De los tres secretarios de Hacienda que ha tenido el presidente Andrés Manuel López Obrador en lo que va de su sexenio, en el que más confía es en Rogelio Ramírez de la O . El doctor por Cambridge llegó con grandes expectativas al gobierno por sus cartas credenciales en el exterior, aunque sin experiencia en la administración pública. Sin embargo, muy pronto se dio cuenta de que en realidad tenía las manos atadas: su rol sería procurar los recursos para los proyectos y programas prioritarios del gobierno y, al mismo tiempo, mantener la estabilidad económica y financiera, todo sin aumentar la deuda pública.

A pesar de que Carlos Urzúa y Arturo Herrera fungieron como titulares de la Secretaría de Finanzas cuando López Obrador fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ninguno terminó de embonar en el gabinete presidencial, además de que en el fondo no compartían la política económica que dictaba el titular del Ejecutivo. El primero duró siete meses y el segundo dos años. Ambos sufrieron los desplantes públicos y privados del Presidente.

Rogelio Ramírez de la O también ha sido exhibido en público. La primera vez durante una gira por Oaxaca, cuando al darse cuenta el Presidente de que no lo acompañaba a un recorrido por una comunidad, le dijo a su jefe de la Ayudantía, Daniel Asaf , que era “mucho pueblo para él”.López Obrador también lo envió a Perú a apoyar al presidente izquierdista Pedro Castillo ante la "difícil" situación que atraviesa su gobierno. Y más recientemente lo exhibió públicamente por haberle adelantado información confidencial del Banco de México sin prevenirlo de que no debía divulgarse antes de que lo hiciera el banco central, por lo que tuvo que pedir disculpas, lo que no suele hacer.

Pareciera que poner en una posición vulnerable a su gabinete, en especial a sus secretarios de Hacienda, es algo que el Presidente disfruta. Esto a pesar de que los encargados de llevar las riendas de las finanzas públicas del país sigan, a regañadientes, los preceptos de la economía moral y social que proclama López Obrador, y aun cuando tienen que salir a defender los proyectos de infraestructura que ordenó el Presidente y que, según el grueso de los expertos, se quedarán como “elefantes blancos”.

Ramírez de la O me dijo en la Convención Bancaria de Acapulco que se “conmovió” con la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles, porque se hizo con puro recurso federal, “generado a través de economías presupuestales”. Agregó que esta obra, junto con la del Tren Maya y otros proyectos del sureste, son parte de la nueva narrativa gubernamental y económica.

De esta nueva narrativa fue a hablarles a Londres y Nueva York a los inversionistas globales durante un roadshow que realizó hace unos días en ambas capitales financieras. “Fuimos a llevar una serie de proyectos para financiar, queremos atraer capitales de Asia, repatriar la industria que se nos fue a partir del 2000”, me dijo.

No obstante, reconoció que México no va a crecer 4% este año y muchos menos el 5% que prometió el Presidente hace menos de dos meses. En abril, la Secretaría de Hacienda va a ajustar sus expectativas a un nuevo marco que estará entre 2.5% y 3.5%, aunque el promedio de los analistas sea menor a 2%, y algunos lo vean más cercano a 1%. La nueva narrativa económica estrellándose con la realidad del país.

Le preguntaron a Ramírez de la O al salir de la Convención Bancaria si pensaba renunciar por la filtración de información exclusiva de Banxico. “No hagan caso”, dijo a los reporteros. Quizá ese escenario no esté cerca, pero cuando tenga que llegar –si es que llega–, quien está en primera fila es Juan Pablo de Botton , el subsecretario de Hacienda e inseparable amigo de los tres hijos mayores de AMLO. Él es la sombra de Ramírez de la O y está sentado, esperando paciente, su turno al frente de la Secretaría.

Dos Bocas, costos y contratistas

Hablando de proyectos prioritarios del Presidente, dimos a conocer que a la Secretaría de Hacienda llegó una solicitud de aumentar el presupuesto para la Refinería de Dos Bocas, que va desfasada y a marchas forzadas para inaugurarse en julio de este año. Se dice que su costo en realidad será del doble del presupuesto original: 14 mil millones de dólares, en lugar de 7 mil millones.

Para entregar la obra a tiempo, las empresas constructoras duplicaron turnos y aumentaron personal para que, con el apoyo de sus proveedores, intenten cumplir con los plazos de entrega de una obra de ingeniería que contempla la construcción de 56 tanques de almacenamiento, 24 esferas y 17 plantas de proceso, incluyendo talleres, cuartos de control y edificios administrativos.

Entre las firmas que desarrollan estas labores están ICA Fluor, Samsung, Techint, Fluor Enterprises, Kellogg Brown & Root, Asociados Constructores DBNR y Constructora Hostotipaquillo.

Entre los proveedores hay algunos ligados a los gobiernos anteriores, especialmente al Pemex que encabezó Emilio Lozoya. Se trata de Citapia, del polémico empresario Juan Carlos Tapia Vargas , cercano al senador Miguel Ángel Osorio Chong .

Juan Carlos Tapia entró a Dos Bocas de la mano de la empresa Mexicana de Recipientes a Presión SA de CV, cuyo nombre cambió a Procesos Especializados y Proyectos (Proesa), un año y medio después de que PTI Infraestructura de Desarrollo le adjudicó el contrato para el Paquete 6, junto con Kellogg Brown & Root, LLC y Constructora Hostotipaquillo, SA de CV, por 78 millones de dólares.

Luego utilizó la subcontratación para integrarse más a profundidad en la obra. Echó manos de otras sociedades como Manufactura Especial y Proyectos Industriales (Mepi) y Grupo Constructor Industrial Oil & Gas (GCI), empresas que trabajan para Techint, Samsung, ICA, Proyecta Industrial de México e IDINSA en Dos Bocas, Tabasco.

Al parecer, la secretaria de Energía, Rocío Nahle , que tiene a sus contratistas favoritos, no está al tanto de este proveedor que encumbró quien siempre quiso abrirle un juicio político: el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, hoy en prisión preventiva en el Reclusorio Norte.

 
@MarioMal
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