El presidente Andrés Manuel López Obrador ahora sí requiere cambios profundos y radicales en sus políticas de gobierno y en funcionarios del Gabinete para rescatar su sexenio… o lo que quedará de él después de la recesión económica que se avecina.

Ayer el banco de inversión Credit Suisse recortó su proyección de crecimiento para la economía mexicana de 0.7% a -4% en 2020. Esta predicción es la peor para el PIB del país desde la Gran Recesión de 2009, cuando la actividad económica se desplomó 6.5%.

Los analistas de Credit Suisse prevén una contracción de 1.5% para la región de América Latina y el Caribe, pero México supera casi por tres veces ese promedio. ¿La razón? Una profunda caída del sector industrial y de servicios derivado del impacto generado por el Covid-19. La desaceleración en las importaciones de bienes y la restricción para visitar lugares públicos frenarán la demanda interna, lo que se suma a la baja confianza del consumidor y del sector empresarial para invertir en el país.

Por si fuera poco, la debacle de los precios internacionales del petróleo, que tiró a la mezcla mexicana de crudo a su nivel más bajo desde 2002 (18 dólares, cuando el gobierno tiene una perspectiva de 49 dólares por barril), afectará a Pemex y al gobierno mexicano. “Hemos integrado a nuestro análisis la reducción en la producción de Pemex que empezará en el segundo trimestre del año”, anticiparon los analistas de Credit Suisse.

Este miércoles, en el marco de la conmemoración de la Expropiación Petrolera, el presidente anunciará, junto al director de Pemex , Octavio Romero, que la producción de Pemex va en aumento, según dijo recientemente. Pues los “otros datos” de la empresa productiva del Estado ya están siendo descontados por los analistas de los bancos de inversión y, muy seguramente, por los de las calificadoras.

Moody’s dijo hace una par de semanas que revisaría la calificación de la deuda de Pemex hasta la segunda mitad de 2020; sin embargo, el acelerado deterioro de los mercados y la economía en los últimos días seguramente generará una degradación de la nota de la empresa mexicana, lo que le quitaría definitivamente el grado de inversión.

Esto significa que muchos fondos y gestores de activos no podrán seguir invertidos en Pemex. El resultado de su salida será una caída en el precio de sus bonos –que se venderán como chatarra en los mercados secundarios– y un incremento de los intereses que paga la empresa a sus tenedores de deuda.

Su degradación también afectará la calificación de los bonos que emite el gobierno (soberano) y la nota de las empresas mexicanas de distintos sectores, como los bancos y otras instituciones financieras. Este golpe se sumará al que ya le dieron los inversionistas a empresas afectadas por los efectos del coronavirus, como las del sector aéreo. Hoy la acción de Volaris perdió 29% en la Bolsa Mexicana de Valores, mientras que los grupos aeroportuarios GAP y OMA cayeron 17.4% y 14.1%, respectivamente. Y también fueron afectadas las del sector consumo. El martes Alsea, la operadora de restaurantes como Starbucks, Vips y otros, se desplomó 31% en la Bolsa, pues se prevé que la afluencia a estos lugares caiga considerablemente en los próximos meses.

El dólar alcanzó ayer un máximo histórico de 23.20 pesos, lo que pone al Banco de México en una encrucijada de cara a su próxima decisión de política monetaria del 26 de marzo: si baja la tasa más de 50 puntos base para intentar estimular la economía podría afectar más al tipo de cambio y 'contagiar' la inflación.

¿Qué debe hacer el presidente López Obrador ante una crisis de este tamaño? Primero, su secretario de Hacienda, Arturo Herrera, debe actuar con plena independencia. No puede ser que en la Convención Bancaria de la semana pasada, tanto él como su subsecretario Gabriel Yorio dijeran que alistan un plan de estímulos fiscales y financieros, y que el Presidente salga el lunes a contradecirlos.

Son también tiempos de cambios en el Gabinete. Aun en una crisis como esta, remover a funcionarios ‘tóxicos’ como Rocío Nahle (secretaria de Energía), Manuel Bartlett (director de CFE) y otros incompetentes, como Octavio Romero (director de Pemex) y Jorge Alcocer (secretario de Salud); o a los ‘tapetes’ como el subsecretario Hugo López Gatell , que en lugar de actuar a la altura de las circunstancias prefieren rendirse a los pies de su jefe, el Presidente.

El golpe de timón cruza transversalmente por un cambio en las políticas públicas. Se tienen que echar abajo todas aquellas iniciativas o leyes que minaron la confianza de inversionistas y consumidores; y que Andrés Manuel López Obrador haga un pacto con los empresarios para respetar sus contratos y asegurarles garantías a sus inversiones.

Esto último se lo han dicho hasta el cansancio su jefe de Oficina, Alfonso Romo , y el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

Hoy ya no hay más tiempo. O se anuncia un golpe de timón, o el Presidente y su gabinete le pueden ir diciendo adiós a este sexenio, que pasará a la historia como el peor de los últimos 70 años.

Posdata

Hoy, para la conmemoración de la Expropiación Petrolera, se convocó a unas mil personas en la Torre de Pemex. ¿No entienden?

Contradicciones en publicidad exterior

Ahora que el gobierno de Claudia Sheinbaum tiene entre ceja y ceja reformar la Ley de Publicidad Exterior, habrá que poner mucha atención a José Manuel Sánchez Carranco , quien delante de las autoridades se muestra dispuesto a negociar con la bandera de la Canacintra por delante, a través de la rama 39, que preside Óscar Cabrero Cadena , mientras que en la práctica se ha negado a retirar anuncios que su empresa, Casa Publicidad y Asociados, tiene instalados en vialidades como Masaryk.

La conciliación se antoja ardua, y tanto amparos como argucias legales han sido interpuestas para continuar con este negocio, que dicho sea de paso captó inversiones de 4 mil millones de pesos en 2019; sin embargo, la prohibición ha girado en torno a medidas de protección civil, contaminación visual y el derecho de los capitalinos al disfrute de los espacios públicos.

Veremos si el congreso local le dará dientes a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, y al Instituto de Verificación Administrativa, de Ileana Villalobos y Teresa Monroy, respectivamente.

ISA hace historia

Después de 29 ediciones anuales, una firma mexicana hizo historia y ganó por vez primera el Premio Nacional de Calidad que otorga la Secretaría de Economía. Se trata de ISA Corporativo, que preside el sonorense Hugo Camou Rodríguez , la cual cuenta con más de 120 mil espacios publicitarios en metros, aeropuertos, túneles vehiculares y una poderosa red de televisión (ISATV) en el Metro de CDMX, con una audiencia de 5.5 millones diarios.

Al recibir el galardón, Hugo Camou agradeció al gobierno y a la Secretaría de Economía la distinción. “Nos compromete a seguir impulsando la competitividad e innovación en beneficio del país, con las mejores prácticas en legalidad y transparencia”, señaló.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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