Pocos países han tenido dos Premios Nobel de la Paz, más escasos aún son aquellos que los han recibido por la misma causa, y Sudáfrica es el único país del mundo que ha tenido dos Premios Nobel de la Paz nacidos en la misma calle; Vilakazi en la ciudad de Soweto.

Al Cardenal anglicano Desmond Tutu y a Nelson Mandela los unió la historia para liberar a su pueblo del yugo vergonzoso del apartheid.

El pasado 26 de diciembre murió a los 90 años Desmond Tutu, hombre de profunda fe religiosa que llegó a ser el primer sudafricano negro en ser elegido y ordenado como arzobispo en ese país y cuyos principios abrieron las mentes y los caminos políticos a favor de la equidad legal y racial de su pueblo.

Por su lucha en favor de los derechos humanos y el combate permanente a la discriminación racial como a la exclusión, la xenofobia, la guerra y todos los males que confrontan a los seres humanos entre sí, recibió en 1984 el Premio Nobel de la Paz.

Años después Nelson Mandela, el primer presidente de raza negra de su país también recibió el Premio Nobel de la Paz en 1993 después de un largo periodo de prisión por sus ideas y su activismo político.

Aún en nuestros tiempos es difícil comprender que en los años del apartheid estos dos grandes hombres en su infancia y adolescencia fueran vecinos en la misma calle y anhelaran erradicar para siempre las reglas impuestas por el apartheid, donde los ciudadanos de raza negra, herederos históricos de los derechos de vida en su propio continente, tuvieran que bajarse de la banqueta si un blanco venía caminando o tenían prohibido entrar a ciertos lugares exclusivos para la raza blanca, y sus derechos legales y políticos fueran restringidos.

Fueron años donde por la represión se perdieron muchas vidas inocentes que lucharon por la igualdad en su país, por eso Desmond Tutu dijo: “Estamos cansados de venir a los funerales a hacer discursos semana tras semana. Es la hora de detener el desperdicio de vidas humanas”.

Desmond Tutu, promotor de una integración racial sin ánimo de revanchas expresó: “Los políticos deberían desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos”. Sabemos que la confrontación genera violencia y el diálogo busca construir acuerdos.

En nuestro tiempo han reaparecido voces en Europa y Norteamérica que promueven las divisiones sociales, el encono ideológico, las diferencias políticas, la xenofobia, el racismo y la exclusión por formas de vida o preferencias de género que no solo fragmenta, sino que también divide a la sociedad contemporánea.

En su memoria y con su ejemplo es ineludible la responsabilidad de todos aquellos que inspiran alguna forma de liderazgo en la sociedad para avanzar en el camino de la conciliación entre pueblos, razas, religiones y tendencias políticas que nos permitan construir una nueva era de concordia social.

Desmond Tutu será recordado por su lucha incansable por el respeto a la dignidad de todo ser humano; en su memoria corresponde a las actuales generaciones mantener su legado y defender sus convicciones. “La exclusión no es el camino a seguir en nuestra búsqueda compartida de libertad y justicia”.

Rúbrica. Propósitos de Año Nuevo. Feliz 2022, mucha salud, prosperidad económica y convivencia armónica entre personas y pueblos; son los mismo del año pasado, pero ahora sí va en serio.

Político y escritor.
@AlemanVelascoM
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