Lic. López Obrador: compartimos su interés por la historia de México. Nos hemos enterado de la iniciativa que presentará para que los días de descanso obligatorio establecidos, por ser conmemoración de hechos relevantes de nuestro pasado, ocurran en la fecha exacta. Que el 5 de febrero, cualquier día de la semana en que suceda, sea de asueto para que hagamos memoria de la importancia de la Constitución que compartimos, o el 21 de marzo, cuando caiga, sea libre de trabajo para traer a nuestra memoria la relevancia de la acción del presidente Juárez, su dignidad defendiendo a la República y las Leyes de Reforma. Y hacer lo mismo todos los días señalados en el calendario cívico que merecen un recuerdo especial.

En consonancia con su idea, nos permitimos sugerir una modalidad que contribuye a lo que estima conveniente y, con todo respeto, pero con confianza en ser escuchados, quizá sea más oportuna que la que usted ha pensado. No es una idea individual, sino resultado del diálogo de un grupo de maestras y maestros en estos días.

Un puente es un artefacto, una obra que permite unir dos tramos de un camino o sendero que enfrenta un desnivel pronunciado o, digamos, un río. Como metáfora, en el país llamamos “puente” al día intermedio hábil, y previo, a una fecha en que suspende el trabajo por razones de fiesta cívica: al no asistir, se extiende el asueto. Si el 5 de febrero cae en martes, supongamos, se hace un gran “puente” cuando se descansa desde el sábado hasta el miércoles, siendo el lunes el “obstáculo” para agrandar los días sin labores. En este caso, como en otros, un día hábil se torna inhábil por la vía de los hechos, faltando a clases o al trabajo. Por otro lado, el día de la Constitución resulta feriado, cuestión que impide que en las escuelas se reflexione en torno a la importancia de contar con un documento común que ampara derechos, establece normas y regula nuestra convivencia.

Nuestra propuesta es que el día en que se ha establecido rememorar un hecho relevante, no se cierren las escuelas –no sea día de asueto– sino que, en la jornada escolar, de manera creativa y no superficial, se destine una parte a la reflexión sobre lo que se conmemora: la Independencia, por ejemplo. En vez de ser día de descanso, las actividades normales abrirían el espacio para que millones de alumnos profundizaran en el conocimiento del pasado que compartimos como país.

Entonces, tendría sentido colocar el asueto anexo al fin de semana, de tal forma que en lugar de “puentes” tengamos un día adicional para otra actividad educativa relevante: convivir más tiempo con la familia, los amigos o vecinos. Eso también nos forma, y conforma un espacio más amplio –un lapso de 3 días– propicio para visitar a los abuelos, leer novelas, jugar una cascarita en la calle, o un rato de beis con los amigos; escuchar música, bailar o jugar, en la mesa de la casa, un rato a la lotería.

El tiempo libre libera, contribuye a fortalecer los lazos sociales, da oportunidad de ir, juntos, a los parques, a esos espacios públicos que debemos recuperar. El asueto programado de esta manera impide la mala costumbre de los “puentes”, otorga tiempo adicional para la familia y los amigos, y la fecha a celebrar mantiene abiertas las escuelas para que comprendamos la importancia de los eventos pasados que marcan hitos en la historia del país. Si se preparan bien, y no se agotan en actividades insulsas, sino generan la oportunidad de comprendernos como comunidad, el respeto por la historia, que a usted le preocupa con razón, se cumple –creemos– de mejor manera. ¿Qué le parece? ¿No está interesante esta opción? Confiamos que lo considerará y aguardamos su respuesta. Saludos.



Profesor del CES de El Colegio de México.
mgil@ colmex.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS