El terrorismo

ha disminuido en los últimos años, pero de ninguna manera ha desaparecido. Lo que pasa es que los atentados que ocurren en países como Somalia , Nigeria , Pakistán o Afganistán , no reciben en Occidente la cobertura que les merece un ataque en, por ejemplo, Niza o Viena. El fenómeno, en efecto, sigue mutando, pero persiste. La mayor organización terrorista del presente, ISIS , perdió prácticamente todo el territorio que llegó a controlar en Siria e Irak , pero mantiene una red de filiales, células y simpatizantes que le permiten seguir cometiendo atentados de manera directa o indirecta. Pero el terrorismo no es exclusivamente violencia material , sino violencia psicológica que se ejerce a través la violencia material. Estamos acostumbrados a medir y evaluar al terrorismo a partir de cifras: número de ataques, número de muertes, número de heridos. Sin embargo, todo ese lamentable daño, es tan solo un instrumento para generar caos, miedo, alterar opiniones, actitudes, conductas y decisiones. La magnitud de esa clase de violencia, por tanto, tiene mucho más que ver con su dimensión no material y con las afectaciones psicosociales que logra. Al respecto, coloco unas notas vinculando lo sucedido recientemente en tres sitios distintos: Francia, Austria y Afganistán.

1. Los más recientes ataques en Francia están relacionados con uno de los dos grandes atentados ocurridos en ese país durante 2015: el ataque contra el semanario Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas. Ese atentado, recordemos, fue perpetrado no por ISIS, sino por una pareja de hermanos ligados a la rama de Al Qaeda en Yemen. Ese mismo día, un conocido de esos hermanos, Amedy Coulibali , quien dijo que “de alguna manera había estado coordinado con ellos”, también atacó un supermercado kosher en Paris. Pero ese tercer atacante no formaba parte de Al Qaeda, sino que, en un video subido a YouTube, juraba su lealtad a ISIS.

2. El ataque contra Charlie Hebdo, a decir de Al Qaeda, había sido motivado por la publicación de una serie de cartones sobre Mahoma , los cuales resultaban ofensivos contra su religión. La realidad es que estábamos en años de plena competencia entre Al Qaeda e ISIS—una escisión de la propia Al Qaeda—y para Al Qaeda, era fundamental mantenerse vigente. Elegir un tema que unificaba no solo a sus seguidores duros, sino a simpatizantes musulmanes en todo el globo, era una estrategia razonable. No ahondo más en todo lo que entonces se discutió acerca de aquellas motivaciones; simplemente decir que fue a raíz del atentado—y no a raíz de la publicación de los cartones que había ocurrido meses atrás—que verdaderamente se encendió el debate, no solo en Francia sino a nivel global, acerca de la libertad de expresión y sus límites. Este es precisamente, uno de los objetivos de una organización terrorista: mientras más se habla de temas como esos (a favor y en contra), más seguidores (duros y blandos) consigue para su causa.

3. Lo anterior es pertinente porque apenas hace unas semanas, hubo varios ataques vinculados con el tema de Charlie Hebdo . En el primero de ellos, en septiembre, un hombre de origen paquistaní armado con un cuchillo hirió a dos personas cerca de las ex oficinas del semanario. Este ataque se produjo mientras se estaba realizando un juicio de alto perfil contra 14 personas acusadas de ayudar a los dos militantes en el atentado del 2015.

4. El segundo evento fue la decapitación de un profesor francés, Samuel Paty, quien, en octubre, había exhibido esos mismos cartones de Mahoma durante una de sus clases para debatir con sus alumnos acerca de la libertad de expresión. Varios de sus estudiantes lo consideraron ofensivo. La voz se corrió, especialmente en línea, y un checheno de nombre Anzorov , quien pagó 350 euros a dos alumnos para que identificaran a Paty, lo capturó y lo decapitó. De acuerdo con las investigaciones, Anzorov buscaba filmar todo el evento y ante las cámaras, obligar a Paty a pedir disculpas por su ofensa.

5. Al margen de la discusión que estos hechos generaron en Francia, e incluso las disputas internacionales que hubo entre Macron y varios líderes de países musulmanes como el presidente turco, hay que añadir que apenas días después de la decapitación de Paty, hubo un siguiente ataque. Un militante procedente de Túnez entró a una iglesia en Niza y con un cuchillo, mató a tres personas e hirió a varias más.

6. Hasta ahora, no se ha encontrado lazos entre el asesino de Paty y algún grupo u organización terrorista. En cambio, el atacante de Niza, según él mismo, pertenecía a un grupo previamente desconocido denominado Al Mahdi (cosa que tendrá que verificarse) y viajó desde Túnez a Europa expresamente para cometer el atentado.

