La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) subió la tasa de interés medio punto porcentual para dejarla en 7%, la más alta desde marzo de 2020. Hace unos días, cuando anunció su plan contra la inflación, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió al banco central no seguir aumentando las tasas, para que “haya crecimiento e inversión”.

El Presidente no tomó en cuenta factores que incidieron en la decisión de política monetaria de Banxico, como el aumento de la tasa que anunció la Reserva Federal de Estados Unidos, la inflación de materias primas como granos y energéticos y la presión que sigue ejerciendo la guerra en Ucrania para los mercados financieros y la geopolítica. La Junta del banco central no puede tomar decisiones sólo viendo lo que sucede en el país, sino con todos los elementos del entorno internacional.

La subgobernadora Irene Espinosa votó por un aumento de 75 puntos base en la tasa de referencia, pero se impusieron los otros cuatro integrantes ( Victoria Rodríguez, Galia Borja, Jonathan Heath y Gerardo Esquivel ). Todos consideraron necesario seguir con los incrementos de las tasas para contrarrestar el aumento generalizado de los precios, que no fue transitorio, como lo advirtieron algunos de ellos.

Hace dos semanas, el presidente López Obrador puso en marcha un plan para combatir el aumento de precios de la canasta básica. El acuerdo, junto con los empresarios, fue no aumentar los precios de 24 productos en seis meses, mientras que el gobierno federal se comprometió a reducir los aranceles, mantener los subsidios a los combustibles y las tarifas para el transporte de mercancías, así como a dar incentivos para aumentar la producción de granos, entre otros.

No se habló concretamente de cuánto incidirá este Paquete Contra la Inflación y la Carestía en el Índice de Precios al Consumidor, pero a juzgar por lo que expusieron ayer los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico no va a servir de mucho, o por lo menos no en el corto plazo. El mensaje de fondo es que el gobierno puede articular sus planes para combatir la carestía –que bueno– pero la mejor herramienta es la política monetaria.

Banxico revisó al alza sus expectativas de inflación para los próximos trimestres, por lo que prevé que al cierre del año sea de 6.4% en lugar de 5.5% que se esperaba en marzo. Las perspectivas del banco central empatan con las de casas de bolsa, bancos de inversión y analistas económicos, quienes no ven factible que baje la inflación en el corto plazo.

“Los pronósticos de las inflaciones general y subyacente se revisaron al alza hasta el segundo y tercer trimestre de 2023, respectivamente, aunque se sigue previendo que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el primer trimestre de 2024”, expusieron los integrantes de Banxico.

Al Presidente le preocupa el crecimiento económico, que se acerca más a 1% que a 2%. Al inicio de abril, la Secretaría de Hacienda recortó de 4.1% a 3.4% su expectativa del PIB para 2022. Es prácticamente imposible que se alcance esa proyección, debido a que la inversión privada no ha tenido buenos datos y no se espera que las condiciones cambien; por el contrario, el tono del comunicado de Banxico fue claro: “se considerará actuar con mayor contundencia” en las próximas decisiones de política monetaria. Y faltan cinco este año.

Qué bueno que Banxico es autónomo y que haga valer su independencia. La señal que manda a los inversionistas es muy importante, entre otras cosas, para que la moneda no se deprecie y el Presidente pueda presumir un “peso fortachón”. Que le vea el lado amable.

Posdata

Ayer la agencia Bloomberg publicó una nota sobre la refinería de Dos Bocas en la que refiere, según documentos internos de Pemex y personas cercanas, que su costo aumentará a 14.5 mil millones de dólares. Lo que adelantamos aquí el 4 de abril: el Presidente recibió hace poco más de un mes el reporte con el dato de 14 mil millones dólares, aunque la Secretaría de Energía, Rocío Nahle , salió a decir que solamente se incrementó a 9.8 mil millones. Qué escándalo.

En vilo, fusión Ragasa-Agydsa

Hablando de precios altos de productos, aquí le comentamos hace dos semanas sobre la fusión de dos grandes empresas del sector de aceites de cocina, con la que se podría concentrar en un solo jugador 38% del negocio en México.

La regiomontana Ragasa Industrias –propietaria de la marca Nutrioli– y el grupo tapatío Aceites, grasas y derivados (Agydsa) –dueña de las marcas Canoil, Crystal, Patrona y Soyaplus– están en negociaciones avanzadas para concentrarse y superar al actual líder en el país: 1,2,3, propiedad de la empresa Fábrica de Jabones La Corona. Esta marca tiene actualmente 22.6% del mercado.

El proyecto aún no se presenta a la Comisión Federal de Competencia Económica, pero desde ya enfrenta problemas. El primero es que la Cofece solo tiene cuatro de los siete integrantes que conforman el pleno. El presidente López Obrador no ha querido mandar sus propuestas al Congreso, por lo que el órgano antimonopolios está prácticamente paralizado. El segundo son precisamente los precios del aceite, que han aumentado casi 40% el último año. Una concentración no sería favorable para el mercado. Ya veremos qué pasa.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com


 

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