Me remonto a la década de los años setenta cuando, siendo presidente de la Federación Mexicana de Karate Do y Artes Marciales Afines, fui convocado por el Maestro José García Cervantes, entonces presidente de la Confederación Deportiva Mexicana (CODEME) para participar como vocal en la Mesa Directiva del organismo. Acepté por supuesto y, en esa misma etapa, el Lic. Mario Vázquez Raña fungió como tesorero.

Sin tender al detalle, señalo aquí en primer término, que desde aquel tiempo comprendí la enorme importancia de la CODEME a favor del desarrollo deportivo, como ente integrador de todas las estructuras oficiales del Deporte Mexicano. En ese contexto, las federaciones nacionales eran responsables, tal como tendrían que serlo hoy, de incorporar a la totalidad de los participantes según su disciplina, por medio de organizaciones como: ligas, clubes, asociaciones estatales y las respectivas agrupaciones federativas de alcance nacional.

En todo momento, antes y ahora, las federaciones debieran ser el ejemplo más claro de marcha óptima al permitir la afiliación de quienes son afectos a las disciplinas deportivas. Con ello, además, promoverían el conocimiento y observancia de reglamentos, estatutos y la conexión con su referente a nivel mundial y con eventos para su mejor evolución, amén de la obligada representación en justas locales, nacionales, regionales e internacionales.

En segundo lugar y también en forma tenue, comento la existencia de nuestra representación olímpica, vigente hasta la fecha: el Comité Olímpico Mexicano (COM). Surgido en 1923, a instancia del Comité Olímpico Internacional (COI), construyó eventualmente las acciones y medios para que hacia los años sesenta, personalidades distinguidas y notables por sus méritos como el Gral. José de Jesús Clark Flores, presidente de CODEME en aquellos días, y el Arq. Pedro Ramírez Vázquez, quien después fuera presidente del COM (1972-1974), dieran impulso irrefutable a nuestro deporte; toda vez que organizaron con gran éxito los XIX Juegos Olímpicos en México de 1968, bajo el esquema de una cultura de orientación reglamentaria cuyos resultados están a la vista y son ampliamente conocidos.

Poco tiempo después y en sucesión del Arq. Pedro Ramírez Vázquez, el Lic. Mario Vázquez Raña accede a la presidencia del COM, permaneciendo en dicha función de 1974 a 2001. A su vez, el Presidente Luis Echeverría Álvarez da pie al establecimiento del Instituto Nacional del Deporte (INDE) en 1976. Así se fortalece el triángulo nacional para sus prácticas inherentes.

Hacia la siguiente administración, con el Presidente José López Portillo (1976-1982), la mencionada dependencia toma algo más de fuerza y responsabilidad, cuyos objetivos e intenciones quedan sujetos a cargo del Lic. Guillermo López Portillo, quien por razones de preparación y carácter, a todas luces, fracasa. Dos años antes de concluir el periodo presidencial referido, quien esto escribe es designado titular del organismo. La misión consistió en alcanzar los mejores resultados en torno a obligaciones tan relevantes y trascendentes. Para lograrlo, propuse el Plan Nacional del Deporte que sistematiza al deporte popular, de alto rendimiento y la enseñanza de la actividad física, en ese tiempo bajo una nueva figura: la Subsecretaría del Deporte, adscrita a la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Tras concluir el sexenio, durante el gobierno del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado, el Lic. Fernando Alanís Camino logra la titularidad de tal dependencia. Tristemente, la devaluación del peso, en poco más del 20 por ciento, redujo drásticamente el presupuesto federal, desapareciendo 15 subsecretarías de estado, entre ellas, la Subsecretaría del Deporte; a la que sobrevive únicamente el Consejo Nacional en la materia.

En este campo de la oficialidad, el Estado pretende retornar el orden deportivo en 1988 con la conformación, una vez más, de un órgano al que se denomina Comisión Nacional del Deporte y que en 2003 muda a Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), siendo encabezada esta última etapa por Raúl González, Ivar Sisniega, Nelson Vargas, Carlos Hermosillo, Bernardo de la Garza, Jesús Mena, Alfredo Castillo y Ana Gabriela Guevara.

¿Qué ha ocurrido en este tiempo? Ya con la existencia de lo que supondríamos sería un órgano oficial sólido, conocedor y echado hacia adelante, capaz de respetar a la CODEME, al COM y a las federaciones deportivas; advirtamos que tampoco se ha logrado el propósito buscado.

