El plan del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para aumentar el turismo y la captación de divisas estaba enfocado en la atracción de visitantes chinos hacia los principales destinos del país, sobre todo tras de la cancelación del Consejo de Promoción Turística de México. Sin embargo, la estrategia no tuvo éxito en 2019 y este año la explosión del coronavirus, cuyo epicentro fue precisamente China, terminó por dar al traste con el plan.

En junio el turismo extranjero se desplomó 74.8% y la capacitación de divisas 90%, lo cual es congruente con los niveles del sector en el mundo y atribuible a las restricciones de viaje aplicadas temporalmente en casi todos de países, pero a la vez es devastadora con un gobierno que carece de interés y estrategia para su recuperación.

Ante este panorama, los mandatarios estatales buscan arropar al sector e intentan asumir ese liderazgo que, según algunos gobernadores, ha dejado suelto el secretario Miguel Torruco , en un contexto en el que los empresarios tampoco encuentran un espacio de interlocución ni apoyos o guías desde la Federación para rescatar la mayor cantidad de empleos posibles.

Las alianzas entre gobernadores han sido una respuesta, en especial los que cuentan con planes detallados para promover conjuntamente la actividad turística y la repartición equilibrada de los gastos.

Un ejemplo es la zona Centro-Bajío-Occidente, que abarca a Aguascalientes, Jalisco, San Luis Potosí, Querétaro y Zacatecas, donde se implementó una estrategia de promoción del turismo interno que muy seguramente irá también por los visitantes extranjeros una vez finalizada la pandemia.

Otro caso es la firma de un convenio entre los gobiernos de Quintana Roo, Yucatán, Chiapas, Campeche y Tabasco, que tiene como objetivo colocar al mundo maya entre los favoritos de los visitantes que prefieren un turismo cultural, a pesar de que esta misma región es la que se ha visto más afectada con la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México y los 8 mil millones de pesos para la realización de campañas en el exterior.

En este último bloque destaca el caso de Quintana Roo, entidad cuya economía depende casi en 80% de los recursos generados por el turismo y a la que la emergencia sanitaria le impuso una parálisis total. Tan solo Cancún y la Riviera Maya aportan 7.1% del PIB turístico del país, por lo que la recuperación de sus niveles de afluencia es prioritaria a nivel nacional.

Por su cuenta y, para evitar la debacle, el gobernador Carlos Joaquín González puso en marcha un plan denominado “Juntos Saldremos Adelante” en el que se incluyeron 21 diferentes tipos de financiamiento para las empresas del sector, además de que se implementó una certificación en Protección y Prevención Sanitaria en Instalaciones Turísticas, en la que se habían registrado hasta agosto más de 6 mil 800 empresas de la entidad.

Asimismo, se fortaleció con recursos propios una versión estatal del CPTM y, bajo el nombre de Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, se puso en marcha una campaña de relanzamiento del Caribe mexicano, con lo que se espera recuperar la llegada de turistas en 65% al finalizar el año, es decir antes de lo que estima la Organización Mundial del Turismo.

Con esto, México está todavía muy lejos de recuperar el sexto lugar que llegó a tener en el ranking internacional en cuanto al arribo de visitantes extranjeros.

En el corto y mediano plazo será imposible regresar a la inyección anual de divisas por 23 mil millones de dólares que dejaban 41 millones de visitantes.

La esperanza está en que el sector empieza a encontrar respuestas y nuevos liderazgos, en un escenario en el que la actual administración ha dejado un gran vacío.

@MarioMal
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