El pasado martes en el Senado de la República se aprobó por la mayoría parlamentaria el Paquete Económico para el año 2023, en él se plantea el escenario estimado por el Gobierno Federal sobre la cantidad de recursos con los que espera contar para financiar sus actividades. En particular es importante analizar las proyecciones que hacen las autoridades fiscales respecto del crecimiento que le espera a México el próximo año, porque con base en ellas se infiere la cantidad de recursos que podrán recaudar, ya que gran parte de los impuestos que se cobran depende de que las personas realicen actividades económicas.

Si la estimación de crecimiento está alejada de la realidad, también lo estará la expectativa sobre los recursos que recibirá y la manera en la que debería utilizarlos, lo que traería como consecuencia que no exista relación entre lo recaudado y lo ejercido, provocando que sea necesario acudir a endeudamiento para solventar la diferencia. En el Paquete Económico que se discutió se contempla una proyección optimista, más bien muy optimista, sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2023, toda vez que lo sitúa en 3%, sin embargo, esto es contrario, tanto a la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que es de 1.2%, como a la hecha por Banco de México que es la más alta y establece que dicho indicador solo crecerá 1.6%, lo que resulta inquietante porque las estimaciones respecto de los ingresos tributarios se mantuvieron en casi los mismos valores conforme a los estimados para el ejercicio fiscal de 2022, lo cual no se corresponde con la expectativa de crecimiento del PIB, situada en doble o triple de lo que el FMI y Banco de México esperan que alcancemos.

Asimismo, contrario a lo planteado por el gobierno, se aprobó la contratación de un endeudamiento para 2023 superior en 22% al de este año, lo que equivale a más de un billón de pesos. Esta situación puede resultar alarmante toda vez que nuestra economía está en desarrollo, por lo que requiere de inversión pública y privada para fortalecerse y endeudar al país implica una carga financiera mayor para el gobierno y exige un esfuerzo prolongado en el mediano plazo, ya que parte de los recursos que obtenga en el futuro tendrán que ser destinados al pago de intereses y no a la inversión. También, contrario al discurso oficial, fueron ampliados los supuestos de la ley para el cobro de derechos lo que significa que hay más bienes y servicios que otorga el Estado por los cuales la gente tendrá que pagar.

Todo parece orientarse a que 2023 será un año complicado para nuestra economía por lo hasta aquí dicho, la potencial presencia de un incremento en la inflación subyacente, la existencia de pronósticos de una probable devaluación y de una probable disminución en la recepción de remesas. Por todo ello, resultará decisivo actuar con cautela, pero generando seguridad para los inversionistas. Habrá que pensar cuáles serán los ajustes que deban hacerse para evitar a toda costa la recesión económica que se pronostica en el terreno de los hechos, la cual, hasta ahora, parece minimizada en los pronósticos expuestos por el Paquete Económico 2023.

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Senador de la República

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