Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia con un gabinete más equilibrado en materia de género. Nueve de las 19 secretarías de Estado fueron ocupadas por mujeres y aunque esa cifra se redujo a siete, sigue siendo más alta que en los sexenios anteriores. Paradójicamente, el Presidente ha tenido más desencuentros con los movimientos feministas que ninguno de sus antecesores. El “techo de cristal” que parecía romperse en realidad se ha endurecido no solo por la violencia e inseguridad que sufren las mujeres en el país, sino por la indiferencia y descalificaciones que reciben desde Palacio Nacional.

A las críticas del Presidente contra los movimientos feministas, como el que hoy se llevará a cabo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer –entre las que destacan tacharlos de ‘conservadores’ y de buscar desestabilizar su gobierno, así como defender a políticos como Félix Salgado Macedonio y justificar o matizar la venta de niñas con los ‘usos y costumbres’ de algunos pueblos– se suma la afrenta pública que ha emprendido contra la primera mujer en encabezar la presidencia de la Corte, la ministra Norma Piña.

Más allá de los señalamientos sobre un supuesto sesgo del Poder Judicial hacía el “ala conservadora”, a partir del relevo en el máximo órgano de justicia el presidente López Obrador ha dado rienda suelta a frases cargadas del más auténtico machismo, incluso de discriminación. La peor fue la expresada el 8 de febrero, cuando dijo que “la señora presidenta de la Corte, para hablar en plata, está por mí”. Luego matizó y culpó a los periodistas de sacar de contexto sus palabras. Dijo que se refería a que en otros gobiernos se imponía al presidente de la SCJN .

Los 34 años de carrera de la nueva presidenta de la Corte no son suficiente argumento para presidirla. El puesto se lo debe al hombre, que “consiguió” la autonomía entre los Poderes de la Unión.

Otro ejemplo del machismo que se asoma en el Presidente, que se dice “el más feminista de la historia”, se observa en su denominado Plan B de la reforma electoral, en el que se echan por tierra las acciones afirmativas para grupos vulnerables, principalmente los temas de igualdad de género. Las mujeres que hoy gobiernan en nueve estados del país alcanzaron sus aspiraciones en el periodo de la autodenominada Cuarta Transformación (4T), en buena medida por las reglas del INE, que en el escenario de hoy quedarían inhabilitadas.

Para López Obrador y su Plan B los partidos son todopoderosos en su autogobierno y en sus determinaciones, por lo que el árbitro electoral pierde la facultad para imponer las reglas de paridad que llevaron a los organismos políticos a postular a la misma cantidad de mujeres en relación con los hombres, sobre todo en espacios de “alta competitividad”. Si bien el Poder Legislativo ha buscado atraer y regular esa bandera, la propuesta de AMLO reduce la posibilidad para que las mujeres compitan en aquellas contiendas donde realmente puedan ganar, puesto que corren el riesgo de ir “de relleno”.

Más grave aún es el debilitamiento del INE limita también la utilidad de iniciativas como el 3 de 3 contra la violencia política de género, con la que se evitaba que llegaran al poder deudores alimentarios o personajes con denuncias por violencia familiar o por delitos de género.

Esta es la realidad del “feminismo” en tiempos de la 4T, aquel en el que la mujer puede tomar las riendas de la nación, pero sólo para preservar el legado del hombre. Raquel Buenrostro, Rocío Nahle, Rosa Icela Rodríguez y Claudia Sheinbaum lo saben a la perfección. En las palabras que suele utilizar López Obrador: son las mejores para cuidar los recursos de la casa; aquella que construyó y les legó el líder de su movimiento.

Contra este añejo techo de cristal, y contra los muros de acero dispuestos alrededor de Palacio Nacional, decenas o cientos de miles de mujeres saldrán a marchar hoy en el país.

Posdata 1

El emecesita Juan Zepeda no estaba tan convencido de bajarse de la contienda por el Estado de México. Si bien sabía que sus aspiraciones para gobernar la entidad mexiquense quedarían truncadas, como en el 2017 cuando compitió por el PRD, quería enfrentarse a Delfina Gómez y Alejandra del Moral. El líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, le cortó las alas hace ya varias semanas, aunque apenas este lunes anunció que no competiría. A Zepeda lo dejaron correr, para ver si levantaba en las encuestas, pero apenas le daban un promedio de 10% de la intención de voto. Por esta razón –y no por la supuesta alianza entre el PRI y Morena para repartirse Coahuila y el Edomex– fue que no compitió y se quedará como senador federal, a esperar mejores tiempos para el partido naranja.

Posdata 2

Mal cayó mal en Palacio Nacional el reconocimiento que le dieron al mexicano Agustín Carstens en Madrid. Este lunes el rey Felipe VI entregó al exsecretario de Hacienda y exgobernador del Banco de México, el XIX Premio de Economía Rey de España. Actualmente, Carstens despacha en Suiza como director general del Banco de Pagos Internacionales, y como casi todos los “neoliberales”, no ha escapado a las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por si fuera poco, el economista del ITAM y doctor por la Universidad de Chicago, vaticinó que la inflación se mantendrá alta en el mundo, a pesar de los esfuerzos de los bancos centrales. Esto, debido a los fuertes choques de oferta y demanda y a las distorsiones en las cadenas de valor. Es una mala noticia para México, cuya tasa de interés ya está en un altísimo 11%, mientras que la inflación se mantiene cerca del 8%.


@MarioMal

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