La historia de Emilio Lozoya ha dado varios giros desde que salió de Pemex, en febrero de 2016, en medio de escándalos. Su aprehensión en Málaga, España, el 12 de febrero pasado, presagiaba un largo proceso de extradición, parecido al de su amigo el empresario acerero Alonso Ancira, quien también tiene un requerimiento por parte de las autoridades mexicanas. Pero hace unas semanas su estrategia jurídica dio un vuelco.

Un desencuentro entre el abogado Javier Coello Trejo, quien llevó el caso de Emilio Lozoya y su familia casi desde que estalló, con el influyente ex magistrado de la Audiencia española, Baltasar Garzón , terminó por darle una vuelta inesperada: la de la extradición a México con el propósito de acogerse a la figura jurídica del criterio de oportunidad que considera el Código Nacional de Procedimientos Penales de México. Esta es una opción que permite al imputado colaborar con las autoridades e involucrar a mandos superiores que lleven la investigación a los más altos niveles. Por encima de Lozoya sólo estaban el ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray ; el ex titular de la Secretaría de Energía, Pedro Joaquín Coldwell , y el propio Enrique Peña Nieto.

Debajo de Lozoya se descuelga por lo menos una decena de personajes que formaban parte de su primer círculo, y los cuales pudieron haber participado o por lo menos haber estado enterados de las tropelías del exfuncionario que se jactaba de ser amigo personal del expresidente Peña Nieto. En esta lista figuran, en primer lugar, su escudero y jefe de Oficina Froylán Gracia ; también Carlos Roa, Ignacio Durán; Mario Beauregard; Arturo Henríquez Autrey; Miguel Tame Domínguez; Alejandro Martínez Sibaja; Gustavo Hernández García; Rodrigo Arteaga Santoyo; José Carlos Pacheco y Luis Guaso Montoya . Todos tuvieron posiciones relevantes en la estructura de Pemex.

Froylán Gracia era quien se encargaba de hacer los contactos con los empresarios para agendar citas con el otrora poderoso director de Pemex a cambio de fuertes sumas de dinero, según reportes de fuentes con acceso a las reuniones. En el mismo nivel de importancia está Carlos Roa, ex jefe de asesores de Lozoya. Ambos personajes habrían ayudado a su amigo a escapar a Rusia y luego a España. Según fuentes con acceso a las investigaciones, ambos obtuvieron documentación rusa, al igual que Lozoya, para refugiarse en este país ayudados por los hermanos Karam, dueños del grupo Hidrosina, quienes se asegura fueron la última conexión del exdirector en México.

A Lozoya se le acusa de haber hecho negocios al margen de la ley por al menos mil millones de dólares, los cuales tienen que ver con plataformas de perforación, la adquisición de Fertinal y Agronitrogenados y la compra de dos astilleros chatarra en España. El exdirector de Pemex busca salir al paso de estas imputaciones con evidencias de la presión que recibió de sus superiores Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto. También sale a relucir en la trama el exsubsecretario Miguel Messmacher, personero de Videgaray.

La forma como Lozoya llegó a España para resguardarse de la justicia mexicana tiene que ver con algunos vínculos y negocios hechos con el político Alberto Núñez Feijóo , presidente de la Junta de Galicia, y la empresaria Mar Sánchez Sierra , tras la compra de un astillero a sobreprecio y mediante presuntos actos de corrupción. Ellos protegían a Lozoya en la Costa del Sol española, a donde llegó a finales del año pasado tras una estancia en Rusia, según información de las investigaciones.

En Rusia, Lozoya habría sido protegido por exdirectivos relacionados con la petrolera rusa Lukoil, la primera empresa internacional en firmar un contrato de exploración junto con Pemex en 2014 tras la puesta en marcha de la reforma energética. Lukoil es la segunda petrolera más importante de Rusia después de Gazprom, empresa con la que Lozoya también generó vínculos cuando era director general de Pemex.

Su detención en Málaga, en febrero pasado, se dio previo al choque del coronavirus y en vísperas de la pérdida del grado de inversión de Pemex, así como de un nuevo enfrentamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador con los empresarios del sector energético. Desde entonces, las cosas en México se han descompuesto a una velocidad inusitada. El mal manejo de la pandemia del Covid-19, la tibia reacción para enfrentar la recesión económica y la crisis de seguridad han hecho agua en el gobierno de la 4T.

La extradición de uno de los hombres más cercanos al expresidente Peña Nieto, emblema de la corrupción que tanto persigue el presidente López Obrador, lo convierte en un plato demasiado suculento para el nuevo gobierno. Sin embargo, la presión ahora estará puesta sobre el fiscal general, Alejandro Gertz Manero , quien no ha podido dar un golpe certero en contra del crimen organizado. Es su gran oportunidad para redimirse y cesar el fuego contra la Unidad de Inteligencia Financiera, que encabeza Santiago Nieto, y así poder estructurar bien los expedientes para que no terminen como el de la mamá del Marro o el del autor intelectual del ataque contra el secretario de Seguridad Ciudadana de la capital, Omar García Harfuch.

Posdata

Javier Coello Trejo renunció a la defensa de Emilio Lozoya por diferencias con el abogado Baltasar Garzón, cuya estrategia legal fue la de la aceptar la extradición. Garzón tiene en México un convenio de colaboración con el penalista Juan Araujo , quien se dice tomará la defensa de Lozoya en el país. Araujo tiene vínculos con el poderoso consejero jurídico. También está detrás de la defensa del abogado caído en desgracia, Juan Collado.

 
@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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