Era 2015. En el pleno apogeo de ISIS tras su conquista de una tercera parte de Irak y la mitad de Siria, Estados Unidos había conformado una coalición de países para bombardear a esa organización y así, arrebatarle el territorio que controlaba. Paralelamente y de manera más discreta, un grupo de milicias formadas, armadas y entrenadas por Irán, también combatían a ISIS en Irak. En un mismo día podía dar la apariencia de que los bombardeos estadounidenses y las operaciones terrestres de esas milicias estaban coordinadas. Una figura era fundamental en la formación y dirección de esas milicias proiraníes, el dirigente de las fuerzas Quds de las Guardias Revolucionarias Islámicas de Irán, el General Qasem Soleimani. Años después y por otros factores, ese general terminó siendo asesinado por EU. Sin embargo, la realidad es que existe una guerra entre ISIS e Irán que data de años, la cual no solo tiene bases ideológicas importantes, sino esta dimensión real de lucha y combate, ataques y contraataques. Por eso, no sorprende que ISIS haya orquestado un atentado terrorista en Irán el pasado 3 de enero, justo en la ceremonia del aniversario luctuoso del General Soleimani. Tampoco sorprende que Irán haya decidido atacar posiciones de ISIS en Siria como respuesta al ataque. No obstante, esto ocurre, primero, en paralelo a otros ataques de Irán lanzados contra territorio iraquí y paquistaní, y segundo, todo esto sucede precisamente ahora, y está siendo interpretado como una expansión del conflicto en Medio Oriente sin un análisis suficiente de sus propios elementos. Van unas notas al respecto:

1. Uno de los temas que más trabajo cuesta entender en temas de esta región es que dos mas dos, no siempre son cuatro; el enemigo de mi enemigo, no siempre es mi amigo. Así, lo que esté sucediendo entre Irán y sus rivales o enemigos como EU o Israel, o bien, entre EU o Israel contra ISIS, no determina la dinámica paralela que existe entre ISIS e Irán. Por tanto, el tema es enormemente complejo. Leer los ataques de Teherán contra ISIS en 2015 como una “alianza entre EU e Irán”, o leer los ataques actuales de ISIS contra Irán como una “alianza entre ISIS e Israel”, es omitir parte de lo que sucede de manera simultánea todo el tiempo en esa región. Es tomar solo este pedazo de la historia, sin leer la compleja historia de los años previos. Por ejemplo, Israel combate a la militancia de ISIS en su propio territorio desde hace años. Miembros de esa agrupación han reivindicado varios atentados terroristas en ese país mucho antes de que estallara el conflicto actual. Al mismo tiempo, EU ha combatido y sigue combatiendo a esa agrupación y a sus filiales en sitios como Irak, Siria o Afganistán y ha eliminado a sus líderes (autodenominados califas) ya en varias ocasiones.

2. Pero más allá de todo eso, para efectos de los lanzamientos de misiles iraníes de la semana, es indispensable entender cómo ha evolucionado la guerra entre ISIS e Irán a lo largo de los años. Irán e ISIS están ideológicamente enfrentados. Irán ha dicho que el “Estado Islámico” no es ni estado ni islámico. Irán e ISIS han peleado en Siria (país al que Teherán respalda y del cual ISIS conquistó la mitad del territorio), y en Irak. Hubo intentos de ISIS de infiltrar territorio iraní desde al menos 2016. Los atentados gemelos en Irán del 3 de enero que fueron reivindicado por ISIS no son los primeros de la cadena, sí los más letales, pero no los primeros. Ha habido muchos previos, el primero en 2017. Irán ha designado varias veces a ISIS como organización terrorista y no es la primera vez que

ese país lanza misiles balísticos contra posiciones de ISIS. En todo caso, lo relevante consiste en que la rama de ISIS que perpetró los ataques de inicios de enero es la rama de Afganistán, conocida como ISIS Khorasan, o ISIS-K (o ISKP) y, sin embargo, lo que vimos fue el envío de misiles hacia otra rama de ISIS (su centro operativo en Siria), y lanzamientos de misiles hacia otros dos países, uno de los cuales es Pakistán.

3. Por tanto, tenemos que entender estos envíos de misiles no solo como actos militares, sino como actos comunicativos y políticos, y esto último sí se inserta, de manera natural, dentro del actual conflicto en Medio Oriente y dentro de todo el esfuerzo que Irán está comandando para combatir a Israel (y en parte también a EU), en acompañamiento a la lucha de Hamás. Es con esa lógica que Irán selecciona cuidadosamente los objetivos que ataca, las armas que utiliza y los mensajes que envía.

4. En general, los misiles lanzados sí parecen ser resultado del deseo de Irán de responder, primeramente, contra ISIS, ante una intensa presión interna, ante los atentados que señalé del 3 de enero. Esto explica los ataques contra posiciones de ISIS en Siria. Pero, además, tanto Irán como Pakistán se acusan mutuamente de albergar a grupos militantes a lo largo de su frontera. Teherán estima que los responsables de los atentados del 3 de enero recibieron entrenamiento en el noreste de Afganistán y luego cruzaron a Irán desde Pakistán (Rane, 2024). De ahí el ataque a esa zona. A su vez, Pakistán respondió de manera proporcional, atacando también a grupos militantes en lado iraní de la frontera.

5. Dicho eso, llama la atención de que, además del lanzamiento de misiles contra posiciones de ISIS en Siria y contra un grupo militante en Pakistán, Irán atacó lo que afirma que es “el cuartel general del Mossad” (servicios de inteligencia israelíes) en el Kurdistán iraquí. Tampoco es la primera vez que ataca justo ese sitio.

6. Por consiguiente, otro de los mensajes de Teherán, tiene que ver con la cadena de ataques y contraataques que Israel e Irán se han estado perpetrando desde hace años, y más concretamente con el reciente asesinato de un general iraní en Siria, atribuido a Israel. Es decir, independientemente de la veracidad de la historia de Irán acerca de haber atacado “cuarteles generales del Mossad”—lo cual Irak niega—y justo por la coyuntura que se está viviendo, Irán estima que no puede lanzar una represalia contra ISIS sin al mismo tiempo lanzar una represalia en contra de Israel (o cuando menos afirmar que lo está haciendo) tras el asesinato de aquel general en Siria. Una represalia, por cierto, que no es en contra de territorio israelí y que por tanto no busca escalar la situación con ese país, pero sí mostrar (una vez más) las capacidades de sus misiles de precisión. Estos hechos, entonces, se insertan dentro de la narrativa del actual combate del eje proiraní en contra de Israel y pueden ser presentados como un acto de respaldo a Hamás.

7. Hay un factor adicional: dado el escalamiento de hostilidades entre Israel y la milicia libanesa de Hezbollah (quizás el más importante miembro de la red proiraní en la región), Teherán está mostrando sus capacidades y determinación para el caso de que una guerra mayor llegase a estallar en la frontera entre Líbano e Israel. Es decir, si Irán percibe que su brazo mayor en la región está siendo amenazado, no se puede descartar el

involucramiento iraní. Los lanzamientos de misiles de estos días son entonces también un recordatorio de ese tema.

En suma, se trata de acciones de represalia que son relativamente limitadas, no diseñadas para dañar la capacidad de ataque de los enemigos de Irán, sino para comunicar el interés y determinación política de Irán, tanto en el tema de su guerra contra ISIS y contra los países que pudieran facilitar las operaciones de esa agrupación (como Pakistán), como en términos del conflicto mayor en Medio Oriente, su respaldo a Hamás y a las otras milicias que combaten contra Israel, Estados Unidos y otros aliados.

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