En 2008, tan sólo dos años después de haber obtenido la mayor votación de su historia, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) inició su acelerado declive sin retorno. En su destrucción fue clave el papel interventor del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Ese año, el llamado Trife decidió el destino de ese partido al convertir en resolución judicial el pacto entre el gobierno de Felipe Calderón y el grupo perredista más alejado de la gente, de sus causas y sus luchas. El Trife entregó a este último la dirección de ese partido.

Dicha dirigencia se apresuró a reconocer al titular del Poder Ejecutivo que ese partido había calificado como espurio. Un año después, entregó los peores resultados electorales desde 1991. En 2012, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador levantó nuevamente al PRD, pero pronto su dirigencia volvió a hundirlo con la firma del Pacto Contra México.

Con el Trife, la dirigencia nacional del PRD pactó candidaturas (como sucedió en Iztapalapa en 2009) contra la voluntad de sus militantes y resultados electorales (como en Gustavo A. Madero en 2015) contra la voluntad ciudadana.

El Trife entregó la dirigencia, candidaturas y destino de un partido de lucha como el PRD a un grupo político sin ideales. Resultado: ese grupo se convirtió en el dueño exclusivo de un partido...que hoy está a punto de desaparecer.

Esta historia viene a cuento porque el control de un partido muy grande, muy amplio como el PRD, por un pequeño grupo burocrático obligó a crear otra fuerza política: Morena, para darle cauce al movimiento de transformación de México.

Sin embargo, muy tempranamente, aparecen signos de preocupación en esta nueva fuerza política que evocan la fatal relación que aquella otra tuvo con el Trife.

Se dice que entre quienes no participaron en la fundación de Morena, que no estaban cuando no había registro, recursos y cargos públicos, hay algunos que creen llegado el momento de tomar el control de un partido que no ayudaron a construir y al que arribaron cuando todo estaba perfilado para la victoria del 2018.

Y que para lograr ese objetivo no han considerado necesario convencer a la base militante del partido... sino a los magistrados del Trife.

Que se amenaza a unos magistrados del Trife con recortarles su período y se exhibe a otro magistrado en sus actos de frivolidad y derroche, no para moralizar a la institución, sino para utilizarla con el objetivo de hacerse de la dirección política de Morena.

Se dice que existe una estrategia para alcanzar los órganos de dirección de Morena desde los tribunales electorales. El Trife ya está instalado en las decisiones internas de Morena, buscando conducir su proceso de renovación. Ya nada más faltaría que entregara su dirigencia a algún grupo político alejado de su base, de su historia de lucha, de sus orígenes, de sus ideales y de sus causas.

Ojalá no sea así. Es importante para el país que se cuide el proyecto original de Morena, como movimiento portador de ideales de transformación. Sus dirigentas y dirigentes deben estar a la altura de las circunstancias.

Senador de la República

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