Luis Doporto Alejandre se presenta como un asesor de grandes consorcios internacionales que quieren hacer negocios en México y su nombre siempre ha estado ligado a estrategias y soluciones financieras cuyo objetivo es esconder o maquillar actos indebidos o de corrupción; la mayoría en paraísos fiscales.

Este jueves, el también abogado por la Universidad Anáhuac fue señalado en un reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad como parte del círculo de beneficiarios de los hijos de Andrés Manuel López Obrador en el estado natal del Presidente, por lo que vale la pena investigar y revelar en qué otros negocios está involucrado este personaje.

Como reportero, en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto me tocó indagar sobre Daporto Alejandre durante su incursión en el mercado de la distribución, el más rentable por aquellas épocas, pues los distribuidores abarcaban casi el 70% de la venta de fármacos al sector público y privado, y generaban algo así como 10 mil 500 millones de dólares que se repartían entre grandes jugadores: Casa Saba, Nadro, Fármacos Especializados y Marzam; el resto, otros 4 mil 500 millones de dólares, se distribuía entre otros pequeños distribuidores regionales y en la venta directa de los laboratorios farmacéuticos.

El vencimiento de las primeras grandes patentes de medicamentos, en 2011, impactó el mercado de la salud. La irrupción de los fármacos genéricos con precios 80% más bajos que las fórmulas originales tiraron los márgenes de rentabilidad y hubo quienes no supieron superarlo. La familia Saba, por ejemplo, decidió apuntalar su negocio de venta directa al público con Farmacias Benavides y abandonó a su distribuidora; luego, en los primeros años del sexenio de Peña Nieto, se supo que malbarataron su Casa Saba a un par de fondos internacionales, Pharma Equity Global y World Global Equity.

Fue en ese momento cuando apareció por primera vez el nombre de Daporto Alejandre.

Este abogado, cuya familia estuvo ligada al IMSS y ahora reparte su vid entre Estados Unidos y Bosques de Santa Fe, intentaba quedarse en el mercado de la distribución con el pedazo del pastel que abandonaba Saba, ya no tan lucrativo como en los primeros años del sexenio, pero con posibilidades de hacer negocios hasta por mil millones de dólares.

En aquellos años se especulaba que detrás de los fondos que compraron a Casa Saba se encontraba Genomma Lab, de Rodrigo Herrera, que a la par se hacía de las acciones de la distribuidora de fármacos Marzam. El socio y asesor de Herrera en todos estos movimientos fue Luis Daporto.

Luego, con la revelación en 2016 de los documentos conocidos como #PanamaPapers, se hizo público que 83 millones de dólares del capital con el que Daporto, a través de la empresa Moench Cooperatif, adquirió una parte accionaria de la distribuidora Marzam, provenían de un préstamo otorgado por Marina Matarazzo, la esposa del presidente de la también distribuidora de medicamentos Nadro, Pablo Escandón. El tema desató una investigación y posterior multa de la Comisión Federal de Competencia, ya que se hacía evidente la estrategia que este asesor había diseñado por diversas vías para monopolizar el mercado.

No obstante, con Luis Daporto aún como director general, Marzam sigue vigente en el mercado de la distribución. Desde 2019 y hasta la fecha, las instituciones de salud le han otorgado 195 contratos por 263 millones de pesos, nada despreciables si en su sexenio de mayor bonanza, con Peña Nieto, vendía alrededor de 500 millones al IMSS. En el sexenio actual acumula otros 2 mil contratos de distribución con los gobiernos de los estados, más de tres cuartas partes en Sinaloa y  presume de una infraestructura de 11 centros de distribución con los que da servicio a todo el territorio de la República Mexicana.

Coincidentemente, aparece otra vez en los reflectores justo cuando el gobierno pone en marcha una megafarmacia que tiene serios problemas de distribución, y cuando su tío político, el empresario Roberto Alcántara Rojas, y el padrastro de su esposa, José Murat Casab, han hecho buenas migas con la 4T; el primero apoyando el desarrollo del AIFA y el segundo impulsando abiertamente la campaña de Claudia Sheinbaum.

Posdata 1

A los transportistas del servicio público de Acapulco la delincuencia los tiene amenazados con el cobro de cuotas ante la indiferencia de la policía municipal.

A la alcaldesa Abelina López no le interesa la situación, a pesar de que el martes por la tarde un líder transportista fue asesinado a balazos y dos camionetas de transporte público fueron quemadas en avenidas principales del puerto.

Abelina López está más interesada en sus proyectos políticos que en poner orden en los policías municipales, que evidentemente se hacen de la vista gorda dejando actuar a los delincuentes a sus anchas, en un momento en donde debería demostrar compromiso y solidaridad con los acapulqueños.

Posdata 2

En los próximos días, el presidente López Obrador va a reaccionar al alud de críticas por el tráfico de influencias, nepotismo y presunta corrupción de sus hijos, aunque no con respuestas claras o datos que desmientan los señalamientos, sino con algo que le cayó del cielo en los últimos días: la publicación de un libro en el que se confirman las acusaciones que ha hecho contra expresidentes “neoliberales” y contra personajes que están siendo juzgados en Estados Unidos. Una auténtica máscara de oxígeno para AMLO en estos momentos de crisis.

@MarioMal

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