Sobre los hombros de Ricardo Monreal recayó la encomienda de Adán Augusto López para intentar sacar la reforma constitucional que plantea extender el mando militar de la Guardia Nacional hasta 2028.

La visita del secretario de Gobernación al Senado, hace dos semanas, para reunirse con el coordinador de los legisladores morenistas, se hizo ver como una operación cicatriz, pero lo que en verdad ocurrió ahí fue un pacto: si Monreal logra obtener los votos necesarios de la oposición para que pase la reforma, el zacatecano no solo volvería a tener audiencia con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que sería encartado “oficialmente” como “corcholata”, con todos los beneficios que eso supone.

El ofrecimiento fue bienvenido por Monreal, bautizado por el titular de Gobernación como el “compañero rebelde”. Luego de que el coordinador de los senadores de Morena criticara las reformas legales del presidente para darle el mando militar a la Guardia Nacional sin hacer un cambio constitucional y de abstenerse en la votación, ha decidido operar para intentar convencer a los senadores de oposición.

Sin embargo, como ya se dejó entrever el fin de semana, los números no les van a alcanzar. Morena y sus aliados (PT, PVEM y PES) reúnen 75 votos, si todos los legisladores acuden a votar. Dentro del mismo bloque oficialista hay dos legisladores que no están seguros de su decisión, por lo que se requieren entre 11 y 13 senadores o senadoras de oposición para alcanzar la mayoría calificada.

La operación “misión imposible” se echó a andar hace dos semanas y lo único que ha logrado es “convencer” a un puñado de priistas, si es que mantienen su acuerdo en la votación. De esta manera, les falta conseguir por lo menos seis votos más.

En la oposición se da por hecho que nadie del PAN, PRD ni Movimiento Ciudadano van a acompañar la reforma que viene de la Cámara de Diputados a propuesta del PRI. Monreal se ha reunido ya con los coordinadores Miguel Osorio Chong, Miguel Ángel Mancera y Clemente Castañeda, pero de poco ha servido. Ayer, la oposición fijó postura y van contra la iniciativa.

El músculo de Monreal ya se vio en la votación para elegir al nuevo presidente de la Mesa Directiva del Senado, cargo que quedó en manos de su muy cercano Alejandro Armenta. Para lograr su elección, y tras el enfrentamiento con los otros candidatos de Morena y el desaire del PAN, PRI y PRD, fue un pacto con Dante Delgado, fundador de MC, lo que terminó por darle la elección a Armenta.

Por eso no se descarta que de último momento de MC puedan salir algunos votos que hacen falta, o bien del denominado Grupo Plural. Si Monreal logra ese cabildeo, habrá sido por una gran negociación con Dante Delgado hasta ahora desconocida.

La gran pregunta que queda es si la suerte de Monreal va a dar un giro radical tras la votación. ¿Si no pasa la reforma volverá a tener el mismo trato de Morena y de AMLO? ¿O el pacto con Adán Augusto, como sucedió con Alito, también incluye la no agresión pase lo que pase con la reforma?

Lo que es un hecho es que el presidente no quiere volver ver a un Monreal fuerte, que coquetea con la oposición y con Morena; que opera a favor y en contra del partido, según sus intereses; al viejo lobo de mar de la política igual de maquiavélico que López Obrador, porque como dice el dicho: entre gitanos no (les gusta) leerse la mano.

Posdata

Según el presidente de Morena, Mario Delgado, Ricardo Monreal sí fue invitado al Congreso nacional de Morena de este fin de semana, pero decidió no ir.

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@MarioMal

 

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