El ideólogo de la contrarreforma en el sector energético se llama Alberto Montoya Martín del Campo , actual subsecretario de Planeación y Transición Energética. Comunicólogo de formación y catedrático de la Universidad Iberoamericana, es quien mueve los hilos en la Secretaría de Energía y quien ha diseñado, con el visto bueno de Rocío Nahle , Manuel Bartlett y Andrés Manuel López Obrador , la estrategia para acabar con la inversión privada en el sector, de acuerdo con varias fuentes consultadas dentro de la dependencia.

Montoya Martín fue reclutado por Manuel Bartlett al inicio de la década actual para integrarse al denominado Frente por la Defensa del Petróleo, fundado por AMLO en 2008. A la postre, Bartlett tomó la bandera de ese movimiento mientras Andrés Manuel se enfocaba en darle forma a lo que en 2014 se constituiría como el partido Morena.

Bartlett fue el encargado de reclutar a académicos para elaborar manifiestos nacionalistas, más ideológicos que técnicos, y así combatir la naciente reforma energética fruto del Pacto por México que consiguió Enrique Peña Nieto al inicio de su gobierno. Alberto Montoya fue uno de sus pupilos estrella: comunicólogo por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, con una maestría en comunicación y un doctorado en políticas públicas por la Universidad de Stanford, fue la ficha perfecta para desarrollar una narrativa convincente en torno a la “defensa del sector energético”.

Montoya fundó en 1999 el Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, una asociación civil sin fines de lucro que tiene por objeto “contribuir al análisis científico y ético para el establecimiento de un proyecto propio de nación, consensuado y a largo plazo, ante las fuerzas geopolíticas y geoeconómicas del mundo”. Según su directorio, Alberto Montoya aún preside dicha organización.

A finales de 2012, financiado por el Partido del Trabajo, se publicó el libro “Estrategia urgente en defensa de la nación. Política energética para que México sea potencia económica en el siglo XXI”. Como coordinador del proyecto aparece Manuel Bartlett. Los académicos que participaron estuvieron encabezados por Alberto Montoya Martín del Campo, Rosío Vargas Suárez, Heberto Barrios Castillo, Francisco Garaicochea Petrirena y Gonzalo Núñez González.

Basta con mirar los títulos de algunos capítulos para darse cuenta de la ideología nacionalista-estatista (y muy repetitiva) de los redactores. Capítulo 2. Soberanía, desarrollo y seguridad nacional: objetivos de la política energética; Capítulo 3. La reforma petrolera de 2008: anticonstitucional, privatizadora y extranjerizante; Capítulo 4. La reforma energética de Enrique Peña Nieto: continuidad de la realizada en 2008; Capítulo 5. La reforma “estructural” energética: benéfica económica y geopolíticamente para Estados Unidos, no para México; Capítulo 6. Falacias de la reforma “estructural” energética subordinada a intereses; Capítulo 8. El tema energético en el Pacto por México: benéfico para las corporaciones petroleras y la geopolítica de Estados Unidos. Anticonstitucional y perjudicial para los intereses del pueblo de México.

Más tarde, en 2015, junto con Manuel Bartlett y los académicos Federico J. Arce Navarro y María de las Nieves Carbonell, Alberto Montoya publicó otro libro titulado “Marco constitucional para la soberanía nacional y energética”, el cual fue auspiciado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública Cámara de Diputados / LXII Legislatura. En esa legislatura, Rocío Nahle fue coordinadora del Grupo Parlamentario de Morena y Montoya su asesor en temas de energía.

Y finalmente, en junio de 2018, previo a las elecciones presidenciales, Alberto Montoya publicó un artículo en el que vuelve a la carga contra la reforma de Peña Nieto.

“La reforma energética de México tiene como objetivo único contribuir a la seguridad energética de los Estados Unidos; a sus ingresos fiscales y a los negocios de sus bancos, corporaciones energéticas e industriales; lo que causa un daño grave, directo e irreversible a la sociedad y al Estado mexicano”, expuso el hoy subsecretario de Energía.

Llama la atención la aversión de Montoya hacia Estados Unidos, país que salvó del ridículo monumental hace unas semanas a Rocío Nahle en las negociaciones de la OPEP, al “hacerle el favor” de recortar 300 mil barriles de producción petrolera en favor de México, con su respectivo pago futuro, el cual Donald Trump y AMLO dejaron en secreto.

“El Dr. Montoya trabajó como 16 años o más en la Ibero y todo ese tiempo lo dedicó a investigar el área energética con un sólo propósito: denunciar la ‘violación sistemática de las transnacionales sobre nuestra soberanía y riqueza nacional en el petróleo y energía eléctrica’”, dice un conocido de la mano derecha y cerebro de Rocío Nahle en la Secretaría de Energía. “Cuando oigo o leo a Rocío Nahle, veo al Dr. Montoya dándole toda la cuerda y elementos que ella, por sí sola, no tiene”, concluye.

