Muchas mujeres recurren aún al aborto para interrumpir su embarazo, situación que a veces llega sin esperarla o planearla y que significa para ella, y quizá para él también, un daño moral y familiar porque se trata de un acontecimiento que impacta en su entorno, repercutiendo en aspectos de orden emocional, económico y social.

Con frecuencia, la mujer que tiene un embarazo no deseado esconde su realidad, y si su estado es descubierto, puede ser sometida a cualquier acción cruenta por parte de los padres u otros miembros de la familia que no aceptarán su condición ni la apoyarán. Desafortunadamente, aún hoy, si la mujer tiene una actividad laboral, expone su trabajo al cese, así como también al alejamiento de sus amigos y compañeros.

La edad de la mujer representa un gran reto, principalmente si ella está en la adolescencia, y lo más grave, si ha sido sujeta a una violación, incluso cometida por familiares. Si es mayor, puede que el embarazo se presente, aun ya con una familia establecida, en la que el número de hijos puede ser considerable, y por tanto, le es imposible, debido a razones económicas, la manutención de uno más.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el aborto inseguro es una de las principales causas de mortalidad materna. Los casos son entre el 8 y 13 por ciento a nivel global.

Ser partícipe del proceso para preparar y establecer la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la Ciudad de México en el año de 2007 fue, en mi caso, una lucha entre la creencia religiosa y la salud pública. En mi condición de médico, me decidí por esta última. No pude aceptar que la mujer continuara expuesta a circunstancias de alta gravedad en su vida y optara por interrumpir su embarazo usando métodos arcaicos, insalubres o realizarlo en rinconeras, provocando con ello, las más de las veces, su deceso o una esterilidad de por vida, debido a infecciones causadas por procedimientos inadecuados.

Siendo Secretario de Salud de la Ciudad de México, durante la gestión de Marcelo Ebrard Casaubón, como Jefe de Gobierno, convoqué al personal médico de la institución, mismo que pusimos en contacto con las academias de medicina y cirugía. También nos auxiliamos de médicos especialistas de gran prestigio, para tener su pensamiento y recomendación respecto al tema.

Obtuvimos de ellos las mejores observaciones, y tomamos la decisión de concretar y proponer la legislación correspondiente: la Interrupción Legal del Embarazo, antes de las doce semanas. Ese lapso fue decidido así, por el menor riesgo de hacerlo procedente durante ese periodo. Decidimos, además, bajo estrictos criterios médicos, el uso de los medicamentos idóneos que ofrecieron muy buenos resultados, entre estos el misoprostol y la mifepristona, usados en el 80 por ciento de los procedimientos realizados en el sector salud.

Nos dimos a la tarea de encontrar en todas las instituciones, tanto públicas como privadas, al personal no objetor para llevar al cabo los procesos, equipo que, a partir de la fecha de aprobación, en abril de 2007, inició las acciones correspondientes en el servicio público de la Ciudad de México; los médicos de la iniciativa privada se incorporaron también. Hay que recordar que varios de ellos ya realizaban el procedimiento de manera particular.

Esta política pública comenzó a permear a varios de los estados de nuestro país. Hoy, a 18 años de su establecimiento, son ya 25 las entidades que han legalizado la medida, la más reciente, el Estado de Tlaxcala.

Sin duda, la mortalidad y morbilidad de mujeres disminuyeron notablemente, así como también la realización de procesos inadmisibles por la falta de higiene y escaso conocimiento con los que se efectuaban.

Desde su instauración en abril de 2007 hasta la fecha, la Secretaría de Salud de esta urbe reporta cero muertes maternas derivado de los procedimientos de interrupción legal realizados en sus unidades médicas. La dependencia detalla que del 2007 al 2024 se practicaron 277 mil 268 procedimientos.

Quiero reconocer a las agrupaciones de mujeres que impulsaron la ILE, y muy en especial al médico que dio la pauta para delimitar la forma de acción en este programa, el doctor médico cirujano ginecobstetra Patricio Sanhueza Smith.

Aun cuando hay entidades que no han aprobado la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas, en la salvaguarda de la salud de las mujeres, debemos impulsar que ellas cuenten también con este recurso.

Exsecretario de Salud de la Ciudad de México y excomisionado nacional contra las Adicciones

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