Marcelo Ebrard es el funcionario más pragmático y capaz del gabinete de Andrés Manuel López Obrador. Ubicado del lado de los moderados, el secretario de Relaciones Exteriores es el bombero de la 4T: lo mismo administra crisis migratorias que arregla encuentros con Donald Trump y Joe Biden, consigue la liberación de un exsecretario de la Defensa, se mete al T-MEC, tiende puentes con los empresarios, compra pipas de Pemex en el exterior y gestiona la llegada de vacunas contra el Covid-19.

En el gabinete de AMLO no hay nadie más eficiente que Marcelo Ebrard, lo cual le ha acarreado grillas y envidias de sus compañeros. Es tal la confianza que le tiene el Presidente que cada vez que hay una crisis recurre al canciller para buscar soluciones. En las reuniones de gabinete, Ebrard a veces opta por no levantar mucho la cabeza o evita mirar directamente a López Obrador, pues siempre que pasa algo la respuesta es: “Que nos ayude Marcelo”.

Así sucedió al inicio del sexenio con la compra de 671 pipas para Pemex, luego del desabasto de combustibles que generó la cruzada contra el ‘huachicol’.

Antes y después de esto, Ebrard se enfrentó a los embates de Trump y las amenazas arancelarias; fue negociador del T-MEC y organizó la visita de AMLO a Washington. Entabló relaciones con gobernadores, atemperó la presión por el asesinato de integrantes de la familia Lebarón, y construyó un agenda pro empresarial con foros como el US-Mexico CEO Dialogue.

Alfonso Romo, el exjefe de la Oficina de la Presidencia, es su amigo, y reconoce que le tocó una tarea difícil. “A Poncho le tocó negociar temas muy difíciles”, me dijo Ebrard el martes en su oficina del piso 22 de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Acababa de regresar de una junta con el presidente López Obrador en la que se habló de los primeros embarques de las vacunas contra el Covid-19.

Ebrard es el encargado de coordinar la compra, llegada y distribución de las diferentes vacunas. El canciller reconoce que es una tarea titánica, pero que se puede lograr. La distribución será a través de empresas de logística como DHL y la llegada de los antígenos dependerá de su disponibilidad. México no quiere generar un problema geopolítico, pero tampoco se va quedar sin recibir las vacunas a tiempo. La prioridad para el canciller es que la vacunación se haga a la par de Estados Unidos, de manera que la recuperación económica de nuestro vecino no afecte las cadenas de producción y la competitividad, pues México podría tardar más tiempo en reactivar sus industrias.

Ebrard ve en esto una jugada de dos bandas: si las vacunas llegan a tiempo y se distribuyen eficientemente, la recuperación económica será más rápida.

Sobre la relación con Joe Biden, asegura que será buena y de respeto. En la primera llamada telefónica con AMLO no se tocaron temas espinosos, como migración y seguridad, pero quedaron de hacer una reunión presencial en 2021.

Las crisis de salud, económica y de seguridad que tienen sumido al país están dando al traste con el proyecto político de la 4T, por lo que de no actuar rápido, el gobierno de AMLO podría acabar más mal de lo que se pensó como peor escenario.

Por todo esto, Ebrard emerge casi como el único que puede cambiar, para bien, la historia de la 4T. Entre otras cosas, por su experiencia probada como gobernante y generador de políticas públicas; por su habilidad política y porque no es un radical.

Y así como aquella portada de febrero de 2014, en la que la revista Time puso al entonces presidente Enrique Peña Nieto como el ‘salvador’ de México tras la aprobación de las reformas estructurales, Ebrard tiene la oportunidad de hacer historia y que esa imagen de apagafuegos y político eficiente lo catapulten en 2024 hacia el cargo que siempre ha querido tener: el de Presidente.

mario.maldonado.padilla@gmail.com
Twitter: @MarioMal

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