la conocían, sino que volverían a volar en Mexicana. Ante la evidencia, el IMPI, legal y atinadamente, declaró en marzo de 2021 a Mexicana como marca famosa.

A muchos nos gustaría que Mexicana volviese a surcar los cielos. Para esto, el Presidente tiene razón, se tendrá que convencer no sólo a la titular de la marca para que ceda o autorice el uso, sino también a los trabajadores, pues derivado de demandas laborales, muchos de los registros vigentes han sido embargados.

De llegarse a cumplir la condición impuesta por el Ejecutivo por cuanto a que el proyecto sólo se actualizará si se asegura la subsistencia de la línea aérea por varios años, nombrarla Mexicana sería lo mejor. Ello implicaría un compromiso a este “símbolo”, “emblema” y marca famosa, y así confirmar lo asertivo y vigente del aviso comercial registrado “la primera siempre será la primera”.

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Consultor especialista en protección de innovación y propiedad intelectual, socio en Pérez Correa González Asociados
Twitter: @MA_Margain

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