7. Todo esto sigue bajo investigación, pero es muy relevante dado que, a pesar de tener características muy similares a numerosos atentados anteriores en Europa, ninguno de los más recientes en Francia fue reivindicado por ISIS . La aparente desconexión entre ISIS y este tipo de ataques perpetrados por militantes islamistas , parece reflejar que esa organización ha perdido una parte del atractivo que llegó a generar en años previos, al menos en ciertas zonas del mundo.

8. No es casualidad entonces, que tan solo unos días después de lo de Niza, sobrevino un nuevo atentado, esta vez en Viena, que sí fue inmediatamente reivindicado por ISIS. Este ataque produjo cuatro muertos y decenas de heridos. De acuerdo con las autoridades austriacas, el atentado fue perpetrado por al menos dos personas, probablemente más. Se sabe que uno de los atacantes de Viena quiso viajar a Siria para sumarse a las filas de ISIS, pero no lo consiguió, y hasta ahora se desconoce si esa organización mantuvo vínculos con esos atacantes. Pero independientemente de ello, para ISIS lo más importante es que logra penetrar en la conversación, logra que este ataque se vincule psicológica y políticamente con los de Francia. Macron mismo se encarga de entrar a la escena y enlazar esos incidentes resaltando que Austria había sido uno de los más solidarios por los recientes atentados en su país. La guerra psicológica de esa organización islámica incluye la necesidad de permanecer relevante, introducirse en la agenda, seguir enviando un mensaje de miedo contra sus enemigos y seguir produciendo atractivo entre sus potenciales adherentes.

9. Justo el mismo día de los ataques de Viena, ocurre otro atentado en Kabul, cometido por la filial afgana de ISIS, el denominado ISIS-Khorasan (ISIS oriental o simplemente ISIS-K). Se trató de un ataque contra una universidad en la que murieron 35 personas y otras 50 resultaron heridas.

10. Hay que entender que lo que ocurre en Afganistán lleva una dinámica propia. De hecho, Afganistán es el país con más atentados terroristas en el mundo, ataques que son cometidos por ISIS-K y por otras agrupaciones. Apenas la semana previa, la misma filial de ISIS cometió otro atentado en Kabul contra una secundaria.

11. Este mismo año, Washington firmó un acuerdo con los talibanes afganos mediante el que éstos se comprometían a pacificar el país y a “garantizar” que las distintas organizaciones que ahí operan iban a dejar de cometer ataques terroristas . Esto le permitió a Trump anunciar que daría fin a la larguísima intervención de EEUU en Afganistán, y ordenó iniciar su repliegue de tropas. Este repliegue, naturalmente, ha sido aprovechado por distintas agrupaciones—ISIS-K entre ellas—las cuales, como vemos, se mantienen cometiendo atentados. Esta rama de ISIS (que es en realidad una escisión de los propios talibanes) ha sido, en efecto, muy golpeada en los últimos años, pero con este tipo de atentados pretende comunicar que sigue viva y con capacidades de seguir buscando sus metas.

11. Como contexto, la red terrorista de ISIS sigue funcionando a través de: (a) Su centro de operaciones en Irak y en Siria. A pesar de haber perdido la mayor parte del territorio que controlaba, se calcula que de 18 a 30 mil combatientes siguen operando en la zona. Este centro operativo de ISIS ha reconquistado pequeñas porciones de territorio en Irak, se ha convertido en el mayor productor de anfetaminas en el mundo, y sigue cometiendo atentados; (b) filiales de distintos tamaños ubicadas en diversas partes del mundo, la de Afganistán es una de ellas; (c) células menores desplegadas en decenas de países, muchas de las cuales permanecen durmientes; (d) una división virtual, la cual no solo tiene su vertiente propagandística, sino que incluye una rama encargada de reclutar, entrenar y dirigir atacantes, todo a distancia, y (e) miles de simpatizantes que no tienen vínculos materiales con la organización, pero que están dispuestos a atacar en su nombre. Este es justo ese importante sector sobre el que ISIS no quiere perder influencia.

12. En resumen, el terrorismo sigue siendo un fenómeno complejo con muy diversas manifestaciones. La investigación al respecto (se puede revisar por ejemplo las últimas cinco ediciones del Índice Global de Terrorismo), muestra que las guerras frontales, los descabezamientos, y las intervenciones militares, no son métodos eficaces para combatirlo. Es verdad que esos métodos golpean a las organizaciones y las desbalancean temporalmente, pero éstas han demostrado que tienen la capacidad de adaptarse y mutar. En la medida en que los verdaderos motores del terrorismo—y los factores de construcción de paz de raíz en esas sociedades—no son adecuadamente atendidos, el fenómeno sigue presente, y, como vemos, de muy distintas formas. En otra entrega hablaremos más a fondo acerca de este último punto.

Twitter: @maurimm

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