En 2008, previo a la crisis financiera global que desataron las hipotecas subprime en Estados Unidos, el entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens, acuñó una frase por la que se le recuerda ampliamente: “No nos va a dar pulmonía, sólo un catarrito”. El ‘catarrito’ casi nos fulmina y el PIB del país registró una caída de 6.5%, la más profunda de los últimos 70 años.

El respetado economista del ITAM, maestro y doctor por la Universidad de Chicago, quien ahora despacha en Suiza como cabeza del Banco de Pagos Internacionales, pecó de optimista, incluso a pocos meses de que la economía de Estados Unidos se quebrara en pedazos.

En periodos de turbulencia financiera y crisis económica —la primera anuncia la segunda, porque los mercados se adelantan a los hechos— los ministros o secretarios de Hacienda tienden a ser optimistas por una simple y sencilla razón: sus mensajes son una brújula para los inversionistas.

Es por eso que el actual secretario de Hacienda de México, Arturo Herrera, otro economista respetado en los círculos financieros internacionales, pecó ayer de optimista al decir que la economía mexicana está ‘blindada’ ante los choques globales, tales como la epidemia del coronavirus, la guerra de los precios del petróleo y la desaceleración mundial.

En su conferencia de prensa, el secretario de Hacienda suscribió lo que dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador el lunes pasado, un día de terror para los mercados financieros: “Que las finanzas públicas están sanas y que la economía mexicana va a ‘resistir’”.

Si bien ambos tienen razón es que las finanzas públicas del país están estables, basta una sacudidita para desordenarlas y ponernos del lado de la crisis. Es decir que el ‘catarrito’ que Herrera y López Obrador hacen ver como una “ligera tempestad que pueden campear”, es una verdad a medias.

Como contexto, vale la pena echar un ojo a lo que sucedió en el primer año de gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación. El PIB de México tuvo una contracción de 0.1%, cuando la economía nacional no caía desde la crisis de 2009.

Así que el primer año de la administración de Andrés Manuel López Obrador sí fue un parteaguas, pero no para bien. Muchos de los indicadores económicos, como el empleo, la inversión y el consumo registraron niveles no vistos desde hace una década.

Y si bien las condiciones globales y las de nuestro vecino del norte no son comparables a las de 2008-2009, el desplome de los mercados financieros (bursátiles, de materias primas y cambiarios) avizora crisis en varios países y aumenta el riesgo de recesión global, según lo han advertido recientemente el Fondo Monetario Internacional y calificadoras como Moody’s. Ambas instituciones globales, dicho sea de paso, son consideradas por el presidente de México como neoliberales y poco confiables.

Pues bien, hay noticias para el Presidente: las medidas para ‘blindar’ la economía de las que está echando mano tanto Hacienda como el Banco de México son súper neoliberales. Hablamos de una ampliación del programa de coberturas cambiarias; de hacer uso de los fondos de estabilización y los fondos estatales; de tener a la mano la línea de crédito flexible del FMI y la del Departamento del Tesoro de Estados Unidos; así como asegurar una parte de las exportaciones de crudo a un precio de 49 dólares por barril y ‘exprimir’ el gasto. Todo eso, junto con lo más importante: mandar señales positivas a los inversionistas.

Herrera reconoció que las finanzas públicas están diseñadas sobre un marco de “extraordinaria cautela”. Sin embargo, el fantasma del ‘catarrito’ versión 4T no dejará de rondar las mentes de empresarios, inversionistas, analistas, brokers y traders que ya saben que el crack de los mercados muy comúnmente viene acompañado de malas noticias para las economías.

Así que México y la 4T están a prueba. Pronto se sabrá si la metáfora de Herrera, sobre que la economía tiene un “chaleco antibalas”, fue la correcta o, si como decía Agustín Carstens, apenas estamos viendo los cortos de lo que será una “película de terror”.

Otra de Lobos BUAP y su propietaria

En este espacio le comentamos de la denuncia mercantil que deberá enfrentar la empresaria Alejandra de la Vega para mantener la propiedad del equipo de futbol Bravos de Ciudad Juárez; esto por una presunta compra “no autorizada” de la franquicia que en temporadas pasadas ostentaba el nombre de Lobos BUAP.

Pues bien, a la también secretaria de Innovación y Desarrollo Económico del gobierno de Chihuahua se le acumulan los problemas, ya que al ser balconeada en la conferencia mañanera como dueña de gasolineras que no venden “litros de a litro”, no sólo estará bajo el escrutinio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sino que estaría violando incluso el Código de Ética de la Liga MX.

Resulta que el documento vigente en la Femexfut desde 2017 obliga a los propietarios a respetar la dignidad de las personas y a abstenerse de llevar a cabo cualquier acto que quebrante la ley; por lo que, de comprobarse que hubo venta irregular de combustible en sus estaciones de servicio, podría procederse incluso a la desafiliación.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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