El presidente Andrés Manuel López Obrador está decidido a terminar su sexenio con un gasto histórico, aunque sea a costa del endeudamiento del país, el incremento de los derechos que pagan los empresarios por el uso de las concesiones públicas y el aumento a las tarifas para los usuarios de autopistas, aeropuertos y gasolineras. El Presupuesto 2024 está calculado en poco más de 9 billones de pesos, por lo que se necesitan muchos recursos para poder financiarlo en un año electoral donde estarán en juego cerca de 20 mil cargos, entre ellos la Presidencia de la República, nueve gubernaturas y el Congreso federal.

Si bien políticamente la 4T sigue consolidándose como uno de los movimientos más poderosos en la historia del país, desde el punto de vista financiero las cosas no van bien, ya que la recaudación secundaria ha dejado de ser suficiente para soportar la carga de los programas sociales y de las obras prioritarias del presidente..

Son casi 2 billones de pesos los que se estarán gastando el próximo año por arriba de los ingresos proyectados por el gobierno, una cifra muy parecida a lo que se estará erogando en los programas sociales, los cuales se convirtieron en constitucionales, de manera que financiarlos solo es posible mediante el déficit presupuestario.

La estrategia de ejercer un “terrorismo fiscal” a través del SAT y otras dependencias como la Unidad de Inteligencia Financiera y las fiscalías se ha ido agotando con el pago de los créditos fiscales de grandes grupos empresariales como Walmart, Alsea, Mondelez, Genomma Lab, Comercial Mexicana, Femsa, América Móvil, entre otros.

Los resultados de esta estrategia apenas dieron un ingreso adicional de unos 500 mil millones de pesos, que no sirven para cargar ni con la cuarta parte de los programas asistencialistas que se reparten principalmente entre los adultos mayores, las poblaciones vulnerables y los jóvenes en desempleo. Por lo tanto, se requiere endeudar al país para mantener bien aceitada la maquinaría electoral.

Por ello, en el equipo económico de la 4T buscan otras fuentes de financiamiento, algunas consideradas impopulares o anticlimáticas. Una de ellas es el anuncio de un incremento en promedio del 3% en las tarifas de peaje de las carreteras operadas por el Fondo Nacional de Infraestructura, el cual, por cierto, aún no encuentra los recursos para financiar la caprichosa compra de las 13 plantas de Iberdrola en México, por 6 mil millones de dólares.

A pesar del desastre en Guerrero por el huracán Otis, y contra el discurso permanente de apoyo a la reactivación del turismo en la entidad, se incluyó en ese paquete de incrementos a la Autopista México-Acapulco. A partir del 15 de noviembre, los usuarios pagarán 18 pesos más por el traslado.

El objetivo de ese incremento será destinar los recursos adicionales a la cobertura de los gastos generados por la operación y conservación de las mismas carreteras, sin embargo, ese excedente se convertirá en efectivo para repartir principalmente en los meses cercanos a la elección de 2024.

Hay otros rubros en los que el gobierno ha intentado sacar dividendos. Por ejemplo, modificó la Ley de Impuestos a la importación para incrementar aranceles a los productos provenientes de países como China, Corea del Sur o India, bajo el argumento de compensar las pérdidas de las empresas generadas por la pandemia de Covid-19.

Asimismo, en el Presupuesto 2024 se concretó un alza en el pago de derechos de los concesionarios de aeropuertos en el país, de 5% al 9% de sus ingresos brutos anuales, los cuales muy probablemente van a trasladarse a los usuarios finales en el corto plazo.

Por otro lado, desde hace varias semanas la gasolina Premium permanece prácticamente sin el apoyo fiscal, lo que puede catalogarse también como una especie de “gasolinazo”.

Y si bien en el discurso gubernamental se protege a los pobres y se hacen malabares para asegurar sus apoyos, todo esto también contribuye al efecto inflacionario. Las mediciones de la canasta básica han tenido incrementos de 30% durante los últimos tres años, lo que en los hechos estaría borrando cualquier beneficio generado por el aumento al salario mínimo, el mayor ingreso por las remesas y los programas sociales.

Posdata 1

Se publicó el decreto mediante el cual el gobierno del presidente López Obrador busca ‘revivir’ los trenes de pasajeros. Son siete las rutas consideradas en la primera fase: el Tren México-Veracruz-Coatzacoalcos; el Interurbano AIFA-Pachuca; el México-Querétaro-León-Aguascalientes; el Manzanillo-Colima; el de Guadalajara a Irapuato; el México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo; el México-Querétaro-Guadalajara-Tepic-Mazatlán-Nogales; y el Aguascalientes-Chihuahua-Ciudad Juárez.

En la 4T revisaron a detalle las concesiones que tienen Grupo México –con Ferromex y Ferrosur– y Canadian Pacific Kansas City (KCS), pues la mayoría de las rutas ya son utilizadas para el traslado de carga.

El decreto establece que las empresas de transporte ferroviario de carga serán las primeras invitadas para presentar los proyectos para implementar el sistema de transporte de pasajeros en la vías que les fueron concesionadas, pero tendrán como fecha límite el 15 de enero de 2024.

Grupo México dijo en octubre que está abierto a colaborar con el gobierno federal en el plan para reactivar los trenes de pasajeros, aunque señalaron que se encontraban en etapas muy iniciales y evaluarían si debían realizarse estudios respecto a la demanda o la necesidad de infraestructura.

De esta forma, el gobierno del presidente López Obrador no será el encargado de echar a andar este proyecto, sea de la mano con la iniciativa privada o mediante un plan gubernamental. Ya se verá si en los planes del próximo gobierno está contemplado.

Posdata 2

En las postrimerías del sexenio, el presidente López Obrador por fin se sacudió la fobia a los viajes y las reuniones internacionales, a las que solía enviar al excanciller Marcelo Ebrard.

Este jueves, AMLO arribó a San Francisco para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Su primera reunión fue con el presidente de China, Xi Jinping, el país al que le ha guiñado el ojo con algunos de sus proyectos, como el Corredor Interoceánico, pero con el que se ha enfrentado también por el tema del fentanilo y la procedencia de los precursores químicos para su fabricación.

Tras la reunión, López Obrador reiteró su compromiso de mantener buenas relaciones

bilaterales con China. “Reiteramos el compromiso de continuar manteniendo buenas relaciones en beneficio de nuestros pueblos y de nuestras naciones”, dijo López Obrador, quien fue acompañado por las secretarias de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, y de Economía, Raquel Buenrostro. Asimismo, participaron el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y el titular de la Secretaría de Marina, José Rafael Ojeda.

Esta es la primera reunión que mantienen personalmente Xi Jinping y AMLO. Hoy, el presidente mexicano se reunirá con Joe Biden, con quien todo indica tendrá una plática más bien amable, pues ambos mandatarios están en el ocaso de su gobierno, aunque el segundo va a buscar la reelección.

@MarioMal

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