“La patria es la familia que nos hermana, es el apellido tuyo y mío que me hermana contigo, mexicano”, nos dijo Manuel J. Clouthier del Rincón en su campaña política por la Presidencia en 1988.

También señaló Maquío: “Cuando un país se corrompe no solo en lo económico, sino en lo moral; cuando la palabra se prostituye y el gobierno se olvida de que los ciudadanos tenemos todo el derecho de criticar la actuación de nuestros servidores públicos, en tanto que el gobierno no tiene derecho alguno de criticar al ciudadano, es que ese país sufre la peor de las descomposiciones.”

A su vez, el 24 de noviembre de 1983 dirigió una carta al entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado, donde le dice que “la verdadera crisis del país ha sido política” y señala que “empezaron a aflorar esos anhelos de destrucción del oponente” como “respuesta de la mediocridad de algunos que llegan al poder.”

Finalmente firma su misiva, “como ciudadano que ama a su patria y desea evitar la violencia, que anhela un México libre y responsable… ciudadano Ing. Manuel J. Clouthier del Rincón”.

También en un artículo publicado en EL UNIVERSAL el 3 de noviembre de 1982, nos dice que “el buen político es aquel que sabe proporcionar la paz y la tranquilidad en el orden armonizando a todos los sectores o grupos para que estos puedan desarrollarse integralmente”. A su vez cita a López portillo en su toma de posesión cuando nos dice: “Comprender que toda realidad está hecha de contradicciones; entenderlas como problemas y optar por resolverlas por la destrucción y el aniquilamiento de los opuestos o por la integración y el equilibrio dinámico, definiendo si la lealtad a la clase, al gremio o al interés parcial, son compatibles con la lealtad a México”.

El 14 de septiembre de 1987 Maquío publicó otro artículo titulado “Mi precandidatura y los gatilleros” donde señala que la más absurda de las acusaciones es señalar que su “ingreso a la política es para proteger mis intereses económicos”.

Este artículo también nos dice que “menos por menos da más, es que cuando personas desprestigiadas, tratan de difamar a los que por amor a la patria nos jugamos nuestro patrimonio y buen nombre, lo único que logran es enaltecernos”.

Hago todas estas remembranzas porque recientemente se ha pretendido denostar a Gustavo de Hoyos Walther, abogado y empresario, expresidente nacional de Coparmex (2016-2020) por su reciente autodestape en su genuina aspiración por ser precandidato a la Presidencia de la República para el proceso electoral 2024. Lo acusan sus detractores de ser una “precandidatura patronal” y de “no ser una persona que se pueda presentar como ciudadano”, “un empleado de los grandes capitales.”

Todo lo anterior ya lo viví con mi padre en su paso por la política cuando lo atacaban desde el poder y por instrucciones del poder de un sistema político autoritario y promotor de la lucha de clases que creían poseer el monopolio de la verdad, igual que ahora.

Olvidan los detractores de Gustavo de Hoyos que la actividad empresarial es una decisión en el orden del hacer, mientras que la ciudadanía es una decisión en el orden del ser de quienes decidimos no aceptar una vida ignominiosa, si no que creemos en la dignidad.

A Gustavo lo podrán criticar por muchas cosas menos por ser empresario, por esto hay que aplaudirle porque necesitamos más empresarios que participen en política.

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