La sociedad confinada por la pandemia ha tenido que desarrollar sus actividades personales, empresariales, científicas, educativas y de entretenimiento a través de sus redes digitales.

Si bien muchas actividades productivas han sido severamente limitadas por la pandemia, el avance de la ciencia y las innovaciones tecnológicas han acelerado su paso. Para muchos especialistas el desarrollo digital se aceleró una década por la demanda de servicios ocasionada por el confinamiento de la pandemia.

La revolución digital no tendría la configuración actual si no fuera por la teoría de codificación numérica propuesta por Gottfried Leibniz en 1679, y que fue publicada en 1703 bajo el título: Explication de l´Arithmétique Binaire (Explicación de la aritmética binaria).

En 1936 la primera computadora programable en código binario llamada “Z1” fue diseñada por Konrad Zuse en un rincón de casa de sus padres en Berlín.

A partir de entonces el cómputo de datos ha evolucionado en todas sus modalidades. Desde las innovaciones de Steve Jobs hasta las audaces apuestas de Elon Musk y Mark Zuckerberg presentan un horizonte de cambios de gran trascendencia. La electromovilidad y el “metaverso” son irreversibles y de alcance universal.

En el metaverso todo lo imaginable es posible y abre espacios virtuales infinitos con instrumentos de interoperabilidad que fusionan y hacen compatibles y combinables diversas plataformas para el trabajo colaborativo.

Los desarrollos de criptomonedas, como medio de cambio y almacén de valor global, así como las transacciones no fungibles (NFT) garantizan derechos de propiedad exclusiva sobre activos virtuales digitalizados. Estos avances son el punto de partida de un nuevo capítulo de la economía digital.

Ante este horizonte apasionante será necesario establecer los criterios internacionales para la gobernabilidad, que garanticen la certidumbre y confiabilidad de los instrumentos de esta nueva era, y las bases legales para que una autoridad de reconocido fuero y jurisdicción, y no una empresa, tenga la capacidad de cancelar o limitar la libertad de expresión en las diversas aplicaciones del ciberespacio.

El mayor alcance será su influencia en defensa de derechos de propiedad individuales, así como la salvaguarda de la privacía de la huella digital que cada persona tiene en el ciberespacio.

La sociedad contemporánea acepta que la libertad de acceso a las nuevas tecnologías digitales es un requisito indispensable de la democratización digital, que ha rendido valiosos avances en la homologación de procesos productivos, estructuras de mercado, sistemas de entrenamiento y modelos educativos. El metaverso y sus desarrollos futuros presentan una fuente ilimitada de oportunidades que bien aprovechadas podrán tener rendimientos económicos muy positivos para nuestro país.

Rúbrica. Guantanamera. Para muchos una canción memorable, para 39 personas la conmemoración de 20 años recluidos en una prisión de dudosa legalidad.

Político y escritor.
@AlemanVelascoMarticulo@alemanvelasco.org

Google News

TEMAS RELACIONADOS