¿Hay damnificados de la 4a. Transformación? Sí. Sí los hay. Y la pregunta viene a cuento porque es justo en la dramática coyuntura de la crisis sanitaria, económica, social y humanitaria del coronavirus cuando muchos de ellos han decidido aparecer.
No escogieron la contienda electoral de 2021 para juntarse, desarrollar sus estrategias, plantear sus evaluaciones y proponer sus alternativas. No, eligieron este momento, precisamente este, cuando hay mucha gente contagiándose, enfermándose, muriéndose, para luchar contra el proyecto de la 4a Transformación.
Determinar que es el momento para lanzar la ofensiva contra la 4T entraña un elevado grado de perversión y un evidente desprecio por la vida humana. Pero, además, algunas formas y herramientas de que se han valido para lastimar son sencillamente deleznables.
Los Diarios de Chihuahua y Ciudad Juárez publican fotos de cadáveres envueltos en bolsas, supuestamente diseminados en el piso de una clínica del IMSS, pero en realidad corresponden a Ecuador.
Circulan por whats app audios de supuestos proveedores que difunden datos y comentarios falsos de reuniones gubernamentales de la Ciudad de México. Aparecen anuncios en los que se usa la tipología oficial que “informan” sobre la inminencia del toque de queda.
Hay tuits en los que una persona afirma que la familia de su amiga está contagiada de Covid-19, pero curiosamente a otra persona le sucedió lo mismo y lo expresa con idénticas palabras. Lo mismo sucede con otra, otra, otra y otra más.
También circulan videos en los que se afirma que a los beneficiarios de los programas sociales se les descontará una parte de sus pensiones para comprar boletos de la rifa del avión presidencial.
Y se corre la versión de que las tarifas de luz aumentarán 4%. Se da por muertas a personas con Covid-19 que han sobrevivido. Es argumentada la carencia de equipo médico con fotos de Honduras. Se presenta a supuestas indígenas en riesgo con fotos de Bolivia.
Se acusa al Presidente de acompañarse en un recorrido de un hermano de El Chapo, que en realidad es un médico.
En fin, la lista de falsedades es larga y estos son sólo algunos ejemplos de la insidia. Apenas sirven para ilustrar el tamaño del resentimiento que han dejado en algunos círculos las primeras transformaciones de un régimen corrompido e injusto.
La explicación salta a la vista:
Desaparecen las pensiones millonarias de los expresidentes. La Comisión Reguladora de Energía deja de ser el espacio de reparto de los negocios energéticos privados a políticos y grupos de interés. El robo de combustible (huachicol), en el que están metidos funcionarios y políticos, recibe un golpe letal.
Dejan de entregarse concesiones a empresas privadas, nacionales y extranjeras, que ceden el control de la explotación petrolera. Se cancela la construcción del aeropuerto de Texcoco.
Quedan prohibidas las condonaciones de pago de impuestos. La facturación falsa se homologa al crimen organizado.
Se cancela el llamado “chayote”, es decir, el pago a determinados periodistas para que hablen bien del gobierno y mal de sus opositores.
Se abren líneas de investigación y persecución contra personajes involucrados en impresionantes operaciones de corrupción. Están congeladas miles de cuentas bancarias relacionadas con actos de corrupción y crimen organizado.
Los gastos en publicidad oficial se redujeron. Miles de contratos de seguros médicos mayores a costa del erario se cancelaron.
Privilegios de funcionarios de órganos autónomos se redujeron o desaparecieron.
Sí hay damnificados de la 4a Transformación. No todos están resentidos. Varios aceptan las nuevas reglas. Pero otros no se resignan a perder los privilegios de un poder político y económico inmenso.
Bien lo ha dicho Lorenzo Meyer: “Para los enemigos de la 4T el efecto del Covid 19 —un parón seco del proceso de cambio de sistema político— es una oportunidad inesperada, de oro, para lanzarse a fondo contra AMLO. La 4T deberá enfrentar la feroz politización de los estragos sociales de un virus igual de feroz”.
Senador de la República