Infortunadamente, hoy estamos ante una crisis del Deporte Mexicano que he ejemplificado en mis dos artículos previos, relativos a la activación física y el deporte. Veamos.

I. ¿Qué responsabilidad tiene la CONADE? Diríase que observar de manera acuciosa que todos los mexicanos, como ya lo aclaré antes, se incorporen a acciones para el desarrollo físico, desde la primera infancia hasta su último aliento; dotando a su cuerpo de vitalidad, movimiento, coordinación, así como el mejor funcionamiento de órganos, aparatos y sistemas.

· ¿Costos? Son muy bajos y no dependen por fuerza del financiamiento institucional. Es más, este asunto habría de vincularse a una óptica de cumplimiento integral de responsabilidades del Estado vía la gestión de la SEP, a lo largo y ancho del territorio nacional, con el apoyo de todas las comunidades y estructuras que se cuentan por centenas, miles o decenas de miles: barrios, colonias, municipalidades y estados; así como escuelas, desde las más retiradas y modestas hasta las universidades más encumbradas.

· ¿Cómo y cuáles serían las acciones permisibles? Son ilimitadas y dependen sólo de la creatividad y los deseos de cumplir con tan sentido compromiso; por ejemplo: poner en juego desde una pelota de trapo hasta competir en la cancha en un gran estadio. O bien, nadar en un río lo mismo que en una alberca olímpica; usar por igual redes y canastas hasta una cuerda que separa el campo de tierra. Reitero que la imaginación aunada al convencimiento representa el único límite. Nos preguntamos, entonces, ¿quién conjuga esta responsabilidad? Sin duda el Estado mexicano. Pero, ¿lo hace efectivamente?

II. Además de la activación física y como consecuencia de ella, en muchos casos se presenta el reto de la práctica deportiva que, propiamente dicha, genera otras exigencias. En ella habremos de considerar a la CODEME.

· Resulta francamente penoso que hoy y desde hace tiempo, casi haya desaparecido del mapa. La organización que debe guiar a cada deporte, olímpico y no olímpico, para consolidar su qué hacer, métodos, procedimientos, estatutos y reglamentación, ni siquiera es considerada por la Ley actual.

· No sólo es motivo de asombro, sino que también produce un malestar inentendible, porque observamos a cientos o miles de deportistas y dirigentes, luchando denodadamente para corregir infortunios y problemas que a veces rozan la ilegalidad y el insulto.

III. Como parte de la estructura deportiva mundial, se encuentra el Comité Olímpico Internacional conformado por sus símiles de todos los países. En México, sólo por mencionar un antecedente de gran peso, el Lic. Mario Vázquez Raña presidió el COM durante los últimos 27 años, hasta poco antes de su fallecimiento.

Este organismo pretende desempeñar las funciones de Cancillería del Deporte Mexicano y cumplir con sus obligaciones, integrándose con la CONADE y la CODEME para la participación del país en el olimpismo mundial; es decir, el alcance de los juegos regionales, continentales, universales y el ciclo olímpico y paraolímpico.

Al respecto, nos preguntamos, ¿se da esta realidad? ¿O sólo somos una nación de tercer nivel que procura obtener aquello que la posibilidad remota ofrece? ¿Hacemos en el COM lo que debemos? ¿Sabemos a dónde vamos? ¿Alguien nos hace caso? He sido miembro permanente del Comité desde 1980 y también fui su vicepresidente; por eso me atrevo a hacer señalamientos tan conspicuos.

El cuestionamiento cae por su propio peso: ¿nos fue bien, por ejemplo, en los Juegos Panamericanos? ¿La respuesta es sí? ¿Los resultados son producto de la estructura deportiva antes mencionada? Considero que no.

A unos cuantos meses de celebrarse los XXXII Juegos Olímpicos en Japón, nuestras organizaciones deportivas, con sus agrupaciones, equipos y deportistas, se baten en una lucha sin cuartel pero sin apoyo. En consecuencia, exigimos saber qué acciones se encuentran

en marcha, cómo se ejecutan, cuáles son las metas y expectativas a alcanzar; quién ha sido seleccionado y a qué satisfactores y estímulos tendrá acceso; cómo entrena y quién le brinda soporte.

Si se han contemplado todas las líneas que corresponden a tan importante quehacer de bajo costo para el Gobierno de México, con toda puntualidad, conmino a que éstos sean debidamente informados a quien ha demostrado interés y ofrecimiento de respaldo: el Señor Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador. Los deportistas de México esperamos respuestas.

Excomisionado nacional de Seguridad
y excomisionado nacional contra las adicciones

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