Desde su concepción, la Línea 12 del Metro ha estado destinada al fracaso y a la tragedia. El gran cúmulo de irregularidades que han acompañado a este proyecto de infraestructura desde la jefatura de gobierno de Marcelo Ebrard, se mantuvieron con Miguel Ángel Mancera y aún con Claudia Sheinbaum, sobre todo en los fallidos proyectos de ampliación de esta vía hasta la zona de Observatorio en la CDMX.

La postura de la jefa de Gobierno y del presidente Andrés Manuel López Obrador es seguir adelante con la obra, a pesar de que la Auditoría Superior de la Federación, de David Colmenares, ha alertado de serias fallas en su construcción, la más grave relacionada con una desviación de hasta 45 centímetros en el trazo de los túneles que se edifican desde la estación Mixcoac y hasta la salida a la zona de Santa Fe.

Esto significa, por increíble que parezca, que de mantener la ruta en la dirección actual de los túneles estos ni siquiera llegarían al punto esperado en la estación Observatorio, por lo que el proyecto que se planeaba inaugurar en 2018 lleva tres años de retraso y muy probablemente no estará listo hasta 2023, sin importar el optimismo de un López Obrador que en septiembre del año pasado presumía que la excavación llevaba un avance de 85%.

El problema de esta desviación, según la ASF, se le carga principalmente a la administración de Miguel Ángel Mancera, debido a que las fallas se presentaron en trabajos realizados en diciembre de 2016 y fueron detectadas en la gestión de Claudia Sheinbaum hasta diciembre de 2018, es decir 732 días naturales después del inicio de su ejecución.

Sin embargo, el primer gobierno de Morena en la CDMX no está exento de responsabilidad, toda vez que en la gestión de Sheinbaum Pardo siguen sin tomarse las medidas para corregir los 45 centímetros. De acuerdo con los recientes dichos del secretario de Obras y Servicios capitalino, Jesús Antonio Esteva, la obra mantendrá su camino a pesar del desvío y a pesar incluso del colapso que la llamada Línea Dorada tuvo en su tramo elevado.

El consorcio encargado de estos trabajos con graves errores en los cálculos topográficos está liderado por Prodemex, que agrupó a las firmas Proacon México y Desarrolladora de Terracerías, para adjudicarse el contrato DGOP-LPN-F-1-017-15 por unos mil 500 millones de pesos. La ASF ha establecido que los daños por estas empresas al erario llegarían a ser hasta de 271 millones si se calcula el costo de los trabajos que se realizaron mal sumado a las penalizaciones que se contemplan en el contrato.

Las empresas fueron adjudicadas para esta extensión ante la polémica que existía en 2015 sobre los trabajos de construcción que habían realizado para la primera etapa ICA y Carso, pero sí logró sumarse al nuevo proyecto la francesa Alstom, que se encargará de colocar rieles y durmientes en los 4 kilómetros adicionales que tendría la ruta para llegar hasta la estación Observatorio, que se convertiría también en el más grande Centro de Transferencia Modal.

Mientras tanto, el Grupo Carso empieza a quedarse solo entre los probables responsables del accidente en las cercanías de la estación Olivos, pues desde Alemania la firma DB Engineering & Consulting GmbH mandó a decir que su trabajo y sus certificaciones en el caso de la L12 se limitaron a los sistemas eléctricos, de radiocomunicación, de señalización y de control de las operaciones del Metro, pero nada relacionado con la construcción de la obra y mucho menos con la estructura del puente que colapsó. Esta compañía es la sucesora legal de DB International GmbH, identificada en su momento por el gobierno de Ebrard como una de las certificadoras de la seguridad de la obra.

mario.maldonado.padilla@gmail.com
Twitter:@MarioMal

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