La toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta de los Estados Unidos de América, respectivamente, ha generado expectativas en la comunidad internacional. Es interesante que la Vicepresidencia de ese país sea ocupada por primera vez en la historia por una mujer, que además es hija de migrantes y afroamericana, puede representar un referente para mujeres, jóvenes y niñas afrodescendientes en todo el mundo y para la lucha contra la discriminación, la xenofobia y el racismo.

Desde México deseamos éxito a la gestión que inicia. Que sea un buen gobierno para los y las estadounidenses. Y que las instituciones mexicanas trabajen por mantener una buena relación con Estados Unidos. La apuesta debe ser por la amistad entre ambos Estados y entre ambos pueblos.

La buena relación del gobierno mexicano con el de los Estados Unidos que ha impulsado el Presidente Andrés Manuel López Obrador debe ser respaldada. Así como tuvimos buena relación con el gobierno de Donald Trump, ahora tendremos que buscar buena relación con el de Joe Biden. Es de subrayarse que el Presidente de México no se dejó presionar por los grupos políticos de la oposición que querían confrontación y pelea con el exmandatario.

De manera particular, se deben seguir defendiendo todas las políticas que beneficien a los millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos de América. Como sabemos, los conceptos de Estado y nación no son sinónimos. La nación mexicana va más allá de la frontera del Río Bravo. Una globalización en la que pueden circular las mercancías pero no las personas es inaceptable.

Es importante que en la relación bilateral se rediscutan temas relativos a los derechos de los migrantes mexicanos, pues hasta ahora desafortunadamente tanto gobiernos demócratas como republicanos han construido fragmentos del muro que se encuentra en la frontera y han tenido políticas de deportación masiva.

Esta relación debe seguirse construyendo en el marco del respeto a la soberanía de cada país. México no interviene en los asuntos internos de Estados Unidos porque no quiere que Estados Unidos intervenga en nuestros asuntos internos.

Particularmente, la política política energética debe seguir decidiéndose en el marco de lo que convenga a México y a su desarrollo de manera soberana. No coincidimos en que la industrialización del petróleo sea prerrogativa exclusiva de países del primer mundo. México tiene el derecho de impulsar sus industrias energéticas, tanto renovables como no renovables.

Por otro lado hay que destacar lo hecho en estos últimos años. Hace 27 años se firmó el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, en ese primer tratado no se incorporó un capítulo laboral. Es una buena noticia que en la revisión que se hizo en estos últimos años, en el marco de la relación bilateral, se haya incorporado al Tratado México-Estados Unidos-Canadá un capítulo laboral, que contempla temas como los salarios y los contratos colectivos. Ha sido una modificación positiva para los trabajadores de ambos países.

La buena relación entre Estados Unidos y México debe estar cimentada en la cooperación, el respeto a la soberanía de cada país y el bienestar de las personas en ambos lados de la frontera. Esta nueva etapa es una oportunidad para ello.

Senador de la República

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