Caja Libertad ha sido una de las instituciones financieras más manoseadas y oscuras. Por la sofipo lo mismo han pasado los hermanos Rodríguez Borgio y Martín Díaz Gil , que el abogado del priismo y el salinismo, Juan Collado , y el expresidente de la Comisión Nacional Bancaria y Valores, Jaime González Aguadé . La llamada “caja de cajas” también estuvo a punto de caer en manos de nuevos ‘afortunados’ en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y todo acabó en un escándalo que pone, de nueva cuenta, en entredicho al Presidente y su supuesta cruzada anticorrupción.
El destino que se planteó para la Caja Libertad en los tiempos de la 4T siempre fue pasar a manos de Afirme y de su propietario Julio Villarreal , el empresario que, a través de Julio Scherer Ibarra , financió las campañas de López Obrador, y quien estaba llamado a consolidarse como uno de los hombres de negocios más importantes del sexenio.
No sólo los abogados del despacho Araujo, González, Peimbert, Robledo & Carrancá presionaron a Collado para vender la sofipo queretana al también dueño de Villacero en una quinta parte de su precio calculado: mil millones de pesos; también autoridades regulatorias y exfuncionarios de la administración de Felipe Calderón aplanaron el terreno para que la operación caminara en esa dirección.
El nombre clave en esta trama es el de Guillermo Babatz Torres , director de la Sociedad Hipotecaria Federal en el gobierno de Vicente Fox y presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en el sexenio de Calderón, organismo en el que dejó varios colaboradores y en el que todavía tiene mucha influencia.
Babatz sería el verdadero arquitecto de la estrategia para rematar la rebautizada Libertad Servicios Financieros, y para asegurar que su cartera, que llegó a valuarse en 10 mil millones de pesos en sus mejores tiempos, pase a formar parte de uno de los bancos consentidos del presidente López Obrador.
El actual presidente del Consejo de Grupo Financiero Scotiabank movió sus fichas en la CNBV para poner contra las cuerdas a Libertad en materia regulatoria, y para colocar en la presidencia de la sofipo a una de sus más cercanas colaboradoras durante su paso por la Comisión, además de socia en su pequeña consultoría financiera Atik Capital SC, Silvia Lavalle Henaro .
La vicepresidenta de Supervisión de la CNBV durante 18 años dejó el sector publicó en 2013 para seguir los pasos de Babatz, y se convirtió a finales de 2019 en una especie de interventora de Libertad, desde donde tomaría el control de la operación para entregar el negocio a Afirme a un precio muy accesible.
Con Lavalle Henaro llegó también Sergio Cruz como director general de Libertad Servicios Financieros, pero la larga trayectoria de este último en la banca de consumo de Scotiabank revelaba las ligas que Guillermo Babatz tenía con el proyecto. Incluso, llegó a pensarse que el objetivo final de la estrategia era colocar la cartera en la institución bancaria. Cruz Fernández sólo duró unos meses en la posición.
Afirme era sin duda el cliente esperado para el traspaso de la cartera de la sofipo. El banco boutique Atik, como le gusta llamar a su negocio Guillermo Babatz, tiene como cliente al banco de Julio Villarreal , al que le provee servicios de consultoría financiera en materia de capitalización. Hay quienes dicen que, como parte de estos servicios, se incluyen procesos de simulación de datos, los cuales son bien recibidos en una autoridad regulatoria que el dueño y director del pequeño banco tiene todavía bajo su control.
La pugna por el negocio de Caja Libertad se da, entonces, entre villanos: el “abogado de los poderosos”, Juan Collado; el empresario acerero que quiere beneficiarse de su cercanía con este, y de paso quedarse con AHMSA; los abogados denunciados ante la FGR, y los financieros que manipulan la política bancaria de esta administración.
mario.maldonado.padilla@gmail.com






