La semana pasada nuestros vecinos del Norte, tuvieron elecciones para elegir a su Presidente para el periodo de gobierno del año 2021 al 2025. Sin duda, uno de los procesos más reñidos de su historia, con la mayor participación ciudadana, en el que finalmente resultó ganador Joe R. Biden, representante del Partido Demócrata, y quien dejó atrás al suspirante republicano, y todavía Presidente, Donald J. Trump.

El año pasado, cuando consideraba lanzarse por tercera vez a la Presidencia, muchos demócratas temieron que fuera demasiado tarde. De todos modos, se postuló. Hoy, su victoria es la culminación de una carrera que comenzó en la era de Nixon y abarcó medio siglo de agitación política y social.

Pero, aunque su país, los partidos políticos y Washington han cambiado desde que Biden llegó al Senado en 1973, con apenas 30 años y al frente de su familia porque su esposa acababa de morir, muchos de sus ideales -sobre el gobierno y sus compatriotas- siguen intactos.

Él honra a las instituciones, defiende los compromisos y ve la política más en términos de relaciones que de ideología. Y esas serán sus herramientas para gobernar a una nación dividida. Comenzará su gobierno con una herencia difícil, en un momento muy complicado de la historia mundial y de la historia particular de su país. Sin embargo, parece que su fuerza, su capacidad de empatía, el amor a su nación y sus ideales, son la confianza de que cambiaran las cosas que no iban bien.

Tomará el timón de una nación lastimada por una crisis de salud y económica y que se muestra dividida sobre prácticamente todos los asuntos políticos importantes. En su campaña, prometió que desde el día uno de su mandato, ofrecerá un camino a la nacionalidad para las cerca de 11 millones de personas indocumentadas que actualmente viven en Estados Unidos. Con esto se beneficiarían aproximadamente 4.9 millones de mexicanos.

Biden también destacó la urgencia de hacer otro plan contra la expansión del Covid19. Así como trabajar en los severos estragos que ha sufrido la economía, abatir los niveles de desempleo y ayudar a los más de 40 millones de ciudadanos que enfrentan la amenaza del desalojo de sus casas, porque no tienen ni para pagar la renta.

La tarea que le espera al Presidente electo no será fácil, pero la próxima administración estadounidense tiene la oportunidad de reparar errores del pasado y fortalecer sus aciertos.

Hace poco, en uno de sus últimos eventos de campaña, Biden dijo que se negaba a creer que el corazón de EEUU se hubiera convertido en piedra. “Me niego a creerlo. Conozco a este país. Conozco a nuestra gente. Y sé que podemos unirnos y sanar a esta nación”. Esta vez, muchos estadounidenses decidieron creerle. Y en el resto del planeta pedimos que así sea.

Hoy, los legisladores de Acción Nacional felicitamos al Presidente electo, Joe Biden, y a la Vicepresidenta Kamala Harris, quien será la primera mujer en ocupar este cargo, además de la primera con herencia afroamericana y asiática.

Hacemos votos para llevar a cabo una relación fuerte, que nos permita abordar temas como la migración, el medio ambiente, la transición energética, la seguridad y, por supuesto, nuestro tratado comercial, el TMEC.

Estos asuntos son determinantes para el desarrollo de ambos países. La unidad será primordial para poder trabajar por un mayor y mejor futuro bicultural y bilateral, tan necesarios para todos. Por lo pronto, nuevos aires democráticos soplan en el mundo.

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