Quién iba a pensarlo: el autor intelectual de la contrarreforma energética de AMLO es un pupilo de Manuel Bartlett. Otra raya más al tigre.

Los nuevos dueños de OHL

Dos empresarios mexicanos de bajo perfil, pero con grandes negocios en infraestructura y algunos escándalos a cuestas, son los nuevos accionistas mayoritarios de la constructora española OHL, más conocida recientemente por las acusaciones de corrupción en múltiples países, incluido México.

Luis 

y Mauricio Amodio anunciaron este jueves que adquirieron 16% de las acciones de OHL por un monto de 50.4 millones de euros, con la posibilidad de quedarse con otro 9%. Llevaban negociando con Juan Miguel Villar Mir más de un año y la intención inicial era adquirir hasta 35% de la empresa de capital español. A pesar de que en los últimos 12 meses la acción de OHL en la Bolsa de Madrid se desplomó 48% a 0.55 centavos, los hermanos Amodio no se animaron a comprar lo que habían pactado originalmente.

La realidad es que la reputación de OHL en el mundo está muy afectada por sus escándalos de corrupción. En México vendieron casi toda la empresa al fondo australiano IFM Investors antes de que entrara el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y hasta se cambió de nombre a Aleatica.

OHL México –que ahora controlarán los Amodio– todavía existe e incluso ha participado en algunas licitaciones públicas, sin éxito. Habrá que ver qué es lo que quieren hacer los dueños de CAABSA con esta empresa en el país, porque ya de entrada la suya tampoco ha tenido suerte con el nuevo gobierno: en los tres intentos por quedarse con algún tramo del Tren Maya, se fueron con las manos vacías.

Sobre estos empresarios pesa la sombra del Tren México-Toluca que se les concesionó en el gobierno de Enrique Peña Nieto, que va del metro Observatorio a Santa Fe, el cual dejaron a medias.

CDMX apuesta por digitalización

En la Ciudad de México caminarán directo a la transformación digital de trámites y procesos, ya que, como parte del plan gradual para regresar a la nueva normalidad, la administración de Claudia Sheinbaum apostará por el uso de tecnología para simplificarlos, evitar aglomeraciones y cerrar la puerta a toda práctica de corrupción.

Cercanos a la jefa de Gobierno comentan que el propósito de esta transición es convertir tanto a personas morales como físicas en “ciudadanos digitales”, por lo que cada uno contaría con una firma electrónica y número de identidad para agilizar las diligencias en cualquier dependencia de la urbe.

Para alcanzar el objetivo será clave el trabajo que se realice desde la Agencia Digital de Innovación Pública, de José Antonio Peña Merino , donde han sido pieza clave para la fabricación de software y generación de tecnología que propicie una reingeniería gubernamental en términos de procesos burocráticos.

Hay que recordar que la ruta hacia la digitalización inició desde mediados del año pasado, cuando ocho trámites se sumaron a este programa, entre ellos, aquellos correspondientes al Fondo para el Desarrollo Social, el Seguro de Desempleo y la tarjeta de circulación, además de eliminar la vigencia trimestral del Acta de Nacimiento, la creación de la Ventanilla Única Digital para Trámites de Construcción, el Portal de Trámites de la Ciudad de México y la Plataforma Digital para el Sistema de Cumplimiento Responsable.

Cerebro México 2020

Cerebro México, la iniciativa creada en 2017 como plataforma de pensamiento colectivo, impulsa el primer Festival Gastronómico para incentivar el consumo local de restaurantes y productores que forman parte de cocinas y canastas comunitarias, y ha reunido a importantes firmas para el apoyo de este movimiento.

Entre los participantes que se han sumado a este esfuerzo se encuentran fundaciones, empresarios de la industria gastronómica que residen dentro y fuera del país, como GINgroup, la empresa de capital humano presidida que Raúl Beyruti , a través de su filial Matarile; Fundación SUMADOS Colectivos Industriales, Balmori, Cuenta Taller, Xuva, Humo Cocina de Brasa, Festín, Rincón del Parque, La Cervecería de Barrio, el chef Miguel Soto, chefcito Diego Alberto y Noé Medina, Cal y Maíz, Aquiles Cocina Oriental, Tata Mezcalería, Pecados y Milagros, Xaneque (Michoacán), Querétaro Rico (Querétaro), Guacamole (Guadalajara), Bixa Cocina (Irapuato), entre otros.

Hablando de GINgroup, recientemente anunció un donativo de productos para la protección del personal médico de hospitales del IMSS durante la atención a pacientes en emergencias, urgencias y traslados de pacientes con Covid-19. A través de su fundación entregó al IMSS un millón de guantes de nitrilo y 50 mil cubrebocas tricapa para uso y protección del personal médico.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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