Dos de los temas más sensibles de un pueblo frente a su autoridad son la economía y la seguridad. En esos dos temas el nuestro no puede más con la ineptitud e ineficacia del gobierno de Morena. Esos dos temas llenan las conversaciones en redes de las y los mexicanos.

Desde principios de año, varios analistas habían ya señalado el alto nivel en el alza de precios en nuestro país y, por lo tanto, el incremento del costo de la vida para las familias mexicanas que, además, salían de una pandemia en que el Estado mexicano brilló internacionalmente por el nulo apoyo que brindó a las empresas y a las familias.

Como suele suceder en esos casos, en abril ya se anunciaba el aumento del costo de la vida por la inflación que crecía, pero son estos últimos meses en los que hemos caído en la cuenta de que, en efecto, en México sale carísimo vivir. El aumento acumulado de precios desde 2019 rebasa en alimentos sensibles al 20%, en algunos casos más. “México caro” es el título que da la revista Expansión a su número de agosto. Llevamos veinte meses de aumento en la inflación y nada se ha hecho ni dicho al respecto que no sea culpar a los otros.

A manera de ejemplo les presento los cambios de precios desde que inició el sexenio en alimentos de la vida diaria: la cebolla que costaba 24.09 pesos en 2018 hoy cuesta 39.64 pesos; el chile serrano que en 2018 costaba 25.37 hoy cuesta 35.58 pesos, el jitomate que costaba 17.21 al inicio de sexenio hoy cuesta 24 pesos y la papa que costaba 33.20 ahora cuesta 43.69 pesos. De ese tamaño es el aumento del costo de la vida en nuestro México.

La inflación, que es el alza de los precios, ha presentado niveles sin precedentes. Tengo alumnos de preparatoria y universidad que nunca habían vivido el alza de precios a los niveles que vivimos hoy. Algo podrán decir los millones de personas que son beneficiarios de los programas de entrega de dinero asistencial porque los tres mil pesos que hoy les dan alcanza para casi la mitad de lo que antes podían comprar. Por eso se dice que la inflación es el impuesto de los pobres.

Hace unos días visité los mercados de Reforma Social y Escandón, los locatarios platican claramente de cómo la subida de precios no les ha permitido obtener mayores ingresos, explicaban que los alimentos han subido más del 15% y, en algunos casos, hasta el 70% y cómo no les es posible bajar los precios. Además, como lo señala Expansión, la mayor inflación se vive precisamente en los estados con mayor pobreza, quizás los más afectados sean Oaxaca y Chiapas.  

La economía está frenada, la vida de las familias mexicanas se ha complicado todavía más porque, además de haberles reducidos servicios públicos como el de la salud y la educación, ahora tienen que enfrentar el alza de precios generalizada que golpea la vida de todos. Por eso la preocupación en los rostros y las caras de quienes llegan a las cajas de los supermercados y la angustia a la hora de pagar al marchante o al locatario del mercado.

De ahí la importancia de regresar al seguro popular, a las medidas contracíclicas, a las estancias infantiles, a la inversión pública y a las políticas que faciliten la inversión privada.

Esta alza de los precios llega en momentos críticos de ingobernabilidad y de inseguridad, de las que hablaremos la próxima semana.

Diputada federal

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