A unos días que los gobernadores electos empiecen a tomar posesión de sus cargos, resulta oportuno recordarles el tener en cuenta al sistema de propiedad intelectual como un instrumento y gran aliado para la consecución de sus planes de gobierno, y lograr el esperado desarrollo, crecimiento y bienestar de sus entidades

A lo largo de las campañas, si bien se hizo alusión a la innovación en los discursos en temas económicos, fueron pocos los candidatos que se refirieron a la vinculación de la ciencia y tecnología con la industria y al gran potencial que la famosa triple hélice puede acarrear. La propiedad intelectual, salvo honrosa excepción de un gobernador electo que se formó en la materia, brilló por su ausencia.

Gobernadoras, gobernadores: El hubiera no existe. El gobernar y cumplir los compromisos de campaña están a la vuelta de la esquina. Las administraciones que encabezarán deben, y les conviene, beneficiarse y explotar el sistema de propiedad intelectual a favor de sus gobiernos y gobernados. Si bien la materia debe ser incluida en los respectivos planes de desarrollo, se tiene que ir más allá de la simple mención de innovación, propiedad intelectual, patentes, diseños y marcas en las correspondientes estrategias y líneas de acción.

Hay que pasar de lo escrito a los hechos. Hay que mantener siempre vivo el compromiso con la innovación, los emprendedores y empresarios. Tener siempre en mente que innovación que no llega al mercado no puede considerarse como tal, y que la propiedad intelectual es la moneda de cambio para lograrlo.

Sigan el ejemplo y buenas prácticas que Jalisco y Yucatán han venido implementando. Ya sea a través de sus consejos estatales de ciencia y tecnología, de institutos de emprendedores o, mejor aún, de conservar o crear Secretarías de Innovación. Dótenlas de recursos materiales y humanos para no sólo promover el sistema de propiedad intelectual, sino que, bajo reglas claras y estrictas, apoyen a sus gobernados a beneficiarse de él.

De las 15 entidades que estrenarán titular del ejecutivo, seis de ellas cuentan con al menos una denominación de origen. Otras tienen marcas colectivas, algunas de las cuales pueden ascender a marcas de certificación o indicaciones geográficas. Analicen esto a la brevedad; planifiquen y pongan en práctica políticas públicas y proyectos para la protección y explotación de productos característicos de tal o cual región. Los resultados rebasarán a las cadenas de producción, extendiéndose hasta terrenos como el turismo. Será gratificante ver en un futuro próximo “rutas” del sotol, bacanora y la charanda.

Den a conocer lo que con gran calidad se hace en cada uno de sus estados. Sigan el ejemplo de Guanajuato, el cual ha logrado posicionar la marca “GTO” más allá de nuestras fronteras. Si no cuentan con “marca estado”, empiecen a trabajar en ello; si la tienen, rescátenla. Promuevan su uso y otorguen licencias; sus productores y prestadores de servicios estarán orgullosos de usarla y al mismo tiempo comprometidos en términos de calidad. Teniendo al sistema de propiedad intelectual de su lado, los resultados positivos no se harán esperar. Les deseo todo el éxito en las gestiones que están a punto de encabezar.

@MA_Margain

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