Doha, Qatar. En 974 contenedores del estadio Rass Abou Aboud cupieron los más de 35 mil aficionados mexicanos que apoyaron a la Selección Mexicana en su debut en el Mundial de Qatar , sin los cuales México no hubiera logrado el empate contra Polonia. La afición mexicana pesa y pesó lo suficiente para que el delantero estrella del Barcelona, Robert Lewandowski , errara el penalti frente a Guillermo Ochoa .

Cada pase, cada jugada, cada esfuerzo de los jugadores mexicanos fue correspondido por una afición que no se cansó de corear el Cielito Lindo y vitorear a Ochoa, al Chuky, a Vega o a Jiménez. Más tiros a gol, más asistencias y más posesión de balón. Así mantuvo México a raya a Polonia, y aun así estuvo a punto de perder si Ochoa no hubiera salido otra vez con el jersey de héroe.

Casi 100 minutos de pura adrenalina vivieron los aficionados mexicanos en el 974 de Doha, donde no se vendieron bebidas alcohólicas y tampoco hicieron falta para que los reclamos y las mentadas de madre cayeran sobre el arbitraje. Si bien no se escuchó el grito homofóbico castigado por la FIFA , sí hubo coros de groserías que fueron reconocidos por los organizadores, quienes pidieron a los aficionados respeto. Y respetaron. Este martes la afición mexicana estuvo a su mejor nivel.

Ríos de mexicanos desfilaron por Doha, en caravanas para llegar al estadio que será demolido al terminar el Mundial. Nadie como los mexicanos en Qatar con sus gritos, su estruendo, sus canciones, sus sombreros, los trajes de mariachi, las matracas y la sonrisa cálida con la que nos identifican los extranjeros cuando visitan nuestro país. Y como casi siempre, el coro de los mexicanos en el estadio se hace realidad: “Y ya lo ven, y ya lo ven, somos locales otra vez”.

Entre los aficionados mexicanos que asistieron al estadio estuvieron algunos empresarios relacionados con los deportes y las casas de apuesta. Carlos Slim Domit y su hermano Marco Antonio Slim, los presidentes de América Móvil e Inbursa, venían enfundados con la camiseta de la Selección y en la espalda el apellido del “salvador” del partido: Paco Memo Ochoa, como si supieran que se iba a convertir otra vez en el héroe de México.

También llegó Jorge Hank Rhon , el dueño de Grupo Caliente, y su hijo Jorge Alberto, propietario de los Xolos de Tijuana. El exalcalde y candidato del PRI al gobierno de Baja California se transportó en un carrito de golf para entrar al 974 de Rass Abou Aboud.

La fiesta de México en Qatar apenas comienza. Y como en los Mundiales anteriores, la esperanza de que México llegue al quinto partido está más que viva, sobre todo ahora que Argentina, uno de los siempre favoritos a ganar la copa, se tropezó en su primer partido contra Arabia Saudita.

Posdata

En las calles y en los restaurantes de Doha quieren que México y Arabia Saudita pasen la siguiente ronda. A ver si el augurio se cumple.

@MarioMal

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