Conocí a Raúl Padilla López en el fatídico año de 1994, él era rector de la Universidad de Guadalajara (U de G) y ambos éramos miembros del grupo San Ángel.

Ese año había irrumpido en la escena publica el EZLN reclamando justica social para los marginados del desarrollo, y habían asesinado al candidato oficial del PRI-Gobierno, Luis Donaldo Colosio, por lo que existían grandes tensiones en la vida política por estas acciones desestabilizadoras y había temor en la población de que un nuevo fraude electoral como el de 1988 pudiera desatar violencia generalizada en el país.

Eran los candidatos presidenciales, Ernesto Zedillo del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas del PRD y Diego Fernández de Cevallos del PAN. Demetrio Sodi había advertido que existía el riesgo de “un choque de trenes”. Carlos Fuentes propuso imaginación para generar responsabilidad en todas las fuerzas políticas y poder transitar pacíficamente a la democracia. También Fuentes hizo un llamado al presidente Salinas para “actuar como Presidente de todos los mexicanos y no como jefe de partido o de facción”.

Jorge Castañeda, Carlos Fuentes, Demetrio Sodi, y Don Enrique González Pedrero, entre otros, acuerdan la creación del grupo San Ángel y fue el 9 de junio de 1994 que nos reunimos por primera vez en la casa de Jorge Castañeda en San Ángel, de ahí el nombre que se adoptó; estuvimos presentes, entre otros, Amalia García, Federico Reyes Heroles, Adolfo Aguilar Zínser, Javier Livas, Lorenzo Meyer, Ricardo García Sáenz, Elba Esther Gordillo, Raúl Padilla, Alfonso Zárate, Tatiana mi hermana y un servidor, y un total de 70 convocados entre intelectuales, académicos políticos, luchadores sociales, etc.

Al concluir esta primera reunión suscribimos el documento titulado “La hora de la democracia” donde se hacía un llamado al diálogo y la concordia para garantizar la legalidad y limpieza del proceso electoral del 21 de agosto y adoptar una agenda de transición democrática.

Después se realizaron reuniones con los candidatos: la de Zedillo fue en casa de Elba Esther Gordillo, la de Cuauhtémoc en casa de Ricardo García Sáenz, la de Diego en casa de Paco Cano Escalante y la de Salinas en casa de Bernardo Sepúlveda Amor.

La pluralidad del grupo San Ángel era su distintivo y evidencia de su vocación al diálogo. Raúl Padilla era claro representante de ambos conceptos y fue una voz activa que participó de manera destacada en la transición democrática impulsada por el grupo. También en ese año y siendo él rector de la U de G firmó un desplegado de apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas. Sin este antecedente plural del grupo San Ángel, es poco entendible la existencia del IFE independiente en 1997.

Sin embargo, el mayor legado de Raúl Padilla será su papel como promotor cultural con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) que inició en 1987, el Festival Internacional de Cine, y el diseño y creación del Centro Cultural Universitario, que contiene auditorio, biblioteca, el conjunto de artes escénicas, Museo de Ciencias Ambientales, y un distrito urbanístico donde cohabitan servicios, comercios, vivienda y la cultura.

Raúl privilegió lo académico y la descentralización territorial en la vida universitaria. Pero también tuvo su lado oscuro ya que se convirtió en cacique y “dueño” de la U de G por más de 33 años. Y así nos legó a los sinaloenses un heredero de modelo caciquil en la Universidad Autónoma de Sinaloa con Héctor Melesio Cuén, quien tiene ya 18 años como “dueño” de la máxima casa de estudios de Sinaloa.

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