El 26 de abril se conmemora el Día Mundial de la Propiedad Intelectual (PI), una fecha que invita a examinar y reflexionar sobre cómo México enfrenta los desafíos y oportunidades en este ámbito vital para las verdaderas y únicas transformación y continuidad que nos deben ocupar: aquéllas relativas a la sociedad y economía del conocimiento.
En términos de cifras relacionadas con patentes y marcas, México mantiene una trayectoria estable. No obstante, y a pesar de ocupar el puesto 14 en solicitudes de patentes y marcas, la proporción de patentes solicitadas por mexicanos es de tristeza (10%).
Es evidente que la protección y promoción de la PI es un factor crucial para el desarrollo económico y la atracción de inversiones. A pesar de contar con el IMPI, autoridad en que se ubica entre las 15 más grandes e influyentes del mundo en la materia, persisten desafíos en el funcionamiento del sistema. Problemas como la piratería, pero también los pobres recursos –materiales, económicos y humanos– con los que se trabaja, aunado a la nula voluntad política hacia la PI, representan obstáculos significativos para el ecosistema de innovación.
Nos guste o no, uno de los mecanismos importantes para evaluar la situación de México en la materia, es el Reporte Especial 301 del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), en el cual se recopilan opiniones y recomendaciones de usuarios que utilizan, se benefician, pero también sufren, el sistema mexicano. Este año, enfrentamos la posibilidad de ser incluidos en la lista de vigilancia prioritaria, lo que refleja preocupaciones sobre el cumplimiento de las obligaciones internacionales en la materia.
De los comentarios que se han recibido en preparación al reporte 2024, se desprenden desde felicitaciones hasta serias preocupaciones y reclamos, no solo sobre la falta de implementación del T-MEC, sino por violaciones a éste y otros tratados internacionales.
Si bien se nos felicita por la legislación de armonización del T-MEC en la materia, se externa la preocupación –compartida por el gremio de PI mexicano– por la excesiva demora en la promulgación y publicación del Reglamento de la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial.
De igual manera, así como se felicita a la Suprema Corte por sentencias como la de la compensación de patentes por tardanzas injustificadas en su otorgamiento, se externa la queja por la demora en pronunciarse sobre la constitucionalidad de las reformas a las legislaciones autoral y penal en torno a la observancia de los derechos de autor en el entorno digital.
En temas muy particulares, se externa la preocupación sobre la poca participación de las autoridades penales y aduaneras en la lucha contra la piratería, y no digamos de las casi inexistentes sentencias condenatorias. Como ha ocurrido por años, en 2024 se vuelve a oír la queja sobre el tiempo excesivo que los procedimientos de infracción toman y lo casi imposible de la indemnización por daños y perjuicios.
Una queja recurrente, y que en esta ocasión viene con agravantes, recae sobre el sistema de vinculación entre IMPI y Cofepris. La falta de claridad y consistencia en la aplicación de éste va más allá de causar incertidumbre para innovadores y titulares de patentes farmacéuticas. En 2023, en franca violación a tratados internacionales, se otorgaron autorizaciones de comercialización sin tener en cuenta la existencia de patentes válidas, e incluso instancias oficiales procedieron a licitaciones de medicamentos patentados.
México ha avanzado en la materia, pero aún enfrenta desafíos cruciales en el funcionamiento de su sistema. Es fundamental que el país intensifique sus esfuerzos para fortalecer su marco legal y regulatorio, promover la innovación y la creatividad, y asegurar un entorno propicio para el desarrollo social y económico. Cuando esto ocurra, podremos gritar ¡Feliz Dia Mundial de la Propiedad Intelectual!
Especialista en propiedad intelectual y protección de innovación, socio de ECIJA México
X: @MA_Margain