Gran revuelo causó el anuncio hecho por la Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) el pasado 5 de mayo, de apoyar en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la propuesta de exentar de la protección de propiedad intelectual a las vacunas Covid-19.

El anuncio, que va en sentido contrario a la postura que Estados Unidos habían tenido y expresado en meses anteriores, además de repercutir en las bolsas de valores, generó cientos de declaraciones en ambos sentidos. Mientras que asociaciones de empresas farmacéuticas lo calificaron como decepcionante, varias ONGs lo festejaron; mientras que la vocera de la Canciller alemana expresaba que las patentes no son el factor determinante en la accesibilidad de vacunas, la directora general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) daba una calurosa bienvenida a la decisión estadounidense.

El detonante de este debate mundial se remonta a octubre pasado cuando India y Sudáfrica propusieron a la OMC recomendar una exención de la ejecución, aplicación y cumplimiento de las obligaciones de protección de derechos de autor; modelos de utilidad y diseños industriales; patentes y datos de prueba, previstos en el Acuerdo de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) para prevenir, contener y tratar el Covid-19.

Los proponentes consideran que, ante la pandemia, es preciso tener acceso rápido a productos médicos asequibles, como pudiesen ser equipos de diagnóstico, mascarillas, respiradores y, por supuesto, vacunas y medicamentos para la prevención y tratamiento. Para ellos, no sólo las patentes, sino otros derechos de propiedad intelectual dificultan o pueden dificultar el suministro oportuno de dichos productos médicos.

La reacción no tardó en llegar. Mientras que 60 países apoyaron la moción, hubo otros que decidieron no hacerlo. Japón, Corea, Reino Unido, Suiza, Unión Europea (UE) y, en ese entonces, Estados Unidos negaron su apoyo sosteniendo que el ADPIC prevé disposiciones que permiten flexibilizar el sistema de propiedad intelectual ante circunstancias como la actual: licencias obligatorias y/o de utilidad pública y excepciones a las patentes.

México, más que tomar una postura neutra, tomó la correcta. Junto con Australia, Canadá y Chile, expresó que la propuesta, y lo tocante a derechos de propiedad intelectual, merecen una reflexión más profunda; un análisis significativo y un debate más amplio. Y no sólo eso, formularon varias preguntas para contar con mayores elementos para tomar la decisión adecuada, pero sobretodo para saber si efectivamente se han presentado casos que actualicen la problemática apuntada.

El giro dado por la administración Biden-Harris de ninguna manera puede interpretarse como si dicha exención hubiese cobrado vigencia y por tanto que los efectos de las patentes involucradas están suspendidos. De la declaración de la USTR se desprende la voluntad de Estados Unidos de participar activamente en el debate. Y qué mejor manera de empezar, pues de una simple lectura, se aprecia que el apoyo estadounidense versa sobre la protección de propiedad intelectual en relación con las vacunas, lo cual excluye al resto de los productos enunciados en la propuesta indo-sudafricana.

No todo está dicho, habrá que dar seguimiento a las posturas de otros grandes actores como la UE y Suiza, así como a las respuestas a los planteamientos formulados por México y otros, para determinar si con la exención efectivamente se resolverá el problema. Si este fuese el caso, deberán tomarse, por consenso, las medidas adecuadas preservando en todo momento el justo equilibrio.

Consultor especialista en protección de innovación y propiedad intelectual.
Twitter:@MA_Margain

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