El presidente Andrés Manuel López Obrador cumplió su promesa: inaugurar un aeropuerto en la base militar de Santa Lucía al costo que sea. Con una amplia sonrisa de satisfacción le dio el banderazo de salida a la primera obra insignia de su gobierno, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ( ).

Sin embargo, ni el discurso de austeridad, expuesto hasta en la venta espontánea de tlayudas en los pasillos de su terminal aérea, alcanzan a tapar la realidad de que las operaciones del AIFA se coloquen actualmente entre las más caras de la aviación mundial, simple y sencillamente por su baja frecuencia.

El AIFA inició operaciones con apenas 12 vuelos diarios, es decir, 10% de las operaciones necesarias para que la terminal aérea sea rentable, según las estimaciones del general Isidoro Pastor , director del proyecto. Son apenas cuatro vuelos sencillos a Monterrey y Guadalajara de VivaAerobus; cuatro más a Villahermosa y Mérida de Aeroméxico, y cuatro viajes a Cancún y Tijuana de Volaris.

Según las estimaciones oficiales, en su primer año de vida el AIFA transportará a 2.4 millones de pasajeros. Las operaciones se irán incrementando hasta llegar a 120 diarias y 5 millones de personas hacia 2026. En teoría, la terminal se planteó para mover como máxima capacidad a 20 millones de viajeros, aunque también se ha mencionado que puede llegar a 80 millones.

Con una inversión de 285 mil millones de pesos, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) estaba proyectado para inaugurarse también en 2022, pero con una capacidad de 70 millones de personas en su primera etapa y hasta 120 millones en el largo plazo. Los números exponen que la inversión por cada pasajero en el primer año de servicio del hubiera sido de 4 mil pesos, mientras que en el Felipe Ángeles este costo por viajero se eleva a casi 33 mil pesos, tomando en cuenta una inversión total en el nuevo aeropuerto de 79 mil millones de pesos.

Cuando el AIFA llegue a su máxima capacidad de operación, a los 20 millones esperados, la relación de inversión por pasajero movilizado será aún más alta en este aeropuerto que lo que prometía Texcoco; el primero con un costo por persona de casi 4 mil pesos y el segundo con un promedio por pasajero de 2 mil 400 pesos, lo que echa por tierra el supuesto ahorro con el que se tomó la decisión de cancelar el NAIM.

En el Felipe Ángeles la relación de inversión total por pasajero es la más alta también si se compara con nuevos aeropuertos alrededor del mundo que destacan por su modernidad y capacidad. Por ejemplo, en el recién inaugurado aeropuerto de Estambul, Turquía, la relación en pesos mexicanos es de 3 mil 600; en el de Varsovia, Polonia, es de mil 900; en la novedosa terminal aérea de Islamabad, Pakistán, es de mil 300 pesos, mientras que en el aeropuerto indio de Navi Mumbai la relación se reduce hasta los 500 pesos.

A todas estas razones económicas, que confirman el error que fue sustituir el NAIM por el AIFA, hay que sumar que la inversión en la terminal aérea que impulsó el gobierno de Enrique Peña Nieto estaba muy avanzada, por lo que los cálculos del capital que se tiró a la basura van desde 113 mil millones de pesos hasta 500 mil millones.

Este es el alto costo de una decisión puramente política, con la que el Presidente quiso demostrar que ningún poder u objetivo económico estarían por encima de su voluntad.

mario.maldonado.padilla@gmail.com
Twitter: @MarioMal

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