Se dice que el cine es mejor que la vida, lo cual no es gran mérito del cine. Siempre se puede volver a filmar una escena no satisfactoria. En la vida no son tan sencillas las segundas oportunidades o el borrón y cuenta nueva. También es cierto que hay algunas películas mejores que otras, como hay unas vidas más interesantes que otras. Tal vez por ello es irresistible la fascinación que ejerce el cine de gangsters. Un psicoanalista tendría que explicar la razón por la cual el cine de malhechores resulta tan apologético. ¿Será que los demonios internos luchan por salir de control para emular el poder del mal?

Independientemente de que en los filmes gangstériles se vulneren valores como el cumplimiento de las leyes, la paz social o el respeto a la vida, las películas de chicos malos exaltan otros valores como la lealtad entre los socios, el amor a la familia, particularmente a la madre, el respeto a los códigos secretos de una ética generalmente poco ética.

En los años treinta se produjeron muchas novelas y películas sobre el gansterismo en Estados Unidos. Era el gran tema del momento. Antes en México había sido la Revolución Mexicana. Los ejemplos son las novelas de Rulfo, Yáñez y especialmente Martín Luis Guzmán, considerado por Carlos Fuentes como el mejor escritor mexicano. Actualmente el tema en México es el narcotráfico porque éste inunda la vida nacional, en tanto el narco permeó ya la vida social.

Las series de televisión mexicanas sobre el narco exaltan la liga de narcotraficantes con la política. En una de ellas El Chapo, la parodia y semejanza del personaje Conrado Sol con Genaro García Luna, muestra la mala fama pública del secretario de Seguridad de Felipe Calderón, años antes de su detención por autoridades estadounidenses. Series de medio pelo, ninguna alcanza la excelente producción colombiana Pablo Escobar: el Patrón del Mal.

Dentro de la línea de películas gangstériles se ha estrenado El Irlandés. El director Martín Scorsese tuvo el talento y los recursos para dirigir a los tres grandes del cine de chicos malos: Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci. Si se tuviera que hablar de una trilogía de películas gangstériles éstas serían los tres tomos del Padrino (1972-1979-1990), Good Fellas (1990) y ahora El Irlandés (2019), en ellas participaron algunos de los tres.

El hilo de El Irlandés es Jimmy Hoffa (Al Pacino), el legendario líder sindical estadounidense, que como se señala en la película, “los jóvenes de hoy día no saben quién es, pero en los sesentas era un rockstar”. Se dice en la película que en los cincuentas, era tan popular como Elvis y en los sesentas como los Beatles. Hoffa desapareció del mundo lo que nunca se esclareció. Ahora la película, siguiendo el libro I Heard You Paint Houses de Charles Brandt, biografía del mafioso Frank Sheeran (De Niro) concluye con su asesinato. Hoffa en la vida real sigue desaparecido, pero en la película fue traicioneramente asesinado.

¿Será que algún día el cine mexicano se atreverá a señalar en una película a los asesinos de Luis Donaldo Colosio o José Francisco Ruiz Massieu, aun cuando en la vida real nunca han aparecido los verdaderos culpables?

El cine logra no solamente encontrar al desparecido Hoffa sino logró rejuvenecer a los ya ancianos De Niro, Pacino y Pesci. La solución digital, sin maquillaje, contra el envejecimiento confirma que en muchas ocasiones el cine es mejor que la vida misma. Aunque pensándolo bien, el cine es como un sueño y los sueños decía el poeta eso son.

Investigador nacional en el SNI

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