El balance del primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es muy positivo. Así lo dicen los datos objetivos, los hechos y la propia percepción de la ciudadanía.

En lo que tiene que ver con el tema fundamental, el bienestar social, se logró el aumento al salario mínimo más grande de los últimos 36 años. El hecho repercutió para que el salario general tuviera el incremento más significativo en 18 años.

A la par de lo anterior, se está implementando la más amplia cobertura de políticas sociales que, a través de transferencias directas, benefician a 30 millones de mexicanas y mexicanos; a adultos mayores, personas con discapacidad, jóvenes, estudiantes y campesinos.

De forma paralela se avanzó en materia educativa pues se logró una reforma que estipula, entre otras cosas, la obligatoriedad del Estado para impartir educación gratuita desde preescolar hasta nivel superior.

De igual manera se concretó la reforma laboral que establece la democratización de la vida sindical, un nuevo sistema de justicia en la materia, así como la legitimación de los contratos colectivos por parte de las y los trabajadores.

También se logró la reforma para crear el Instituto de Salud y Bienestar basado en los principios de gratuidad y universalidad de los servicios de salud. Esto implica garantizar medicamentos y atención médica gratuita a quienes no cuentan con seguridad social. Con el Insabi desaparece el cobro de cuotas a los usuarios del servicio.

La mejora en el rubro de bienestar social, está respaldada en cifras del Inegi y del IMSS pero también en estudios de opinión como el publicado por EL UNIVERSAL el 24 de noviembre en el que se indica que el 48 por ciento de las personas consideran que su calidad de vida es mucho mejor que hace un año.

En el ámbito económico es importante destacar que a pesar de que en este año se ha presentado un entorno económico difícil a nivel mundial, México ha experimentado una estabilidad envidiable. Hacía seis sexenios que no se daba un inicio de gobierno con tanta estabilidad: inflación a la baja, fortaleza del peso ante el dólar, disciplina fiscal, así como índices a la alza en temas como confianza del consumidor, inversión extranjera, desendeudamiento y otros. Esto implica una buena base para impulsar el crecimiento en los años que vienen.

A la par de la mejora en el bienestar de la gente y en el afortunado manejo de la economía se ha dado un destacado respeto a las libertades democráticas: tenemos un gobierno que respeta las libertades de expresión e información, que no reprime, que no desaparece, que no encarcela, ni asesina a los opositores. Esto es muy relevante pues México viene de un pasado de autoritarismo y antidemocracia.

Otra asignatura destacada en este primer año es el combate a la corrupción. Hay un gobierno decidido a combatir este mal y cuenta con el acompañamiento del Congreso que ha aprobado reformas para considerar la corrupción como delito grave, así como para aplicar la extinción de dominio a los bienes producto de este ilícito y devolverle al pueblo lo robado.

No obstante, el movimiento de la Cuarta Transformación debe hacer sus balances pormenorizados y tomar medidas, decisiones y acciones en relación con todo aquello que está avanzando más lentamente, especialmente lo relacionado con el crecimiento económico, con la violencia y con la necesaria actuación coherente del aparato gubernamental. La sociedad demanda y requiere que el cambio no se detenga; es más, que se profundice. Ese es el mandato.

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