En el último cuarto de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador está tomando muy en serio su sucesión. Este domingo se definirán las reglas para que sus aspirantes a la candidatura de Morena compitan entre sí y luego se unan en torno al ganador o ganadora. Lo mismo está haciendo con los principales empresarios del país: los está alineando en torno a su proyecto. El mensaje para quienes no quieran hacerlo lo envió hace unas semanas, cuando expropió al segundo hombre más rico de México, Germán Larrea, una de sus múltiples concesiones públicas de su negocio ferroviario.

Ayer el Presidente fue a una comida del Consejo Mexicano de Negocios –el club de los ultrarricos del país donde figuran los Slim, los Larrea, los Baillères y otras familias del top 50 de multimillonarios. AMLO llevó a su secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para que les hiciera una presentación sobre lo que considera han sido los logros de su administración. Uno por uno, el encargado de las finanzas públicas del país los fue enumerando: crecimiento del PIB para 2023 cercano al 3%, recuperación del empleo a niveles mayores que antes de la pandemia, crecimiento de la inversión extranjera, tipo de cambio histórico, remesas récord y un enorme potencial por el nearshoring.

No es la primera vez que López Obrador ocupa más de la mitad de la comida con los empresarios para presumir los datos maquillados para decir que el país va bien. Cualquiera de los magnates que asisten a estas reuniones sabe que todo lo expuesto en las presentaciones es manipulable, es decir que se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío dependiendo con qué se compare. La economía mexicana puede crecer 2.5% o 3% este año, pero trae un promedio cercano a 0% en los primeros cuatro de gobierno; el empleo se recuperó a niveles prepandemia pero se dejaron de crear el medio millón de plazas que requiere México cada año; la inversión privada está en uno de sus niveles más bajos, aunque la reinversión de utilidades y las fusiones de empresas extranjeras han impulsado la IED; el peso fuerte se debe a que el país tiene su tasa de interés en un nivel récord, lo cual atrae momentáneamente a los capitales golondrinos; las remesas son alimentadas por el lavado de dinero y del potencial que tiene México para atraer inversiones por el nearshoring solo ha aprovechado el 17%, según el Consejo Coordinador Empresarial.

La mayoría de los empresarios más ricos del país no pueden resistirse a reunirse con uno de los presidentes más poderosos de la historia. Sobre todos los que tienen concesiones. Así que este jueves en el Museo Kaluz de la Ciudad de México se dieron cita unos 40 multimillonarios de los 59 que integran el Consejo Mexicano de Negocios. No fue Carlos Slim Helú, el favorito del Presidente, pero envió a su hijo Carlos Slim Domit. Tampoco llegó Germán Larrea, el nuevo “villano favorito”, y pese a ello el Presidente aprovechó para decir que ayer mismo firmaron el acuerdo con su empresa Grupo México para compensar la expropiación. Y de igual forma no asistió la mujer más rica del país, María Asunción Aramburuzabala, quien se fue a vivir al extranjero prácticamente al inicio del gobierno.

Sí fueron algunos de los empresarios a los que AMLO alucina, como Claudio X. González Laporte, de Kimberly Clark, decano del Consejo Mexicano de Negocios y padre del fundador de la organización Mexicanos Contra la Corrupción. También estuvo el director de Cinépolis, Alejandro Ramírez, de quien AMLO ha dicho que le fabricó campañas negras junto a otros empresarios como Eduardo Tricio, de Grupo Lala, quien también asistió. La empresa de Ramírez está siendo investigada por concentrar el negocio de los cines.

Tres horas de comida con el Presidente donde se habló de todo y nada: anuncios de inversiones que no se cumplen, promesas de que ya va a haber certidumbre y respeto a las instituciones y que México va a ganar las consultas del TMEC con EU y Canadá.

Otra reunión para endulzarles los oídos y alinearlos a la 4T, porque al final de cuentas, como dijo hace unas semanas el ingeniero Slim: a los empresarios les ha ido bien con la izquierda.

Posdata

Hoy habrá reunión del Consejo Nacional del CCE a la cual fueron invitados los gobernadores de estados del norte como Marina del Pilar Ávila, de Baja California; Maru Campos, de Chihuahua; Samuel García, de Nuevo León; Alfonso Durazo, de Sonora, y Américo Villarreal, de Tamaulipas.

La reunión se llevará a cabo en el Club de Industriales y la idea es salir de esta con un plan integral para aprovechar el nearshoring y coordinar una agenda estatal y federal que permita atraer las inversiones que no han llegado al país. Se calcula que sólo 17% de las inversiones potenciales han llegado a México. Los empresarios quieren que el gobierno federal se involucre en la promoción y dé certidumbre, pero mientras eso sucede –si es que sucede– van a empezar con los estados que hacen frontera con Estados Unidos.

@MarioMal

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