Como ocurre cada año desde 2007, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual publicó el pasado 20 de septiembre el Índice Mundial de Innovación (IMI), el cual constituye una plataforma esencial de referencia, no sólo para los gobiernos en la formulación e implementación de políticas públicas, sino para las empresas en la toma de decisiones para invertir en tal o cual rama y en tal o cual país.

El IMI 2021 reporta el comportamiento de 132 economías en función de sus niveles de innovación en dos pilares: El primero agrupa a los elementos necesarios para generar y facilitar la innovación, como pudiesen ser el ambiente político, la normatividad, el ecosistema y sofisticación del mercado y negocios, y el factor humano. El segundo agrupa los resultados de la innovación, ya en generación de conocimiento y tecnología, o en creatividad de productos y servicios.

En la recién lanzada edición, el IMI va más allá de lo anterior, al destacar el comportamiento de la innovación ante el Covid-19. A pesar de lo que se pudiese esperar, durante la pandemia las inversiones en innovación, tanto públicas y privadas, han aumentado 8.5% respecto de los montos que se tenían antes de aquélla fuese declarada.

Al igual que las inversiones en investigación y desarrollo (I+D), la producción científica (7.6%), las solicitudes de patente (3.5%) y la transferencia de tecnología a través del apoyo de capitales riesgo (5.8%) han aumentado. Esta tendencia positiva se extiende al impacto socioeconómico: la productividad laboral se incrementó 4%, y la expectativa de vida 0.2%.

La resiliencia de la innovación ante la pandemia no ha sido generalizada. Mientras que los aumentos se reflejan principalmente en las industrias de tecnologías de la información y comunicaciones, biotecnológica y farmacéutica, ramas como la de transportes y turismo han decrecido. De igual manera, por cuanto a geografía también hay disparidad; mientras que el liderazgo continúa en Europa y América del Norte, y que el lejano oriente se acerca más a ellas, regiones como América Latina no logran disminuir el gran abismo que las separa de las naciones líder.

De acuerdo con el IMI, las tres naciones más innovadoras en 2020 conservan su misma posición en 2021: Suiza, Suecia y Estados Unidos. La tabla de posiciones confirma —y no podría ser de otra manera— que los países que más recursos destinan a la I+D no sólo son los más innovadores, sino los que más retorno reciben del conocimiento protegido.

Por lo que hace a México, su posición en 2021 es la misma que en 2020: la 55 de 132 a escala mundial y la 2 de 18 en la región latinoamericana, sólo después de Chile. A nuestro país se le califica bien en creatividad, sobre todo en la generación y exportación de productos y servicios de entretenimiento, así como en la manufactura de bienes de alta tecnología.

Del reporte se desprenden debilidades y áreas de oportunidad sobre las cuales México debe ocuparse. Entre éstas encontramos la estabilidad política y de operación, el respeto al Estado de derecho, y un complicado marco regulatorio que inciden de manera negativa en la inversión y en la inyección de capitales aventura, así como en el ecosistema de negocios y de mercado.

No hay de otra, tenemos que apostarle e invertir en innovación, en su generación, protección y explotación, en aras del bienestar macro, micro e individual. La innovación es lo que mueve al mundo y la que ha permitido, y permitirá, domar y salir avante de esta pandemia.

@MA_Margáin

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