Según el Foro Económico Mundial, una era de gran progreso tecnológico nos espera, pero está en riesgo por cibercrimen y falta de confianza
Cancelada en 2021 debido a la pandemia de covid-19, la tradicional reunión del Foro Económico Mundial (17- al 21 de enero), se vio esta vez orillada a utilizar lo mejor de la tecnología disponible para compartir y debatir virtualmente el análisis anual sobre los desafíos que afronta el mundo.
En pleno arranque de 2022, el listado grande incluye un amplio capítulo sobre la Dependencia Digital y las Ciber Vulnerabilidades, en el que los expertos advierten sobre una creciente interdependencia de gobiernos, sociedades y empresas para gestionar prácticamente todo, desde servicios públicos, negocios hasta compras de comestibles rutinarias para una familia.
Como consecuencia, se genera una versión más descentralizada de la internet denominada 3.0, en la que plataformas tecnológicas convergentes, herramientas e interfaces se encuentran conectadas, lo que genera cambios rápidamente, aumento de puntos críticos de falla y un complejo paisaje de ciber amenazas.
No es un secreto que la sociedad migra cada vez más al mundo digital, y a medida que lo hace, la amenaza del delito cibernético ocupa un lugar preponderante y rutinariamente cuesta a las organizaciones decenas, incluso cientos, de millones de dólares. Los costos no son únicamente financieros: infraestructura crítica, la cohesión social y el bienestar mental también se encuentran en peligro.
Durante los últimos 20 años la dependencia hacia sistemas digitales cambió el funcionamiento de las sociedades, y últimamente, el covid-19 presionó por el trabajo remoto acelerando la adopción de plataformas y dispositivos que permiten el compartir datos confidenciales con terceros: proveedores de servicios en la nube, agregadores de datos, interfaces de programación de aplicaciones (API) y otros. Ello definitivamente acompañado de menor protección contra la intrusión cibernética.
Pero también crece el apetito por una mayor capacidad de trabajo con base en el uso de múltiples tecnologías al mismo tiempo, como la Inteligencia Artificial (AI), el Internet de las Cosas (IoT), blockchain , 5G y otros.
En el futuro, la interconexión y la convergencia de estas herramientas digitales continuará en aumento, a medida que la sociedad adopte la próxima versión de Internet basada en tecnología de cadena de bloques (blockchain). Una manifestación de esta migración será el metaverso: una red de espacios virtuales 3D, habilitados por criptomonedas y tokens no fungibles (NFT), entre otros avances.
Los usuarios estarán obligados a navegar por las vulnerabilidades de seguridad inherentes, tanto al aumento de la dependencia digital como a la creciente fragmentación en estos tipos de tecnologías complejas, a menudo caracterizadas por la descentralización y la falta de protecciones estructuradas.
Un ejemplo a la mano se encuentra en la digitalización de las cadenas de suministro físicas, lo cual crea nuevas vulnerabilidades porque esas cadenas de suministro dependen de la tecnología, proveedores y otros, que también están expuestos a riesgos similares potencialmente contagiosos.
La actividad maliciosa está proliferando, en parte debido a las crecientes vulnerabilidades, pero también porque hay pocas barreras de entrada para los participantes en la industria del ransomware y bajo riesgo de extradición, enjuiciamiento o siquiera sanciones.
El malware aumentó en un 358% en 2020, mientras que el ransomware aumentó en 435%, con un incremento de cuatro veces en el valor total de las ganancias recibidas por los líderes de las bandas criminales.
El “ransomware como servicio” permite incluso a criminales sin conocimiento técnico ejecutar ataques, una tendencia que podría intensificarse con la llegada de malware impulsado por inteligencia artificial. De hecho, los grupos de ciberdelincuentes con ánimo de lucro mercenarios están listos para proporcionar acceso a sofisticadas herramientas de ciberintrusión para facilitar tales ataques.
Además, las criptomonedas también permiten a los ciberdelincuentes recopilar pagos con un riesgo modesto de detección o recuperación monetaria. Actores de amenazas cibernéticas que usan ransomware están aprovechando tácticas de presión más duras, así como perseguir a las víctimas aparentemente más vulnerables, que impactan los servicios públicos, los sistemas de cuidado de la salud y también a empresas “ricas” en datos.
La Encuesta de Percepción de Riesgos Globales (GRPS) del WEF refleja estas tendencias, clasificando el “fallo de ciberseguridad” entre los 10 principales peligros que más se agravaron desde el inicio de la crisis del covid-19.
Además, 85% de la Comunidad de Liderazgo en Ciberseguridad del Foro Económico Mundial subraya que el ransomware se está convirtiendo en una peligrosa amenaza y presenta una importante preocupación por la seguridad pública.
Si las ciber amenazas continúan sin mitigación, los gobiernos tendrán que tomar represalias contra los perpetradores, lo que llevará a una guerra cibernética abierta, mayor perturbación para las sociedades y la pérdida de confianza en la capacidad de los gobiernos para actuar como administradores digitales.
Entre los más vulnerables se encuentran aquellos que recién ahora se están conectando o lo harán pronto. Alrededor del 40% de la población mundial aún no está conectada a la internet. Estas personas ya están frente a las desigualdades en seguridad digital, que solo se ampliará con la llegada de Internet 3.0 y el metaverso.
Los individuos experimentarán cada vez más ansiedad a medida que el control sobre sus datos se vuelve más precario y están sometidos a ataques personales, fraude, ciberacoso y acecho.
En conclusión, los líderes deben permanecer atentos a la perenne preocupación del cibercrimen y también de los ataques de ransomware. A nivel organización, deberán mejorar las habilidades de quienes encabezan la ciberseguridad, elevando los problemas emergentes a conversaciones a nivel directorio para fortalecer la resiliencia.
El Foro Económico Mundial concluye su análisis con el mensaje de que, en una sociedad conectada la confianza digital es la moneda que facilita la innovación futura y la prosperidad . Las tecnologías confiables, a su vez, representan la base sobre la cual el andamiaje de una sociedad justa y cohesionada se construye.
A menos que se actúe para mejorar la confianza digital con iniciativas persistentes, el mundo continuará a la deriva hacia la fragmentación y la promesa de una de las más dinámicas eras de progreso humano estará en riesgo de perderse.
CEO y Socio fundador de NEKT Group, empresa especializada en servicios de Ciberseguridad. www.nektcyber.com
manuel@nektgroup.com
Twitter: @mriveraraba